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Analisis Smite ,PC,XONE

El MOBA más divino.
Jueves 06 de Agosto de 2015 por Kysucuac

Lo cierto es que ha pasado ya un año desde que Smite está en el mercado y en el cada vez más extenso catálogo de MOBAs. Para mí, hasta hace poco, Smite no era más que un hechizo de invocador de League of Legends. Ahora, en cambio, me doy cuenta de que me he perdido uno de los mejores multijugadores de los últimos años. Con razón Microsoft lo ha llevado a Xbox One. Y con razón cada vez son más las marcas de deportes electrónicos que organizan competiciones de Smite.

 

Entré en Smite hace apenas dos meses. Y entré para quedarme. Quizás no juego con la misma asiduidad que a League of Legends, ni le dedico el mismo tiempo que al Heroes of the Storm, pero está claro que se trata de un título diferente, un juego que merece muchísimo la pena. Desde el minuto uno, este MOBA engancha. De hecho, podemos quitarle hasta la etiqueta de MOBA y dejarlo en un “No sé muy bien qué es este juego, pero es genial”. Pero vayamos paso a paso, desmembremos este mitológico juego para descubrir qué lo hace tan especial.

 

Los controles

Si estás, como yo, acostumbrado a los MOBAs tradicionales, probablemente te darás de bruces con un control que, al principio, no serás capaz de dominar. Tu nivel de manquez aumenta si también eres una persona que juega bastante a MMOs del tipo World of Warcraft. Y es que en Smite los controles no son Ratón+QWER. Aquí te mueves con WASD, giras al personaje con el ratón y usas tus habilidades con 1234. La mezcolanza de controles hará que te pierdas al principio, pero en cuanto lo consigues memorizas todo va como la seda.

 

No obstante, es lógico y normal que este juego llegue a Xbox One. Con esa cámara en tercera persona y estos controles, Smite está hecho para ser jugado con mando. De eso me he dado cuenta, al principio me costaba la misma vida eso de pulsar 1, 2, 3 o 4 mientras me movía, aunque luego me fui acostumbrando. Pero, sí, en una Xbox One seguro que se juega de forma más cómoda.

 

Adórame o morirás

La gran novedad de Smite con respecto a sus rivales está olímpicamente clara: los héroes que luchan en la arena de Hi-Rez Studios son Dioses. Mitología griega, romana, egipcia, hindú, nórdica, china y maya se unen en este MOBA, dando rienda suelta a los poderes divinos. Personalmente agradezco muchísimo la inclusión de dioses chinos y mayas, quizás algo olvidados o poco conocidos.

 

No obstante, también puede ser una pequeña falta de imaginación. Quiero decir, a nadie se le ocurrió pillar a los dioses (menos a Dota 2, que tienen a Zeus), pero a Smite no se le ocurrió crear un universo propio. Pero una vez ves el diseño de los dioses, cómo se les ha representado a través de las diferentes habilidades y las voces que le han puesto, te olvidas de todo. Y más, si como yo, eres un friki de la mitología.

 

Como todos los juegos de este tipo, hay personajes para novatos y personajes más complicados. También hay dioses con los que se empatiza más, sea porque los conozcas (tipo Thor, Loki o Afrodita), sea porque te mola su estilo, sus habilidades o su historia. En mi caso, aunque mi favorita es la mitología nórdica, tras jugar a Smite me he enamorado perdidamente de Kali, la diosa hindú de la destrucción. Sí, ya la conocía, pero verla rebanando miembros le da más encanto.

 

Así, si

Por lo general, en los MOBA no se le exige demasiado a los gráficos, algo que tenemos muy presente en League of Legends (Ahri sólo es guapa en el Splash Art, creedme). No obstante, Dota 2 y Heroes of the Storm han sabido encontrar el equilibrio perfecto: Gráficos muy buenos, y excelente. En Smite la cosa es igual, pero con un +10. Y es que los dioses, aunque a veces dejan que desear en sus splash arts, están cubiertos de detalles en el 3d. Lo mismo ocurre con las animaciones de sus habilidades y, prácticamente con todo el escenario.

 

Smite es un juego que está cuidado al detalle, al que parece que Hi-Rez le haya dedicado muchísimo tiempo y muchísimos mimos, porque si no, no habría salido también. Es su alta calidad gráfica la que te lleva a olvidarte de que estás en un juego online, la que te da la sensación de que estás jugando a cualquier juego del corte de God of War o The Witcher. Es impresionante el escenario en el que se juega, todo el fondo, los montes, los caminos, el agua... Es toda una obra de arte.

 

Pero si algo marca la diferencia en este F2P con respecto a otros del género, no son los gráficos, sino la cámara. La forma de alejarse de los MOBA clásicos es lo que verdaderamente le ha dado la fama a Smite. Ha roto con las bases de todos los demás, pero ha seguido siendo cercano al usuario, y eso es lo que verdaderamente importa. Sí, te pierdes al principio, pero en cuanto te adaptas te das cuenta de que estás en un juego de la hostia. Y perdón por la expresión, pero es que es cierto. Además, tiene diferentes formas de hacerte disfrutar con sus modos de juego. Vamos, que podrías llevarte toda la tarde jugando y no te darías ni cuenta.

 

Hoy me siento justa

Mis juegos de palabras a un lado, en Smite tenemos varios modos de juego muy interesantes. Cada uno cuenta con un vídeo explicativo y un tutorial, para que vayas cogiendo confianza. Asedio, Arena, Asalto, Justa y Conquista son, además de la zona de Prácticas, los cinco modos de juego que componen Smite. La clave en casi todos ellos es destruir la base enemiga, aquí llamada Titán. El Titán es mucho más llamativo que los núcleos de otros juegos, ya que puede moverse y luchar.

 

En Asedio, dos equipos de cuatro jugadores luchan en dos carriles con una jungla en medio. Aquí el oro y la experiencia que en otros modos puede ser la clave, pasan a un segundo plano. Aquí, como su propio nombre indica, debemos centrarnos en destruir y asediar las torres enemigas y su Titán lo antes posible. Para ello tenemos al Juggernaut, un súbdito especial de este modo, mucho más resistente y mucho más rápido, que, además, causa daño extra a las estructuras. Para invocar al Juggernaut, el equipo debe llenar un contador matando a dioses, súbditos y campamentos de jungla. También hay un Juggernaut Salvaje en el centro del mapa, que, si es derrotado, invocará un Juggernaut instantáneamente.

 

 

La Arena es mi favorito. Los dos equipos, esta vez de cinco jugadores, pelean en un escenario circular (sí, una arena. Bravo) y deben estar atentos a un contador, de 500 puntos a modo de vida. Aquí el objetivo es conseguir que tus esbirros lleguen al portal enemigo. De esta forma, cada esbirro que pase restará 1 punto de vida. Además estarán las Torres de Asedio, que aparecen cada vez que se mata a 10 dioses enemigos. Ahí el objetivo es escoltarlas para que atraviesen el portal y resten 15 puntos de vida.

 

Asalto y Conquista son parecidos también. Conquista es, por llamarlo de alguna forma, el modo “estándar”, el de toda la vida. Dos equipos de 5, con dos bases y tres calles. El objetivo: destruir el centro de la base enemiga. Asalto viene a ser lo mismo, pero con una sola calle. Un modo prácticamente igual al ARAM de League of Legends: Tu dios es elegido al azar, y no puedes comprar ni curarte volviendo a base, has de esperar a morir.

 

Por último, la Justa. Se trata de un tres contra tres con una sola calle y la jungla a los lados. Aquí sólo hay una torre, un fénix y un Titán por cada equipo, y hay que defenderlos como sea.

 

También existe un modo "especial" que cambia cada cierto tiempo mezclando elementos de los otros modos o introduciendo nuevas mecánicas y estrategias. Vamos, que hay modos para llevarte toda la tarde sin tener otra cosa que hacer.

 

Resumiendo

 

Smite es un MOBA para gente “exquisita”, para aquellos que buscan algo más en el género. No tengo muy claro si es más sencillo para los recién llegados o para los más experimentados. Lo que está claro es que gusta, te gusten los MOBA o no. Por mi parte se lleva una nota muy positiva, a la que le sumo más todavía gracias a la cantidad de guías y tutoriales que incluye el juego para facilitarnos aún más la experiencia. El título de Hi-Rez Studios es el híbrido perfecto, y estoy deseando probarlo en una Xbox One. ¿Alguien me la presta para siempre?

9
/ 10

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