Analisis Sleeping Dogs ,PS3
En una generación en la que creemos que ya está todo inventado y en la que cada vez vemos que los videojuegos se acercan más y más al cine, no dejamos de ver juegos híbridos, géneros a los que llamamos “es un X con un poco de Y”, siendo X e Y juegos de diferentes géneros, pero referentes en la actualidad. “Es un Uncharted con un poco de Assassin's Creed”, o “es un GTA de superhéroes,”... Hemos escuchado de todo. ¿Sleeping Dogs se salva de la quema? Para nada, como casi ninguno hoy en día, pero al menos hay que apreciar que las mezclas salgan mejor o peor, sobre todo viendo géneros que están más o menos saturados.
En concreto, los sandbox realistas son algo que hacen mucha falta, más aún teniendo en cuenta el boom que hubo hace media década y lo de lado que se han dejado hoy en día, aunque sigamos viendo juegos en mundos abiertos, siempre son protagonizados por superhéroes o por gente fuera de lo común. Aquí, el protagonista es Wei Shen, que lo único que hace que otros no, es repartir hostias como panes, y lo hace como nunca lo habíamos visto. Con un sistema similar al de los Batman de Rocksteady, pero con el toque de películas de chinos que siempre impresionan, interactuando todo lo posible con decenas de elementos diferentes del escenario, con combos para dar y tomar, contraataques, agarres y espectáculo, mucho espectáculo.
De eso es de lo que va Sleeping Dogs, de ofrecernos todo lo bueno de diferentes géneros cinematográficos, pero no encasillando la experiencia a dirigir un personaje con un joystick y que todo sea automático. Todo tiene un término medio, y con una isla con tantas posibilidades como Hong Kong, reducirlo a un Uncharted sería un desperdicio. Por eso, podríamos hablar de Sleeping Dogs como de un GTA + Uncharted + Arkham City, con una ambientación y trama dignas del mejor cine de mafias, tanto oriental como occidental.
De hecho, Infiltrados (The Departed) es el ejemplo más claro para describir la trama de un agente doble, o incluso yendo más allá y adentrándonos en lo desconocido, debemos mencionar el referente clave que es Infernal Affairs, que sirvió como base para la misma Infiltrados, pero ambientada en la Hong Kong que recorremos en Sleeping Dogs, aunque aquí tenemos que decir que este sucesor de True Crime no tiene ni los personajes ni los diálogos que hacen única a la obra de Scorsese, y ni siquiera se acerca a los juegos de Rockstar con los que se compara siempre, inevitablemente, a todo sandbox. Si que es cierto que este Sleeping Dogs no tiene pelos en la lengua, que no se corta a la hora de mostrarnos la crudeza y la violencia de las relaciones entre las Triadas y quienes no respeten sus normas, pero salvo situaciones concretas, tiene un punto de no-sorpresa, de genérico, que le quita gancho a seguir una historia que ya de por sí es lineal, que no implica al jugador en ninguna decisión y que lo convierte en quien simplemente le lleva del punto A al punto B del mapa.
Pero entre punto y punto, Sleeping Dogs ofrece mucha variedad, y nos ofrece una oportunidad de disfrutar de una ciudad exótica desde todos los puntos de vista, desde los mercadillos llenos de vida y de luces brillantes a los callejones donde cualquier cosa nos puede pasar, que una cualquiera nos engañe con un vestido apretado y que su compinche venga a robarnos la cartera, pasando por largas autovías, zonas portuarias tanto comerciales como de turismo... Una gran ciudad en toda regla, llena de localizaciones icónicas que resulta un gustazo recorrer. Aunque a la mínima oportunidad que tengamos, lo que querremos será pelear.
Porque ésto sí que es algo que tiene Sleeping Dogs que otros no. La satisfacción de combatir como en una buena peli de acción oriental, de esas que sólo se ven por los combates, pero esta vez tenemos la excusa de que la trama también tiene un atractivo. En un momento podemos vernos rodeados de ocho, diez rivales armados con cuchillos o palancas, y podemos llegar a despacharlos de mil formas diferentes, a puñetazos, a patadas, con huesos rotos, con llaves, contra una cabina, contra una pecera, contra un gancho,... Y rara es la vez que cogemos un arma de fuego, aunque en este aspecto, Wei tampoco es manco.
De hecho, por esa escasez de tiroteos, el juego da la impresión de ser mucho más variado de lo que en realidad es. Aunque al final todo acabe resolviéndose tras una persecución (a pie o sobre ruedas) y a palos con las bandas rivales, entre esas persecuciones, que unas veces vamos en moto, que otras nos liamos a tiros, no da esa sensación de que siempre hay que buscar la cobertura para ir cabeza por cabeza, lo que no deja de ser un poco de aire renovado para un género donde no había mucho margen para innovar.
Si disfrutabas con las pelis de Jackie Chan, si tienes muchas ganas de ver Los Mercenarios 2, pero sobre todo, si tienes ganas de un buen sandbox en el que conducir, explorar y avanzar mientras descubres una gran ciudad, Sleeping Dogs es tu juego para el verano.
(Versión analizada: PlayStation 3)
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