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Analisis Silence ,PC,PS4

La aventura sigue viva.
Sábado 19 de Noviembre de 2016 por Diego Emegé

Qué hermosa época nos ha tocado vivir. Cuando cambiamos de siglo, el género de la aventura gráfica y su árbol genealógico estaban casi muertos. Entre las ventas bajas y la moda de los gráficos en tres dimensiones, el género se estampó con fuerza con las últimas secuelas de las sagas que nunca habían fallado: Broken Sword, Monkey Island y The Longest Journey. Pero ahora, en 2016, las cosas han cambiado. Telltale Games ha sido uno de los estudios considerados abanderados de la nueva ola de aventuras gráficas por ayudar a llevar montones de licencias al mundo de la aventura interactiva y revivir otro tanto de marcas.

 

Pero el género no llegó a morir del todo en algunas regiones del planeta. En el continente europeo todavía había un buen número de fanáticos que disfrutaban de esta opción para entretenerse. La mayoría de ellos eran alemanes, y querían sus juegos de aventura. Por eso los mismos fans crearon Broken Sword 2.5 en 2008, el mismo año en que Daedalic Games lanzó su primera obra: Edna & Harvey: The Breakout. El estudio alemán ha seguido explotando el género con buena mano desde entonces, y su última obra, Silence, es su proyecto más ambicioso hasta la fecha.

 

 

Silence es la secuela de The Wispered World, que llegó a nosotros en 2009. En él seguíamos las andanzas de un melancólico bufón llamado Sadwick por el mundo fantástico de Silence. En su tiempo fue un juego muy valorado por su estilo visual artesano, así que esta secuela tenía que seguir siendo igual de impresionante. Daedalic no nos ha decepcionado. El juego se sirve de una mezcla de entornos dibujados a mano y de modelos 3D diseñados con mucha fantasía que podrían pertenecer a una película de animación. Los escenarios, por su parte, resultan tan hermosos a la vista que no les cuesta superar lo que vimos en la primera entrega. Por suerte, está muy bien optimizado, por lo que muchos ordenadores son capaces de moverlo manteniendo la fidelidad visual. La banda sonora, por su parte, no está a la altura de lo visual, aunque no le sienta nada mal. Es agradable, pero en ocasiones no parece ir con la trama e incluso se solapa con la voz. Nada que no se solucione en el menú de opciones de sonido, pero no deja de reflejar una falta de cuidado por parte de Daedalic.

 

En cuestión de sistemas de juego, Silence se acerca mucho a los primeros juegos de aventura gráfica, pero también se anima con unas cuantas propuestas que le permiten desmarcarse del resto. Se trata de cambios menores, pero ayudan a marcar la diferencia: aparte de hacer clic sobre los objetos para interactuar con ellos, el juego nos encarga arrastrar o empujar objetos o mover el cursor para desplazar el personaje según su centro de gravedad. Son cambios pequeños y ya vistos en otros géneros, pero ni siquiera las aventuras modernas como Broken Age optaron por implementarlos.

 

 

En el plano de los rompecabezas Silence sigue los pasos de su antecesor, y acaban dándonos una mezcla de sensaciones. Algunos de ellos no nos dan ninguna pista para saber qué debemos hacer, y otros se desarrollan según la tónica de prueba y error. Parte de la gracia del género siempre ha sido quedarse estancado días enteros por no saber qué hacer, pero mientras que en otros juegos el problema acaba resolviéndose al ver las cosas con perspectiva, en Silence ni siquiera el sistema de ayudas nos sirve para saber cómo llegar a la solución final. No hay nada más frustrante que saber qué tenemos que hacer pero no cómo lograrlo.

 

El doblaje es bueno, y las voces se adaptan muy bien a las características de cada personaje, pero en ocasiones se quedan en lo superficial y acaban resultando apáticas. Es un juego que quiere que nos impliquemos con los personajes, pero con estas voces nos cuesta. Sabemos que hay que tener en cuenta que Daedalic no tiene tantos recursos como otros estudios (no deja de ser un estudio independiente), pero a ratos el doblaje parece realizado por aficionados. Por otra parte, el propio guion se tambalea por culpa de la traducción del alemán. Aunque han realizado un trabajo minucioso, no se han parado tanto en el estilo final, y a veces las frases se nos antojan anómalas o demasiado largas. No estropea el juego, pero nos deja la sensación de estar jugando a algo extraño. Ah, por desgracia no existe doblaje al español.

 

 

Por lo general, Silence tiene un ritmo peculiar. Se puede pensar que la naturaleza onírica de este mundo de fantasía es la responsable de los cambios de tono, localización y trama. Así, hay momentos en los que nuestras expectativas sobre el argumento acaban truncadas y nos quedamos descolocados. No estamos seguros de si se trata de algo intencionado; no existe ese acuerdo tácito entre creador y jugador por el que se asume el planteamiento, y eso es lo que no nos gusta. Hay una serie de acontecimientos y de giros del guion que provoca que lo que vivimos parezca más un conjunto de escenas individuales unidas por el bien de la trama general que un desarrollo fluido de la narrativa.

 

A pesar de los elementos negativos que hemos experimentado, Silence se porta bien con el jugador. Es una obra encantadora, y se nota que el estudio se deja llevar por la pasión que siente hacia el género. Lo visual es lo que hace que nos sintamos atraídos hacia la acción, y aunque algunos elementos de los rompecabezas no acaben de encajar, el sistema de control ajustado de las aventuras gráficas funciona a las mil maravillas. No estamos seguros de que sea la mejor opción para los jugadores no acostumbrados al género, pero si echáis de menos estas aventuras, sea por los títulos de Telltale o por los juegos clásicos, seguro que os encontráis como en casa. Ahora mismo hay pocos mundos de fantasía tan hermosos como Silence.

7
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