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Analisis Shinsekai: Into the Depths ,SWITCH

Rompiendo el hielo
Lunes 06 de Abril de 2020 por Adrián Suárez Mouriño

Shinsekai: Into the Deeps es una dura aventura submarina en la que vestidos con un traje de buzo hemos de escapar de un misterioso hielo que nos persigue, acabar con criaturas oceánicas, encontrar tanques de oxígeno, craftear mejoras para nuestra ocupación, combatir, saltar, propulsarnos, explorar y llegar a su conclusión tras algo menos de ocho horas de juego en Switc o iOS.

 

Tras muchos años, la civilización ha tenido que huir de la superficie y refugiarse en el fondo de los océanos. Nuestro personaje vive solo y tiene que sobrevivir solo. Así empieza este título. Dicho así, podríamos creer que estamos ante un título que nos avatariza de una forma similar al héroe de Inside, de Playdead, pero para nada. Nuestro submarinista es un ingeniero capaz, ducho con las herramientas y que no tiene problemas para escapar de cualquier situación, o casi.

 

En su tono, Shinsekai me ha recordado mucho a otro juego que adoro: The Swapper, solo que uno se desarrolla en el espacio y este bajo el mar. En ambos títulos se usa un traje de cuerpo completo para volver anónimo al protagonista, se recurre a un diseño de escenario que parece un metroidvania pero que nunca llega a tanto para que entendamos que es un laberinto hostil, y se le concede al héroe una alta capacidad de manejo de aparatos técnicos para que se exprese mediante la tecnología.

 

Los diseños de ropa, construcciones y de elementos técnicos de Shinsekai son excelentes

 

En este título de Capcom se logra con esta combinación de elementos que, gracias a nuestro hábil héroe, podamos sentir cierto confort mientras caminamos por unos fondos submarinos agobiantes. Al poder picar en la piedra para conseguir minerales con los que mejorar nuestro traje se nos concede la sensación de que podemos apropiarnos del entorno, que es en parte nuestro y que por ello no es tan hostil. Encontramos tanques de oxígeno con los propulsarnos en medio de un salto y volar, lo que refuerza la creencia de que todo el fondo submarino es nuestro.

 

Pero entonces aparece el matiz que Shinsekai incorpora de survival: si caemos mal nuestro traje puede romperse, hay criaturas maliciosas que exceden nuestra capacidad de combate y no podemos descender en el océano todo lo que quisiéramos, pues nuestro traje puede reventar por la presión.

 

Este contraste entre personaje anónimo y hábil que a veces se apropia del entorno para que luego el escenario lo machaque es una idea que funciona. A ello colabora la comunicación de la narración, una que como en Inside, The Swapper o este, es opaca. Vamos interpretando la historia a medida que jugamos; pero hay una importante diferencia. Shinsekai: Into the Deeps, a diferencia de estos ejemplos, carga mucho la imagen de avisadores, indicadores y señaléctica. Eso hace que el fondo oceánico pierda capacidad comunicadora por sí mismo, que nuestro personaje parezca menos solo, pero también que adquiera más valor como ingeniero, técnico y persona que es consciente de todo lo que le rodea; pero rompe ese equilibrio mágico que el juego a veces consigue lograr entre protagonista anónimo, pero capaz, y oceáno con ganas de hablar.

 

Shinsekai tiene ideas de diseño que se pisan las unas a las otras cuando quieren narrar, pero que acaban funcionando

 

Tampoco ayuda el exceso de combates contra criaturas marinas que se repiten demasiado. Shinsekai se crece cuando nos permite saltar, explorar y se queda calladito, permitiéndonos a nosotros comprender lo que queramos mientras flotamos. Esto es así por las dinámicas del salto son estupendas. Brincamos en el aire y hemos de gastar aire para llegar más alto. Aquí aparecen mecánicas similares a las que empleamos para manejar un jetpack, pero limitadas por nuestras reservas de oxígeno, obstáculos y enemigos. Son muy divertidas y favorecen precisamente ese tenso encuentro entre el avatar técnico que se enfrenta a un mar que lo supera.

 

Es complicado comprender cómo quiere contar su historia Shinsekai, y en esa deriva está su mayor problema y sus cualidades diferenciadoras. A veces quiere ser como esos The Swapper o Inside, pero luego se aburre y prefiere ser más tradicional: un casi-metroidvania en el que encontrar materiales con los que mejorar a nuestro personaje y liarnos a leches con todo el mundo. La verdad es que no hace mal ninguna de estas dos cosas, pero en el encuentro de ambas es cuando el título empacha y choca.

 

Técnicamente, Shinsekai está muy bien rematado. Me alucina el diseño del traje, sus animaciones y el toque tan sugerente del mar y de la tecnología submarina que encontramos. Peor están los bichos y las rocas. En lo sonoro, el título cumple, favoreciendo esa parte del juego (la mejor) en la que tenemos que explorar, contemplar, resolver puzzles y saltar.

 

En Shinsekai hay un poquito de todo. Un mejor orden en su mezcla le habría hecho mucho bien, pero también es cierto que en su caos hay mucha diversión y una confusión desordenada que atrapa. Su mar angustia y divierte, y jugado en Switch con los auriculares puestos se devora con mucho gusto

7

/ 10


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