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Analisis Scott Pilgrim vs. The World: The Game - Complete Edition ,PS4

¡La policia vegana!
Lunes 18 de Enero de 2021 por Adrián Suárez Mouriño

Scott Pilgrim vs. the World sigue siendo un juego muy divertido, precioso de ver, absolutamente disfrutable, perfecto para jugar entre colegas, bonito como el solo y variadísimo. Adapta con muchísimo gusto el cómic de Bryan Lee O'Malley, sus píxeles y su música son soberbias; y podría entrar, sin problemas, en un top 10 de mejores juegos que disfrutar con amigos y cerveza.

 

Por fortuna, y como lo de invitar a  a casa está complicado, esta reedición de Scott Pilgrim vs. the World viene con online y con algunos modos de juego extra con respecto al original. No son nada especiales, la verdad. Lo interesante del juego sigue siendo su modo campaña, jugar en cooperativo y disfrutar de sus cuatro o cinco horitas tan tranquilamente.

 

El juego original salió hace ya 10 años; que se dice pronto, y el videojuego que nos ocupa es prácticamente el mismo. ¿Cómo le sienta tener una década a sus espaldas? Lo he probado en su versión de Swich y lo he jugado mucho en portátil. A los mandos, Scott Pilgrim vs. the World no es un videojuego ágil, no pretende construir un ritmo trepidante ni de videoclip. El videojuego sabe que tiene unos fondos impecables, unos píxeles finísimos y un musicote tremendo, y se recrea en ello. Es por eso que los enemigos suelen ser más esponjas de golpes que en otros beat’em up, las zonas se alargan un pelín más y el control, por lo general, es más rígido. Tanto Scott como sus amigos  cuentan con una jugabilidad del estilo de “una vez que has pulsado el botón, apechuga con las consecuencias”. Es un estilo de pelea, por explicarlo de algún modo, que se parece a un salto de Super Mario Bros. en el que no puedes corregir el salto en pleno vuelo.

 

Scott Pilgrim vs. The World sigue siendo un juego de peleas precioso

 

Buscado o no, esta decisión recuerda a los juegos de peleas más antiguos o clásicos, como si lo jugable se hermanara con la estética retro. El problema es que hace dos días estaba jugando a Streets of Rage 4. La resurrección del título de SEGA sirve para darte cuenta que cuanta más flexibilidad, libertad o soltura te conceda un título de este estilo entre el momento en el que ejecutas una acción y tiene consecuencias, mejor. Ya no es solo corregir el salto, es cancelar el golpe, girar bien hacia los lados, moverse de forma óptima… Y yo no sé si será por estos 10 años que han pasado, pero este Scott Pilgrim vs. the World me parece del todo menos flexible. Cuesta muchísimo expresarse como jugador a través de los puños de sus luchadores.

 

Eso no impide que el juego se disfrute muchísimo en cooperativo, pero sí impide que sea gustoso jugando solo. Si me lío yo solo contra el barrio y contra los exnovios de Ramona, no quiero solo llegar hasta el final, quiero exprimir el sistema de lucha, quiero sentirme cómodo con él, quiero explorar sus profundidades más cavernosas, y de eso no hay en Scott Pilgrim vs. the World. Sí que encontramos una IA regulera y la posibilidad de hacerle demasiados combos casi infinitos a nuestros adversarios. A esas esponjas de hostias.

 

Es por todo esto por lo que, cuando un colega me preguntó el otro día por este juego, le respondí que es el típico juego que te apaña un par de tardes con colegas. Con Scott Pilgrim vs. the World te lo pasarás genial durante las primeras sesiones, pero no aguanta el paso de los días, no lleva bien querer jugar mejor, manejar bien a los distintos personajes o retarte a ti mismo con los modos de dificultad más complejos, pero, ¿y para echar unas partidas con amigos? Para eso va genial, porque su presentación es fabulosa y su esquema jugable lo permite.

 

Ojalá este Scott Pilgrim tuviese unas dinámicas más desarrolladas


Hablando ya del port de Switch, tengo algunos problemas con él. Para empezar, para jugar online hay que conectarse a los servidores de Ubisoft, que te piden una clave y un registro. Esto es un engorro por el que no se debería pasar en una consola. No recordaba mi clave, pedí que me la recordarán, tuve que ir a mirar a mi ordenador… Terrible. Por otra parte, hay desincronización en el aspecto sonoro. No sé por qué, pero al juego no siempre le apetecía reproducir el sonido de mis tortazos. Me imagino que esto último se solucionará con un parche. Por todo lo demás, esta edición es una buena recuperación de un beat’em up al que le pediría más riqueza en su control. Tras diez años han aparecido otros representantes mucho mejores que él en el género, con un potentísimo Streets of Rage 4 a la cabeza, pero  lo que pretende lo consigue. Scott Pilgrim vs. the World es un juego chachi para quemar dos tardes tontas y pasárselo fetén, y en eso no le gana nadie.

7

/ 10


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