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Analisis Ruiner ,PS4

Si una voz te dice que mates a tu jefe, no estás bien. 
Martes 26 de Septiembre de 2017 por Rebeca Pérez

¿Sabéis a qué me recordó Ruiner? A esos días en los que me sumergí en el manga GUNNM (por todos los mortales conocido como Alita Ángel de Combate) de Yukito Kishiro y recorrí los barrios llenos de piezas, donde androides, mujeres robóticas y humanos completados con mejoras convivían malamente en un planeta tierra devastado por el egoísmo humano. 

 

 

Pero eso no te lo anticipa la primera media hora de Ruiner.  Es más, el juego cuenta con unos inicios muy humildes para lo que te espera tras superar al primer boss. Con un diseño más que minimalista en su UI y los títulos de inicio, empiezas controlando a un hombre con un casco de moto, claramente influenciado de un sueño húmedo entre Tron y Daft Punk. Suelto, libre y confuso como un niño en su primer día de escuela, caminas por unas instalaciones con una única premisa: 


“KILL THE BOSS”.

 

 

A ritmo de una banda sonora psicodélica, en un juego con tintes musou donde tienes que acabar con diferentes hordas de enemigos desconocidos, te sientes un poco perdido. Al menos, yo lo sentí así mientras un tutorial realmente sencillo te explica que tu misión es acabar con todos los enemigos que se te echen encima, controlar un par de habilidades de escudo y dash para colocarte a la espalda y, cómo no, kill the boss.


Pero después, la magia comienza. Al más puro estilo de Hot line Miami, los enemigos que se te echan encima tienen un patrón de combate muy determinado y no será fácil deshacerte de ellos sin morir. Para mi suerte, no solo resucitas al comienzo del combate sino que, además, una prostituta del barrio te premia si mueres más de 1000 veces.  

 

 

El árbol de habilidades no es ninguna innovación a los juegos del estilo, pero sigue siendo enormemente divertido sobre todo por la enorme capacidad de combinación entre habilidades posible. Nivel a nivel, vas desbloqueando nuevas mejoras básicas como el hecho de que se gaste la munición un 50% más lentamente, pero también nuevas formas de esquiva y de dash que hacen realmente divertida la jugabilidad. 


Uno de sus mayores pros es la esquiva. Puedes simplemente transportarte una corta distancia hacia delante o ralentizar el tiempo y colocar tres puntos de paso para colocarte, estratégicamente, tras los enemigos.  Al más puro estilo de Tracer en Overwatch, puedes optar por todo tipo de armas a corta distancia o cuerpo a cuerpo con un daño devastador o ir rotando entre la enorme cantidad de pistolas, metralletas, lanzallamas y escopetas que irán soltando los enemigos por el suelo. 


La suavidad de los movimientos, la elegancia con la que se ejecutan y lo realmente bien implementadas que están las habilidades hacen que Ruiner sea realmente delicioso de jugar. Es cierto que tiene una curva de aprendizaje que le costará a más de uno, especialmente si no está acostumbrado a jugar a shooters con mando (es posible jugarlo también con ratón y teclado de PC, pero según mi experiencia se pierde parte de la magia en el dash). 

 

 

El juego no se limita a un simple y continuado asesinato de hordas de enemigos, sino que guarda un pequeño recodo con una historia, simple pero atractiva, que nos funciona a todos los niveles. Además, podremos encontrarnos con toda una fauna salvaje en las calles de Seúl, donde algunos personajes nos darán misiones secundarias como hackearle la cabeza a los gatos, recoger monedas para pagarle a una vieja adivina o conseguir información sobre los ángeles. 

 

El diseño de los niveles, a excepción del mapa de Seúl, no son en absoluto complejos. Iremos avanzando de arena en arena, camuflados por una estética destructiva y por chatarra y otra serie de elementos metálicos y tecnológicos que limitan el campo de movimiento.

 

 

Es decir, para simplificar, Ruiner es un juego muy entretenido y divertido de jugar, al que conviene aproximarse en el modo normal o difícil para extraer todo su jugo y que no demandará demasiado compromiso por parte del jugador. 
Entonces ¿por qué es tan bueno? 


La respuesta es sencilla: por su estética. 

 

 

No nos olvidemos que Ruiner es la primera obra que presenta Reikon Studio: un estudio independiente ubicado en Polonia. Y… ¿desde cuándo hace Polonia buenos juegos? Pues, por ejemplo, desde The Witcher 2. No es de extrañar que la personalidad arrebatadora de los personajes e incluso el uso de un protagonista silencioso que no refleja ni el bien ni el mal venga de este lluvioso rincón de Europa, porque muchos de los desarrolladores de Reikon Studio trabajaron en su día en The Witcher y Shadow Warriors. 


Ruiner usa la estética Cyberpunk, pero no se queda en los elementos más superfluos. Uno de los creadores declaró que quería que toda la estética “recordase a ese instante en el que estás en el borde de un puente a oscuras y alzas la vista al ver una luz al fondo” y podemos jurar que el efecto se ha conseguido. 

 

 

Así como Bloodborne usa una paleta marcada de negros y marrones, la película de Mad Max se centra en el poderoso contraste de los azules y los naranjas o el genial Legend of Zelda siempre se ha basado en verdes, Ruiner rescata un diseño cyberpunk apoyado sobre un azul y un rojo predominantes, inundando la escena con una atmósfera que, por momentos, a mí me transportó a las calles de Neo Tokyo o Los Ángeles de Blade Runner. 


La estética del juego se divide radicalmente entre los modelos en 3D que nos permite disfrutar la vista isométrica y un marcado diseño manga para las animaciones de conversaciones y diálogos. Y qué diseños… Ruiner trabaja con poses, personalidades fuertes y marcadas en cada detalle del diseño que le dan sentido a la atmósfera opresiva y divida que nos muestra.

 

Los malvados no siempre serán ratas de alcantarilla que denomina como los “frikis”, sino que a menudo te los muestra con un traje de chaqueta perfectamente uniformado, haciendo una clara representación social a un sistema de clases fuertemente dividido por los que tienen karma y los que no. 

 

 

En Ruiner, a diferencia del dinero, todo funciona con Karma. ¿Recordáis el capítulo de Black Mirror en el que todo el mundo se valoraban continuamente en una app similar a Instagram? Pues Ruiner es exactamente igual. En su mundo, el karma mide la valía de un ciudadano y te garantiza acceso a bares exclusivos, conciertos y zonas delimitadas con misiones secundarias. 


Su estética anime bebe directamente de Mad Max y de Borderlands 2. Luchadores con máscaras de gas, elementos propios del rock y del pun, chaquetas de cuero y bates con pinchos que se mezclan con armas tradicionales con diseños futuristas. 

 

 

Todo ello se mezcla para entregarnos un título maravilloso, con una jugabilidad pulida y divertida y una estética muy personal que no dejará indiferente a nadie. Te esperan a su lado horas de disparos, enemigos con mala leche y la voz de una mujer que asegura ser tu amiga, pero de la que no puedes fiarte… 

7.5
/ 10

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