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Analisis Rocket League ,PC,PS4

Coches y fútbol casan sorprendentemente bien
Viernes 17 de Julio de 2015 por Bruno Louviers

No voy a ser yo el que venga a deciros que los coches o el fútbol son una mierda. A mi no me gustan los rallies ni la Fórmula 1 y ni tan siquiera conducir, que no tengo el carné. Tampoco soy un forofo del fútbol y dad gracias si me pongo el mundial cuando juega España, que dado lo mal que va la selección ahora mismo, ya ni eso. El caso es que si me juntaras ambos, de pronto, sería el mayor adicto a la adrenalina y lo deportivo que ha parido madre, porque Rocket League es divertidísimo.

 

Rocket League es una secuela de Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle-Cars, un juego de 2008 con un nombre horrible. Afortunadamente, los señores de Pyonix han elegido un título mucho mejor en 2015 y se han lanzado a la palestra con una fórmula mucho más dinámica, unos gráficos más vistosos y un multijugador online sostenido por servidores dedicados que, además, funcionan de forma cruzada entre la versión de PS4 (a la que yo ando jugando) y la de PC.

 

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Esto sí que es un gol y no lo de Zidane en no se qué Copa de Europa del Madrid

 

Su planteamiento es tan sencillo que asusta: dos equipos de coches con una potencia absurda y con carrocerías pulidas hasta poder verte la cara y el alma en ellos tienen que combatir en un campo de fútbol cerrado con dos porterías y meter una bola enorme en la portería contraria para que explote y así hacer puntos.

 

Si existe algo más bonito y michaelbayesco en el mundo de los videojuegos, no me lo digáis, que soy feliz con el asequible, pero preciso control de Rocket League, con su doble salto, con sus derrapes que te hacen volcar pero llegar a la bola cuando tienes que salvar un gol y con el turbo que metes para recuperar una posición tras, precisamente, volver a volcar como un tonto.

 

Efectivamente, esto no tiene nada que ver con el fútbol más allá de que hay una pelota y dos porterías donde meterla. Rocket League se sustenta en una pequeña dosis de velocidad y en un control fantástico para dar dosis de adrenalina a modo de chupitos de Yagermeister: no sabes lo que va a pasar cuando hagas ese turbo, pero sabes que el resultado va a ser fantástico a medida que pasen los minutos. El combate contra los contrincantes es algo secundario al lado de vivir en el momento del juego.

 

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Un saque de esquina normal y corriente

 

Los partidos duran unos cinco minutos que se pasan volando y que son una elección perfecta para no poder parar de jugar y jugar, sobre todo si te juntas con unos amigos (hay equipos de uno a 4 jugadores) y os organizáis para crear un sindiós en cada partida. Las risas, los gritos y los lloros están asegurados por igual, aunque el multijugador y los servidores deberían ser más eficientes. Más de una vez nos hemos quedado sin jugar porque, por alguna razón, no había servidores disponibles.

 

Si estás solito en el mundo, que sepas que la IA tampoco funciona nada mal y que es posible divertirse sin amigos, aunque desde luego la experiencia es menos intrépida. Rocket League es un juego para crear comunidad y sumergirse en partidas ridículas que dependen del estilo con el que cada uno se ha planteado este absurdo juego, y eso no es para nada malo, pues aunque no haya gran variedad de modos ni de cosas que hacer, cada partida sabe distinta.

 

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¿De qué nacionalidad decís que es este coche?

 

Y poco más. Ya os aviso de que si buscáis variedad, estáis jodidos. Este juego hace bien una sola cosa, y si no te va, no vas a soportarlo más de un par de partidas. El caso es que, ya que está gratis para PS4 dentro de la suscripción de PlayStation Plus, lo mínimo que puedes hacer es bajarlo y probarlo y juzgarlo por ti mismo.

 

Oh, y si eres de mal perder con estos juegos donde ganar es improbable, al menos sé consciente de lo divertido que es ir tirando un coche por los aires en una especie de campo de fútbol cerrado mientras otra panda de descerebrados intenta empujar una pelota en una portería lo suficientemente grande como para que ni el esfuerzo táctico conjunto de cuatro tíos hablando por chat sirva de nada frente a un enemigo con un poquito de suerte. ¿Injusticia? No, tío: diversión pura y dura.

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