Analisis Red Dead Redemption 2 ,PS4,XONE

Rockstar Games es un estudio especial que siempre marca el liderazgo del rumbo a tomar en cuanto a mundos abiertos se refiere. Sus títulos siempre son referencias en las cuales el resto solo puede soñar alcanzar. Por eso mismo la maquinaria de las expectativas funciona a pleno rendimiento cuando sabemos que un juego de este estudio se acerca, al igual que la forma de valorar su trabajo: exigimos lo máximo a un videojuego que sabemos que puede aportarlo. En este caso, Red Dead Redemption 2 no decepciona a medias: es el mejor mundo abierto tradicional de la generación, pero no es la revolución que muchos esperábamos. 

 

Red Dead Redemption 2 es una oda a la pasión por los detalles, que al final son los que convierten a un buen videojuego en una grandiosa obra. Desde el inicio podemos maravillarnos y perdernos por el cuidado que el estudio ha puesto en los rasgos más mínimos del juego, que son los que marcan un punto y aparte en la actual industria de los videojuegos: el realismo con el que se muestra el entorno, los personajes, cómo interactúa el protagonista con ellos, las miles de animaciones únicas que encontramos para cada acción... el juego de Rockstar Games supone un toque de atención para el resto, pues lo mostrado es a lo que el medio debería aspirar siempre a partir de ahora.

 

 

Arthur Morgan, el protagonista de la historia, reacciona de forma natural a todos los elementos existentes en el videojuego. Coge los objetos reales del mundo, abre cajones, levanta animales de forma realista, los despelleja, se agacha cuando pasa por unas ramas bajas de los árboles, observa el entorno, charla con sus compañeros de viaje... Red Dead Redemption 2 es un juego sublime en cuanto a detalles se refiere, comprendiendo que se trata de una obra realizada con mucho amor. 

 

El título funciona a modo de precuela del primer juego de la saga, poniéndonos en la piel del forajido Arthur Morgan, que debe huir junto a su banda de malhechores. La historia justifica todo lo posible la concepción de mundo abierto de Red Dead Redemption 2 (sin asumir prisas para que el jugador avance), además de establecer unas líneas que funcionan para que nos preocupemos por el estado de la banda: siempre tendremos un campamento disponible donde el resto de nuestros compañeros vivirán, y a los que hay que cuidar. El aspecto más revolucionario de este campamento, de nuevo, surge de los detalles: estos personajes harán una vida natural dentro de él, reaccionando a nuestra presencia y a nuestras acciones. Es una auténtica gozada llegar de una misión y ponerse a conversar con cada uno de ellos, todos con su propia personalidad y su forma de entender la vida. Incluso las misiones principales y secundarias que haremos junto a ellos implican que conozcamos aun más su personalidad, su pasado y su estado actual. Rockstar ha querido ser más humana que nunca, dando importancia a las relaciones dentro de su mundo abierto. También sorprende el tono y las muchas reivindicaciones encontradas en temas como la caza o la presencia de la mujer, a pesar de los precedentes del estudio.

 

 

Esta decisión también influye en el propio juego, pues al interpretar a Arthur Morgan casi se nos empuja a actuar de maneras concretas, a pesar de que la libertad es absoluta. El protagonista de la historia es una persona solitaria, por determinadas circunstancias que iremos conociendo poco a poco, bondadoso pero a la vez muy irascible, con un comportamiento que le ha llevado a meterse en serios problemas durante toda su vida. Nosotros lo vamos conociendo a lo largo de las horas, y a pesar de su complejidad, Rockstar ha sabido construir a un protagonista que no desentona en absoluto sea cual sea la manera de afrontar una determinada circunstancia dentro de este mundo. 

 

El mundo abierto de Red Dead Redemption 2 es gigante, con multitud de tareas y misiones que realizar. Sin embargo, su forma de utilizarse no es muy diferente a la de cualquier mundo abierto tradicional de la actualidad, lo que a mí me ha dejado un tanto frío al esperar una revolución algo mayor. Los iconos volverán a aparecer en el mapa y tendremos que ir situando distintas marcas para hacer avanzar la historia. Es un calco casi absoluto del primer Red Dead Redemption, solo que mejorado, potenciado y adaptado a los tiempos que corren. 

 

 

Existen multitud de situaciones que se irán produciendo en el mundo abierto a nuestro paso, para aportar variedad a los paseos en caballo y también para generar "misiones terciarias" que realizar. Con el paso de las horas, eso sí, estas situaciones se repiten y dejan de sorprender tanto, como es normal. Finalmente nos encontramos en la tesitura que he descrito anteriormente: no deja de ser una estructura de mundo abierto muy tradicional, que funciona como el primer título y como tantos otros existentes en el mercado.  No es que sea malo, ni mucho menos, pero sí me quedo con las ganas de saber cuál hubiera sido el punto más allá que sé que Rockstar es capaz de alcanzar. Misiones principales, secundarias, eventos que surgen y desafíos de recolección: eso es todo lo que encontraremos dentro de este mastodóntico mundo.

 

Los animales consiguen ser protagonistas del entorno de Red Dead Redemption 2, en una representación increíble que probablemente sea la mejor vista en un videojuego. Habrá decenas de especies diferentes que podremos cazar para distintos fines, incluyendo algunos animales legendarios que nos pondrán las cosas mucho más difíciles. Arthur se comporta muy bien en la caza y los momentos en que los animales toman el protagonismo de las misiones (por delante de los humanos) han resultado ser las más satisfactorias para mi gusto. 

 

 

Mención aparte merecen los caballos y la relación que tenemos con ellos. Podremos tener varios caballos que utilizar para distintos fines, pero solo uno principal que nos acompañará en nuestras aventuras. El vínculo que ha sido capaz de generar Rockstar Games entre el jugador y el caballo es digno de estudio, pues se siente como una relación de amor de verdad. Arthur se preocupa por su montura a través de los gestos y las palabras que lanza, y nosotros mismos nos sorprenderemos cuidándolo, tranquilizándolo cuando se asusta, cepillándolo para que no esté sucio y alimentándolo para que nos quiera. La reacción del caballo con el mundo, al igual que la de Morgan, es excepcional. En este caso, con esos comportamientos tan orgánicos, me sigue sobrando la manida barra de karma del protagonista (que irá oscilando dependiendo de si hacemos el bien o el mal) y también los niveles de vínculo con el caballo. Utilizar ese realismo y las reacciones del mundo hubieran sido suficientes.

 

Arthur también tendrá la posibilidad de comer, fumar, beber e ingerir distintos tipos de sustancias que ayudarán a mejorar su salud, resistencia y habilidades. El juego no apuesta por un sistema de simulación total, en el que es necesario comer y dormir, aunque siempre es recomendable si queremos mantenernos en el mejor estado posible para enfrentarnos a las distintas misiones. Red Dead Redemption 2 no obliga a quienes no quieran a tener en mente las necesidades básicas del protagonnista, pero a quien le apetezca hacerlo tendrá disponibles las herramientas y la bonificación por llevarlo a cabo. Además, el realismo del mundo puede incitar más que de sobra a muchos jugadores (me incluyo) a actuar de forma más sosegada, comiendo de vez en cuando y buscando refugio para dormir durante las noches. 

 

 

Otro aspecto que sigue siendo prácticamente calcado al del primer Red Dead Redemption, por desgracia, es el de los tiroteos. El título ofrece su peor cara cuando Arthur tiene que portar un arma y acabar con los enemigos, una situación en la que nos veremos envueltos con mucha asiduidad a lo largo de la aventura. El sistema es arcaico y no funciona como debería, con unas coberturas mejorables, un movimiento del protagonista muy poco ágil y la sensación permanente de que el juego podría haber dado mucho más. Es una pena que esa enfermedad por los detalles que Rockstar demuestra en tantas ocasiones dentro del juego no hayan sido focalizadas también en este punto, pues ponerse a disparar en el juego puede suponer un suplicio para muchos.

 

A esto también hay que añadir otros factores, como el comportamiento artificial de los enemigos en los tiroteos, que sigue siendo muy poco creíble. Avanzan hacia ti sin sentido, no se esconden bien o de vez en cuando se asoman para que puedas dispararles. Como decía, un sistema excesivamente añejo que debería haberse trabajado mucho más y que por desgracia culmina la mayor parte de las misiones principales de la historia. En casi todas ellas tendremos que eliminar a muchos enemigos y la violencia en ocasiones no está del todo justificada. Es una pena, porque Red Dead Redemption 2 podría haber sido un juego todavía más excelso si se hubiera cuidado este apartado, o al menos si no se le hubiera dado tanto protagonismo teniendo en cuenta lo inferior que resulta en la comparación con otros elementos de la obra.

 

 

Esa irregularidad en sus apartados es lo que resta ese punto de excelencia soberana que esperaba de un título de Rockstar Games. Un mundo abierto y unos tiroteos que apenas han evolucionado respecto a la entrega anterior, que hace ya muchos años que apareció en el mercado, producen que la revolución no sea la esperada por aquellos que, como yo, esperan de este estudio solo lo mejor. Sin embargo, no podemos obviar el resto de elementos que componen el título de mundo abierto tradicional más trabajado y cuidado de la generación. La historia, los personajes, los detalles, los animales, nuestro caballo... Red Dead Redemption 2 no es la revolución que muchos esperábamos, pero marca un antes y un después en muchos elementos del género y de los videojuegos en general.

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