Analisis Rainbow Six Siege ,PS4

No soy un tipo creyente, pero se ve que en otra vida debí serlo porque hace poco me vi rezando cuando, por avatares del destino, me quedé encerrado en una habitación de Rainbow Six Siege con los cuerpos de mis cuatro compañeros recién fulminados por una carga explosiva del enemigo puesta en un muro sin defender y a muy mala leche. Solo me quedaba esperar a que todo el equipo contrario entrase por el hueco abierto en la pared de la, por otro lado, bastante bien decorada casa donde estábamos luchando.

 

El resultado de esta partida os lo podéis imaginar: me mataron nada más verme arrinconado en una esquinita. Pese a esta rodeado por alguna que otra medida de seguridad que intenté poner (alambre de espino, una C4, un escudo balístico), palmé en un instante. Me llevé a uno de ellos por delante, así que me sentí contento después de todo porque me lo había pasado bien.

 

En eso puedo resumir mi opinión de Rainbow Six Siege: es un juego donde pierdes más a menudo que ganas, pero que siempre te deja con bastante buen sabor de boca porque has muerto, quizá de forma absurda, pero tras haber intentado plantear una defensa, haberte organizado con tu equipo y haber sido sobrepasado por un enemigo más inteligente o mejor comunicado.

 

 

Es algo bueno que se puede decir de un FPS. En Battlefield, Call of Duty, Destiny y muchos otros me siento completamente sobrepasado por la habilidad del enemigo y, a base de perder, me frustro y quito el juego casi enfadado. Creo que todos hemos estado en esta situación. Y no sé si es que me he inmunizado tras tanto tiempo, pero con Rainbow Six Siege la derrotar eran casi agradables porque veías bien dónde estaba tu error. La killcam te enseña qué tontería has hecho o qué flanco has dejado abierto a través de los ojos del enemigo, no es una manera de rehacerse en tu patética caída.

 

Cada estrategia en este juego es algo que surge de dos aspectos: el escenario y la clase u operador que usas. Los escenarios no son especialmente grandes, la verdad, pero como casi no corres ni puedes saltar – aunque sí superar obstáculso con X/A –, esto no es un problema. Además, toda la acción ocurre en los interiores, ya sean una casa o un embarcadero. Todos los mapas, que son 10, más 4 que añadirán en el futuro de forma gratuita; tiene bastante mimo y permiten aproximaciones verticales o gastar sorpresas de mal gusto con una bomba bien puesta, como decía al principio del texto.

 

En una de las victorias que mejor me supo, mi equipo y yo pudimos asaltar en la habitación que los terroristas tenían que defender a través de una trampilla que volé por los aires con una bomba y que pilló a los enemigos por sorpresa. Yo morí en el proceso, que me metí delante y fui al primero que dispararon, pero el asalto acabó en un momento y en nuestro favor. Todo por saber usar bien el escenario.

 

 

 

Esa habitación, por cierto, bien podría haber tenido una bomba a desmantelar o un rehén a salvar, porque en Rainbow Six Siege solo hay un modo de juego con dos variantes, asaltar o defender. ¿Es esto escaso? Maldita sea, sí, no puedes vender un juego con un solo modo por muy bueno que sea y por muchas variantes que tenga en el fondo dependiendo de clases, escenario y de cómo los equipos actúen. Evolve tenía este mismo problema y lo ha padecido bastante. Rainbow Six Siege, aunque no llega a cansar tanto como cazar o ser cazado, habría sido mucho mejor con más variedad.

 

La única alternativa al multijugador es el soso modo cooperativo para asaltar a la IA, que actúa en modo horda mientras cumples tus objetivos; o los tutoriales/desafíos, que al menos sirven para conseguir reputación rápido.

 

 

La reputación sirve para conseguir nuevas clases dentro del juego, porque como decía más arriba, además del escenario, el otro elemento de importancia son los operadores. Estos son ni más ni menos que los tipos de soldado que puedes usar y que, como cual MOBA, no pueden repetirse en un mismo equipo. Cada cual tiene su papel y debe cumplirlo, ya sea este poner escudos para defender la posición o minas trampa para quienes pasen muy rápido por una pasillo o, en el caso de atacar, usar un taladro que suelta granadas al traspasar la pared o utilizar un dispositivo que interrumpe las señales de las cámaras.

 

Cada operador tiene una buena variedad de truquitos, y todos ellos pueden tener ligeras variaciones en las armas y los accesorios que llevan puestos, aunque todos cuentan con algunos elementos fijos, como el alambre de espino en los defensores; y las tácticas siempre van a tener que ser en grupo. Esto será algo malo para quien quiera ser un lobo solitario, pero es que este juego no está pensado para eso en absoluto.

 

 

Así pues, no puedo sino reconocer que me encanta Rainbow Six Siege, y eso que sé que a la mayoría de jugadores les parecerá un piñazo no poder correr, disparar a lo loco o tener que esperar a que acabe la ronda para seguir jugando, porque aquí la muerte se paga con el precio más caro.

 

Y sin embargo, yo lo adoro porque adoro los juegos estratégicos y tácticos que te mantienen tenso mientras esperas o intentas intuir por dónde van atacar los enemigos o tratas de vislumbrar qué trampas te han puesto cuando eres tú el que tiene que tomar una posición. Es una auténtica lástima que de contenido se quede algo corto, no por mapas o clases, sino por modos de juego y campaña para un jugador.

Rainbow Six Siege se ha quedado en un espacio raro, a medio camino entre ser un PayDay y ser más Counter Strike, pero se le nota cómodo en su posición y Ubisoft Montreal ha sido valiente al darnos un FPS diferente que reniega de la mayoría de cuestiones que hacen popular a un juego de tiros online. Lo dicho, yo encantado de jugarlo pese a sus defectos, y mis amigos quedaron encantados con la beta, pero a saber si lo comprarán para que juguemos todos juntos. Aquí hay una clave, por supuesto: colaborar con desconocidos no es lo mismo.

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