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Analisis RadioHammer ,3DS

¡Martillazo en el morro!
Jueves 11 de Febrero de 2016 por Kysucuac

Ah, la vida es dura. Y más dura es la vida de una estrella. Como yo, que soy una diva. Ser DJ en la radio es algo duro, no os creáis que es moco de pavo. Un día tienes que contestar tweets raros de fans que dicen que te aman y al otro estás dándole martillazos en la cabeza a los pervertidos del barrio. Una vida dura, compleja pero, sobre todo, imprevisible. Así es la vida que nos espera en Radiohammer, el último título de – para Nintendo 3DS.

 

Vio la luz del día el pasado mes de , es una obra de apariencia simplona y kawaii y nos muestra el otro lado de la fama. Porque muchos se han reído de elrubius cuando se ha puesto a llorar delante de Risto Mejide, pero eso os pasa porque no os ha dado por ser famosos todavía. La fama cuesta, y una vez alcanzada nos puede resultar difícil sobrellevarla. Especialmente si nos pasa como a July Ann, la protagonista de los primeros episodios del modo historia de Radiohammer.

 

Una historia sencilla, absurda y con un toque muy japonesil: Somos una joven y lindísima (kawaii desu ne) DJ en Radiohammer, y, como toda estrella, nos debemos a nuestros fans. Fans que, por cierto, están teniendo un pequeño problema por la calle, y es que una manada de pervertidos ha decidido causar el caos por la ciudad. ¿Cómo?, os preguntaréis. Pues paseándose en gabardina, con nada debajo, tal y como Dios los trajo al mundo. A la pobre July Ann le ha tocado luchar contra estas extrañas fuerzas del mal para defender a sus admiradores (y, sobre todo, admiradoras) del escándalo público. Eso sí, a la hora de salir a luchar por el bien de la humanidad, lo vamos a hacer en honor a nuestra radio. ¿Que trabajamos para Radiohammer? Pues aquí hay que salir por la puerta grande y con un martillo.

 

 

Una idea sencilla que funciona a la perfección: ¡Martillazo en el morro!

 

Una cosa sí que voy a decir: el martillo resulta poco amenazante, pero es efectivo. En el caso de nuestra primera DJ, vamos armados, más bien, con una maza de color rosa que parece sacada de Sailor Moon. Cosa que no tiene nada de malo, ojo cuidao. Pues bien, salimos a la calle y tenemos con nosotros a Miss Bunny (lo que yo decía, Sailor Moon), una conejita sensual que parece una mezcla entre Lola Buns y Jessica Rabbit; nuestra agente. Agente que no hace mucho por nosotros más allá de apoyarnos y recordarnos lo que tenemos que hacer, pero, bueno, verla ahí anima el cotarro.

 

El juego es simple. Estamos ante un beat'em up en el que el personaje protagonista se mantiene estático y van pasando los enemigos a abatir, unos más rápidos que otros pero todos igual de pervertidos. Los controles, igual de sencillos, con únicamente tres botones para usar: La Y, la X y la B. Claro que también podemos jugar con nuestro pen y la pantalla táctil de nuestra portátil, elección que he tomado yo particularmente y que me ha parecido más disfrutable (de paso me ha recordado a Pokémon y los minijuegos de las últimas generaciones).

 

¿Para qué sirve cada botón? Para cosas muy básicas. La X y la B nos servirán para apalizar a nuestros enemigos, con la única diferencia de que X será el botón a pulsar cuando éstos vengan por arriba y B cuando se acerquen por abajo. ¿Y la Y? Fácil, para recoger los regalos que nos dejan los fans. ¡Todo así de sencillo! Al menos en el primer nivel.

 

Los jefes finales tienen mucho encanto. Y mucha mala leche.

Por supuesto, nuestro escenario tiene un par de detalles más, aparte de esos pervertidos correteando de un lado a otro. Para empezar, tenemos dos barras a las que no debemos perder de vista: una de ellas es nuestro medidor de vida, y la otra, más pequeña, es nuestro medidor de... eh... Bueno, de algo extraño, ya que cuando dicho medidor, de color verde, se ponga a tope pasaremos a un modo chupiguay (que dura unos pocos segundos) en el que no nos veremos afectados al verle la cunina a esos malditos pervertidos. ¿Cómo? ¿No lo sabías? Sí, esos señores en gabardina intentarán enseñarnos su producto interior bruto a la mínima que se nos escurran del alcance del martillo.

 

Cada vez que uno de esos señores consiga enseñarnos su cosita, perderemos vida. Si llegamos a cero, nos tocará volver a empezar la fase en la que estemos. Algo que tampoco duele mucho, ya que las fases en Radiohammer son cortas y rápidas. Vamos, que en menos de cinco minutos te has hecho medio modo historia. Hombre, tampoco exageremos. De hecho, no todo es pegarle a los pervertidos, ya que cada DJ tiene su propia lucha.

 

 

July Ann no es el único personaje seleccionable, pero sí la protagonista de los primeros episodios en el Modo Historia.

 

Por supuesto, el Modo Historia no es lo único a nuestro alcance. De hecho, el Random Mode es tan aleatorio como su nombre promete, y acaba siendo muy divertido, ya que el nivel de dificultad será diferente en cada fase, además de que podremos seleccionar cualquiera de los personajes disponibles sin necesidad de seguir un orden específico. Eso sí, no estarán desbloqueados hasta que los consigamos en el modo historia.

 

¿Existe una gran diferencia entre un modo y otro? En realidad, no mucha. Pero los extras incluyen más cosas, como el Track List, que nos da acceso a todas las canciones de cada DJ (una vez nos pasemos todas sus fases en el modo historia) y a distintas formas de juego; y el Jukebox – o tocadiscos, de esos que hay que echarles una moneda para que funcione –, que nos permite escuchar las canciones y hacer de la 3DS una verdadera raio.

 

 

Martillazos a ritmo de Jamiroquai

 

Si hay algo que me gusta más que comer en este mundo, son los gatos. Y después de los gatos, la música. Y, aunque comer mientras escucho música y acaricio un gato suena a plan cojonudo, hay una combinación todavía mejor: Videojuegos y música. Claro que esto funciona en juegos como éste, no con esos de Los 40 y tal. Aquí hablamos de buena música mientras repartimos martillazos (o mazazos). Sí, el punto fuerte de Radiohammer es la música, y no podía ser de otra forma si nuestros protagonistas trabajan para la radio, ¿verdad?

 

Música electrónica, muy buenos temas (Oriental Girl es maravilloso) y un ritmo que seguir a la hora de dar martillazos. ¡Lo tiene todo! Y es de agradecer que el tema sonoro sea de sobresaliente, puesto que el juego no destaca de forma visual. La música lo puede y lo hace todo en este título. Tampoco es que sean unos temazos inolvidables, pero mola mil atizar al ritmo electrónico de esta radio tan kawaii. Además, son las canciones las que marcan la dificultad de cada fase.

7
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