Analisis Quantum Conundrum ,X360
¿Plagio, inspiración, reciclaje, “secuela espiritual”,...? Ese es el tema principal a tratar al referirse a Quantum Conundrum como “sucesor” del gran Portal. La nueva obra de Kim Swift, esta vez lejos de estar arropada por Valve, guarda muchos parecidos con una de las sagas que consideramos como de las mejores de nuestra época, entre los puzles de físicas en primera persona divididos en salas de pruebas, los cubos y la voz en off sarcástica que nos acompaña.
El plagio, evidentemente, queda fuera de lugar cuando no es el mismo dispositivo el que utilizamos para alterar leyes naturales. En Quantum Conundrum no hay portales, sino que lo que hacemos es entrar en dimensiones paralelas de la sala en las que hay alteraciones tales como la dimensión blandita, en la que todo es esponjoso y ligero como una pluma, la dimensión pesada, en la que todo se vuelve extremadamente resistente y pesado, la dimensión ralentizada y la dimensión de gravedad invertida que no creemos que haga falta explicar.
La inspiración en las claves del éxito de Portal está fuera de toda duda. Pero algo tiene la obra de Valve que no tiene esta. Quizá haya sido cosa de la comunidad que ha engrandecido cada línea de código de la guerra entre Chell y GLaDOS, o quizá sea cuestión de guión, pero aunque se nota que lo intentan, no podemos cogerle el mismo cariño a una caja fuerte, sea en la dimensión que sea, que a un Cubo de Compañía. Eso sí, a Quantum Conundrum no le faltan recursos, personajes y elementos que buscan fans a gritos, pero como decimos, se nota a leguas que buscan imitar las claves del éxito de Portal.
Incluso el Profesor Quadwrangle, la voz en off que nos toca esta vez, repite alguna socarronería de GLaDOS a medida que exploramos una mansión decorada con los triunfos de la familia a lo largo de la historia, con mascotas disfrazadas y bromas y chascarrillos sobre viajes en el tiempo incluidos. En cuanto a puzles se refiere, también conserva esa cualidad de Portal, de hacer que nos devanemos los sesos hasta que encontremos una forma rebuscada de superar la cámara de pruebas y que nos sintamos los más inteligentes por hallar una solución así cuando en realidad es lo que el propio juego quiere que sientas, porque no hay más formas hasta que speedrunners que abusan de glitches digan lo contrario.
Podríamos decir que Quantum Conundrum es más rebuscado que Portal porque en éste sólo tenemos que alternar entre portal azul y portal naranja, mientras que en las últimas fases de las más de 50 de QC tenemos que alternar en un instante entre cuatro dimensiones diferentes con los botones y gatillos superiores, mientras que saltamos y agarramos y lanzamos cubos en el aire, pero no lo es. No es un concepto nuevo que haga que nuestras mentes exploten, no genera un “Now you're thinking with portals” que da una nueva dimensión a todo lo conocido. Aquí la idea podría dar para más, aunque el diseño de niveles, como os decíamos antes, consigue que nos sintamos dioses de los rompecabezas al sobrevolar un abismo encima de un sofá por la inercia de los cambios de gravedad, en el que nos montamos al vuelo en la dimensión ralentizada tras haberlo cogido y lanzado en la dimensión blandita, incluso convirtiéndolo en pesado por un instante para atravesar una barrera de rayos láser.
Con todo esto, podríamos hablar de que Quantum Conundrum es nada menos que un Portal 3, uno de esos “sucesores espirituales”, una versión naïf (que no infantil, a pesar de todo parecido con Jimmy Neutron) o algo así, pero que nadie se alarme, no es la primera vez que vemos algo así. Sencillamente es una obra diferente, con otro nombre, que viene de la misma mente, y hablar de auto-plagio o falta de inspiración sería un error tan grande como decir que Red Dead Redemption es un plagio de Grand Theft Auto IV.
Ideas aparte, y haciendo como si no conociésemos Portal, lo que tenemos aquí es, sin exagerar, uno de los títulos descargables más interesantes de la temporada, retorcido y extenso, rejugable hasta el infinito por conseguir extras al superar fases con límites de tiempo y de cambios dimensionales, con un humor científico en cada sala, pero no hablamos de esa ciencia aséptica que muchos imaginamos, sino de ciencia de andar por casa.
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