Analisis Pikmin 3 Deluxe ,SWITCH

Pikmin 3 Deluxe es Shigeru Miyamoto dándote un abrazo en un frío de invierno y diciéndote: “todo está bien, hijo mío”. En este juego está ese gusto por el diseño de niveles excelente, la presentación de idea nueva tras idea nueva, el escalado suave de la dificultad y el reto, el adorable diseño de criaturas, zonas y personajes… En resumen, un videojuego 100% Nintendo, excelente y que nos recuerda que la Wii U fue un consolón con un catálogo propio magistral que ya le gustaría a Nintendo Switch.

 

En Pikmin 3 todo funcionaba bien, y lo sigue haciendo en 2020. Es una experiencia jugable suave y fluida, repleta de humor, exploración, buenos momentos, grandes amigos y muchos acertijos basados en la exploración y en lanzar a los Pikmin por los aires. Porque hay algo mágico cuando agarramos a esos personajillos y los mandamos de una patada al culo de un bicho. Su mirada atolondrada es adorable, también sus grititos, ese momento en el que la flor de su cabeza se abre o el ruidito que hacen al caer o levantarse.

 

 

Pikmin 3 es un juego muy de sensaciones, de sentir de manera muy vívida lo que ocurre en la pantalla. Somos un grupo de tres exploradores espaciales que aterrizan en un planeta. Para sobrevivir, se alían con los Pikmin, unos seres de colores con distintas habilidades y que nos siguen a pies juntillas. Podemos tirarlos contra cosas y ellos interactúan a su modo. Descubrir cómo lo hacen, cómo se enfrentan a los peligros y a qué nuevas situaciones llegamos es mágico. Sabes que Pikmin 3 consigue hacerte sentir cosas, y meterte en el juego, cuando los Pikmin muestran esfuerzo por levantar una fruta y tú sufres con ellos, o cuando esta fruta llega a tu nave, se transforma en zumo y te dan ganas de beberla. El videojuego consigue generar un vínculo muy potente con lo que juegas. Por ello da tanta pena que llegue la noche y se te haya quedado algún Pikmin en tierra, porque los habitantes del planeta se los comen. Esto es muy de Miyamoto, aunque este título no esté dirigido por él.

 

 

En su paso a Switch, el juego sigue ofreciendo las mimas buenas sensaciones. Con una cámara casi cenital, manejamos a los astronautas y a los Pikmin que los acompañan. Con ellos, vamos abriendo atajos, recogiendo víveres y avanzando, eliminamos monstruos y con ellos alimentamos a nuestros Pikmin, descubrimos nuevas combinaciones en su manejo y seguimos adelante. Es una jugabilidad propia de un RTS, de un título de estrategia en tiempo real pero lleno de monería, supervivencia y entusiasmo. Se ha afinado la forma de apuntar en el mapa para lanzar a los Pikmin, y se agradece. También podemos jugar los niveles en cooperativo, y aunque así la experiencia se facilite mucho, la verdad es que le va como anillo al dedo. Porque Pikmin es un juego de la vieja Nintendo, y eso implica que a veces las cosas se pongan dulcemente difíciles.

 

Pero la conversión no es perfecta. Va fina en resolución y tasa de frames, estas incorporaciones, amén de sus misiones extra y el añadido de un par de capítlos extra para centrar la historia, se agradecen, pero hay cosas que están resueltas de forma perezosa. Los menús siguen siendo los de Wii U, y son unos menús con unos botones que piden ser tocados; y no se puede pese a que juegues en modo portátil. Habría sido formidable poder interactuar con la escena tocando con los dedos, lanzar de forma táctil a los Pikmin y movernos por el inventario del juego con nuestros deditos, pero no es posible. Esto mismo también ocurría con Odyssey en Super Mario 3D All-Stars, y es feo. La conversión debería adaptar sus menús a la máquina que lo acoge.

 

Sin embargo, eso no ha de amargaros. Pikmin 3 Deluxe es formidable, es un videojuego muy, muy de Nintendo dicho en el mejor de los sentidos, que entra genial, que engancha y que te tendrá mucho tiempo jugando. Los Pikmin son formidables y los personajes que los lideran son perfectos para guiarlos, los puzzles que resolvemos son geniales y jamás se cansa de sorprendernos. Pero lo mejor, insisto, es lo bien que consigue meternos en la aventura a través de las sensaciones, de los movimientos, de las voces, de los sonidos… Es como si fuera capaz de convertirnos a nosotros en un Pikmin con la voluntad de seguir a los astronautas hasta el fin del mundo.

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