1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS3

Analisis Papo & Yo ,PS3

Literatura en forma de videojuego.
Miercoles 22 de Agosto de 2012 por Víctor Junquera

Quico es un niño normal, se lleva bien con su padre, juega con él, colaboran en sus juegos imaginarios. Pero su padre le da a la botella, y se convierte en una persona violenta y airada que no responde a razones, y Quico se esconde en el armario hasta que pasa la tormenta, pero no puede hacer nada mientras su padre arrasa con todo mientras le busca, no puede hacer nada cuando rompe su juguete favorito, no puede hacer nada cuando pega a su hermana,... Sólo puede buscar una forma mágica de que el problema se solucione temporalmente y su padre se duerma, y mientras tanto, estimula su imaginación jugando con cajas y tizas en el armario.

 

Juegan como si no ocurriese nada. Para un niño es fácil olvidar, pero tanto como recordar de nuevo.

 

Quico es un niño normal, se lleva bien con Monstruo, juega con él, salta sobre su barriga, se ayudan a avanzar. Pero Monstruo se pierde por las ranas, y cuando come una se vuelve un ser violento y en llamas, y Quico huye de él por los tejados y las callejuelas de una ciudad mágica, pero no puede hacer nada mientras Monstruo arrasa con todo mientras le busca, no puede hacer nada mientras aplasta a su aliado robótico, no puede hacer nada cuando se come a una niña misteriosa que le guía en su viaje místico,... Sólo puede buscar un templo y al chamán para que ponga cura a la enfermedad de Monstruo, y mientras tanto, explora una ciudad en la que las reglas van cambiando conforme avanza.

 

Todo el drama que hemos visto en el tráiler de lanzamiento de Papo & Yola metáfora del monstruo que se pierde por las ranas como el padre con el alcohol, no era baladí. Papo & Yo es una aventura mágica en forma de una sucesión de puzles, pero también es ese drama intenso, y no pretende ocultarlo en ningún momento, desde la pantalla de inicio en la que el autor agradece a su hermana y a su madre por soportar con él el infierno de su padre alcohólico, cuando empieza a recorrerte un regusto amargo que te dura todo el transcurso del juego, pero que no te impide disfrutar de un maravilloso mundo imaginario. Es literatura en forma de videojuego.

 

Siempre hay un puzle nuevo y diferente, sin sensación de repetición. La imaginación de un niño es ilimitada.

 

Las casas flotantes que movemos a nuestro antojo para crear un puente son sólo el principio de todos los misterios que nos aguarda esta ciudad imaginaria. A medida que nos vayamos adentrando y que podamos ir mirando debajo de esa superficie de piedra, tierra y hierba, detrás de las cortinas como si del momento 'The Cake is a LIE!' se tratase, vamos dejando a un lado el drama de las ranas con sabor a Jack Daniel's y nos vamos interesando cada vez más por este mundo que Quico imagina, en el que las casas caminan, un engranaje dibujado con tiza puede moldear una fachada para que forme una escalera, o un rascacielos hecho de pequeñas casas voladoras se doble hasta formar un puente.

 

Aunque deambular por un poblado brasileño imaginario no tiene mucho que ver con castillos y colosos, con Papo & Yo llegan sensaciones similares a las de disfrutar de un ICO u otra obra de Fumito Ueda por primera vez. El buscar la forma de abrir camino para dos en un terreno mágico acompañados por una armonía tenue, el ir explorando y descubriendo, interesándote tanto por la forma de escapar como por el mundo en sí, el maravillarte con localizaciones y paisajes de ensueño en un atardecer constante,...

 

La forma metafórica del alcoholismo. En la vida real no es tan colorido, y Papo & Yo también se atreve a mostrarlo.

 

Papo & Yo podría pasar como uno más de esta oleada de originalidad y gafapastismo que está inundando PlayStation Network, pero aquí marca la sencilla diferencia de que no pretende ser nada que no deje claro desde el primer momento. No es poca la gente que puede haber pasado por una situación similar a la de Quico, y es a esta gente a la que puede llegar más hondo este Papo & Yo, un juego que busca ser mucho más (y lo consigue) que ser entretenido y bien planteado, es concienciador, reivindicativo, y de paso autobiográfico. Una gran metáfora basada en hechos reales. El alcoholismo es un problema real que destroza familias, pero la imaginación de un niño es algo que nadie debe manchar.

9
/ 10

<< Anterior Siguiente >>