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Analisis Panzer Paladin ,PC,SWITCH

Pixelotes, robototes y espadotes
Lunes 03 de Agosto de 2020 por Adrián Suárez Mouriño

Panzer Paladin es una pequeña joyita, muy divertida y que os tendrá absolutamente enganchados durante un par de tardes a poco que os gusten juegos como Megaman, Castlevania o el más reciente Shovel Knight. De hecho, Panzar Paladin va en la línea de este último: tomar una estructura de juego de 8 o 16 bits, así como su estética, para vitaminarla, mineralizarla, saturarla de color e insuflarle un ritmo y unas opciones jugables impensables para una NES o una Mega Drive.

 

En Panzer Paladin no manejamos a un gentil caballero con una pala. Tampoco es tan fino y sugerente en la manera en la que cuenta su historia. Los escenarios tampoco están tan bien diseñados ni la relación con los jefes finales; pero va muy en la línea del título de Yacht Club Games y funciona perfectamente a su manera, con un ritmo más arcade, más anime y más directo. En esta ocasión somos un robot, un mecha pilotado por la enérgica Flame. Del espacio ha llegado un terrible enemigo que amenaza con destruir La Tierra. Como es costumbre, tendremos que viajar a varias localizaciones, matar a sus masillas y a sus lugartenientes para salvar al mundo.

 

La primera toma de contacto con Panzer Paladin es fascinante. Tiene una presentación estupenda

 

La gracia de Panzer Paladin está en la forma en la que se resuelve su combate. Nuestro robot puede recolectar todo tipo de armas del escenario. Algunas las sueltan los enemigos al morir, otras las recoge de algunos jefes y otras están ocultas. Su uso no solo afecta al rango y al daño que hace. Podemos hacerlas estallar y generar una habilidad pasiva o activa, curarnos o causar daño. Se desgastan con el uso y también necesitamos clavar una en el suelo para activar los puntos de guardado.

 

De esta forma, Panzer Paladin genera toda una economía en torno a la recolección, uso e intercambio de armas. Es más, con las que nos sobren podremos mejorar a nuestro robot. Esto le da al juego un puntito de estrategia y también mucho ritmo y agilidad. En caso de que no tengamos armas, nos toca emprenderla a puñetazos; pero no temáis, el personaje cuenta con unas dinámicas muy interesantes para que hacerlo así también sea divertido.

 

La comparación con Shovel Knight no es gratuita. Nuestro robot también puede emular al Tío Gilito con su bastón y caer en picado contra el enemigo, rebotar y hacer combos. Pero también puede hacer shoryuken y elevarse con su puño por los aires, bloquear con su escudo y hacer ágiles esquivas hacia atrás. También salta, se agacha y golpea en varias direcciones. Con todas estas opciones, más las que llegan de las armas, el mecha que controlamos se descubre como una ágil máquina de combate que nos conduce a batallas muy divertidas.

 

Aunque manejemos a un robot muy pesado, el combate es muy ágil y divertido

 

Panzar Paladin divide sus fases como un Megaman. Elegimos una zona con su jefe, la recorremos, lo derrotamos y a por otra. En ocasiones habrá que resolver pequeños puzles situacionales. Para ello, tendremos que bajarnos de nuestro robot y jugar como el piloto durante un ratito. Su habilidad principal es la de colgarse de asideros con su látigo. Además de las luchas, también tenemos plataformas. Esta es la parte que menos me ha gustado del juego. El motivo es que muchos de ellos son demasiado ajustados para las capacidades de nuestro robot, por lo que será frecuente morir injustamente y acabar regresando al principio de la pantalla.

 

Las estructuras de los niveles tampoco son especialmente brillantes. Hay alguna que otra situación o disposición de enemigos que no resulta tan estimulante como otras. Sin embargo, las peleas con los jefes, el ahorro y uso de armas, sus graficotes, su musicote y las escenas pixeladas tan vibrantes de anime hacen que el juego enganche. Panzer Paladin te durará algo menos de ocho horas. Su dificultad está muy bien medida, muy en la línea de Shovel Knight pero algo más complicadete. Si tienes dos tardes tontas en verano y no sabes qué hacer con ellas, ya tienes plan.

8

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