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Analisis Ni No Kuni 2: El Renacer de un Reino ,PS4

Jugando a unificar el mundo
Lunes 19 de Marzo de 2018 por Adrián Suárez Mouriño

Ni no Kuni II no es una continuación del original como tal, tampoco es un juego que quiera recoger la esencia de Ghibli, no hay un mensaje ecologista de fondo. El renacer de un reino nos propone una aventura que, más que juego de rol, es una de gestión. Nuestro objetivo es crear un imperio que unifique a las poblaciones del resto del mundo. Para ello tendremos que viajar, firmar pactos y conocer a gente nueva que quiera unirse a nuestro gobierno.

 

Ni no Kuni II: El Renacer de un Reino divide su estructura jugable en cuatro partes. Las dos primeras son las mejores: la exploración tradicional y el combate. Para el primero, se ha tirado mucho de backtracking, de la obtención de magias y habilidades para abrir nuevos caminos más tarde y secciones nuevas en niveles ya conocidos más que diseñando un montón de zonas nuevas. Para lo segundo, se ha empleado el habitual esquema de ataque fuerte y ataque débil, esquiva o bloqueo fijando previamente al enemigo.

 

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El rediseño del combate de Ni no Kuni II es acertado, tiene sus lacras y problemas pero funciona bien

 

Tanto lo que compete a conocer nuevos entornos como a las batallas es un adictivo placer. Ni no Kuni II hace tres cosas que consigue que siempre te apetezca subir de nivel y eliminar criaturas: los fofis, el looteo y la mejora del ecualizador. Los primeros son una serie de criaturas que podemos sumar a nuestro equipo. Formalmente, son como los kodama, espíritus que pululan por el mundo. Los hay de varias clases y activas distintas habilidades en el fragor de la pelea. Los encontramos explorando, suben de nivel y es un placer hacer equipos con distintos de ellos para alterar nuestra estrategia.

 

También es muy entretenido el looteo de armas, equipo y armaduras. Cada vez que matamos a un bicho puede soltarnos algo de esto de manera aleatoria, muy al estilo de Diablo III, haciendo que siempre apetezca echar una batalla más para ver qué nos toca. Por último, cabe mencionar el ecualizador. No solo subimos de nivel y mejoramos nuestras capacidades, es que podemos acceder a esta sección del menú y alterar distintas variables. Podemos elegir conseguir más experiencia tras cada lucha a costa de ganar menos dinero o hacer más daño a enemigos de cuerpo blando en lugar de a los de cuerpo duro.

 

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Las opciones estratégicas que se añaden a las batallas las hacen más interesantes que las del primero

 

Aunque Ni no Kuni II se antoja muy fácil al principio, en parte por culpa de esta customización del personaje, a medida que avanzamos se nos van buscando más las cosquillas. Os llegaréis a preocupar de cuántos frames de animación queréis tener de invulnerabilidad al esquivar o cuánto daño deseáis hacer, cuestiones que se solucionan con este ecualizador. Cuando lleguemos a los tramos finales del juego, tendremos que luchar contra seres que pondrán a prueba a nuestro equipo, momentos en los que el sistema de combate brilla pese a sus recurrentes problemas de cámara.

 

Con una exploración por los mundos de juego correcta, con áreas a las que regresar y muchos secretos, un combate muy divertido y que te obliga a pensar mucho antes de golpear, Ni no Kuni II añade un par de elementos más a su fórmula: los combates controlando ejércitos en tiempo real y la propia gestión del reino.

 

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También controlamos ejércitos en tiempo real y realizamos muchas tareas de gestión del reino

 

Si algo hay que agradecerle al título es la variedad de su propuesta. De vez en cuando, cuando caminemos por su mapamundi, nos encontraremos con banderas. Al acercarnos a ellas, se iniciará una batalla en la que nos toca controlar un número de unidades con sus características propias. Un rey necesita un ejército. Cuando estemos sumergidos en esta sección lo haremos con una cámara cenital y en tiempo real, moviendo a nuestras tropas y organizándolas para que carguen contra las del enemigo.  

 

En este modo de juego brilla la simpleza. Hay problemas de IA que te permiten abusar del uso de tus arqueros si encuentras un terreneo elevado, también usaréis mucho la típica perrería de acercaros, disparar y apartaros cuando el enemigo se percata de vuestra presencia, corriendo hasta vuestra posición original porque el ejército hostil no está programado para perseguiros hasta el fin del mundo. Pero pese a esto, lo cierto es que se hace divertido, sobre todo si jugáis contra ejércitos de un poder superior al vuestro. Teniendo ya combate, exploración y ejércitos, falta comentar otro aspecto crucial del juego y que se acaba convirtiendo, muy a pesar de Ni no Kuni II, en el eje central de la experiencia. Sí, como adelantaba antes, me refiero a la gestión del reino que construís: Estivania.

 

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En realidad, Ni no Kuni II es un juego de gestión de reinos, en serio

 

Para comprender este apartado, pensad en un juego de móviles como Final Fantasy XV: A New Empire u otros en los que haya que conseguir dinero, construir edificios y hacer prosperar el imperio. Sentados en nuestro trono tomamos decisiones, erigimos nuevos centros de investigación, cuarteles militares, etc y ampliamos nuestras fronteras. A medida que avanzamos en Ni no Kuni II, nuestra ciudad es más próspera, genera más riqueza y ha de llenarse con nuevos ciudadanos que la alimenten.

 

Nuestro reino funciona como un HUB o lugar de reunión al que regresamos una y otra vez, con momentos en el juego en el que parece que nuestra única función es que pmedre, y eso es lo que importa en realidad en Ni no Kuni II, no el viaje en sí que aparece de vez en cuando en este JRPG. El problema es que tener que mimar a este reino corta en demasiadas ocasiones el ritmo de juego, sobre todo durante las primeras quince horas, como le ocurría a Dragon Age Inquisition. La narración no avanza de manera fluida, muchas veces se estanca y nos obliga a regresar a nuestro hogar para decidir qué hacer a continuación. Parece como si solo cumpliéramos encargos de una lista llamada 'cómo ser un buen rey'.

 

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Ni no Kuni II mete a calzador demasiadas misiones secundarias de recadero aburridas, lo que malogra su ritmo de juego y la narración

 

Esta sensación de recadero real se refuerza con un aluvión de tareas secundarias que nos harán matar a una criatura determinada, recoger cinco trozos de algo o hablar con una persona determinada una y otra vez, una y otra vez. El problema es que muchas de estas misiones se incrustan a quemarropa en la misión principal, sin que podamos eludirlas, porque el premio será conseguir nuevos habitantes para nuestro reino. Y no olvidemos que necesitamos lugareños para cumplir con el objetivo auténtico del juego: tener un reino majo que lo unifique todo.

 

Estas idas y venidas al reino, esta exageración en la cumplimentación de misiones secundarias aburridas, algo que es muy de Level-5 y sus Yo-Kai Watch, por ejemplo, y los correspondientes cortes de ritmo afean la historia principal, no permiten nunca a los personajes acabar de crecer bien y te acaban entregando un JRPG con demasiados claros y oscuros. El combate funciona bien y es divertido pese a sus problemas, la idea central del juego es divertida y llevadera, los escenarios están bien recreados y tanto el apartado gráfico como sonoro es acertado, pero le falta aclararse y ordenar mejor su propuesta para brillar. El progreso de la historia depende demasiado de la gestión del reino y este de hacer secundarias, y este... Hay una continua tensión entre todas sus partes que no se acaba de resolver bien.

 

Por fortuna, y como ocurre con todos los juegos de Level-5, hay mucho contenido por desbloquear y tareas por hacer, cuenta con muchos secretos y, si llegas a engancharte con la parte de la gestión, el juego te encantará, pero eso no es capaz de ocultar sus tremendos problemas de ritmo, narrativos y de historia. Por fortuna, y a medida que vamos jugando, todo este rebumbio de propuestas acaban aprendiendo a hablar mejor entre ellas, pero siempre a través de un diálogo un tanto torpe.

 

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Ni no Kuni II tiene una presentación excelente, buenas luchas, exploración y contenido de sobra para hacer, pero el desarrollo del juego es abrupto

 

Ya os digo que Ni no Kuni II es uno de esos juegos que dividirá a la crítica y al público, tanto por lo que ofrece como por la perspectiva que de su protagonista sobre lo que tiene que ser un reino y su concepto de la paz. Yo he disfrutado con él, pero es uno de los juegos de Level-5 en los que más he notado lo peor de este estudio: querer darle al jugador mucha cosas para hacer, sin importar que sean, o no, interesantes en todo momento. El juego destila calidad y ambición, grandes momentos y conceptos jugables muy interesantes, pero le cuesta demasiado ordenar bien su discurso.

7.5

/ 10


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