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Analisis Need for Speed Most Wanted ,PC,PS3,X360

Si no es Most Wanted  y no es Paradise... ¿entonces qué es?
Miercoles 31 de Octubre de 2012 por Alejandro Pascual

El sistema de conducción de Need for Speed Most Wanted es como un GPS. Míralo en un mal momento y lo más probable es que tengas un problema al volante. Es lo que pasa con los mundos abiertos, algo que parece haberse puesto de moda estos últimos años con juegos como Horizon, Test Drive Unlimited o el homólogo Burnout Paradise. Todo para poder crear un sistema que no necesite menús para empezar a jugar. Aun así, el juego de Criterion incluye un menú de acceso rápido in-game el cual es inaccesible si no detienes tu coche para mirar bien qué estas haciendo. Y es que  cada vez que nos enfrentamos a un sandbox de conducción, nos repetimos la misma pregunta una y otra vez: ¿Qué problema hay con los menús?

 

Las interfaces de juego no son más que un acceso directo a la diversión rápida, al pulsar un botón para empezar a hacer lo que sea que tengas que hacer en el juego. Crear un mundo abierto es, y debe ser, algo más que intentar evitar los menús. Deben ocurrirte experiencias tanto o más divertidas que las que encontrarás en el objetivo que marques en el mapa, como bien han marcado GTA o Elder Scrolls a lo largo de la historia.

 

Mira el GPS. Ahora, intenta evitar chocarte contra la camioneta. Ahora entiendes la velocidad de reacción que explicaban en la Autoesuela, ¿verdad?

 

Entonces, ¿qué pretende Most Wanted al evitar estos accesos directos? Quizás, unificar una ciudad libre donde las carreras pueden llegar a ser infinitas. La premisa es buena. La resolución, no tanto. Coger un coche y conducir hasta el punto de inicio de una carrera puede llegar a durar cinco minutos. Si en el camino te topas con una de las policías más perseverantes vistas en un videojuego, la cosa puede llegar a los quince minutos, siempre y cuando te deshagas de ella antes de llegar al punto de partida, o no podrás empezar a correr. Y, una vez liberado del asedio policial, vuelve a buscar tu objetivo. Todo esto es lo que se podría haber evitado de haber incluido un menú en el que solo tienes que pulsar un botón para empezar a correr. Esto no es casual, es sencillez.

 

Claro, que también dependen tus gustos al volante. Si eres capaz de no centrarte en los objetivos que te marca el juego y, simplemente, disfrutar de cada choque y cada persecución aleatoria que sucede por la ficticia Fairheaven, entonces Most Wanted es tu juego. Pero volvamos a la analogía del GPS. Need For Speed posee uno de estos cacharros en la parte inferior izquierda de la pantalla, y la mayoría de las veces es el causante de los mil y un choques que sufriremos en nuestro camino. Algo que, por ejemplo, Horizon soluciona con la voz de GPS que te indica el sentido al que tienes que girar; o, en su momento, Burnout Paradise solucionaba con el nombre de la calle y un intermitente que te indica la dirección de la próxima intersección; aquí no hay nada de eso. Tus ojos se desvían hacia el mapa y esa camioneta que viste pero que no viste se estampa contra el morro de tu bonito Alfa Romeo. O, en el peor de los casos, te pasaste el cruce y tienes que volver, perdiendo unos importantísimos segundos.

 

La policía es más que perseverante y cuanto más tiempo tardes en despistarla más presión hará. En ocasiones, es mejor dejarte arrestar.

 

A estas alturas, a nadie debería de sorprenderle que Most Wanted es, en el fondo, Burnout Paradise 2. Todo funciona igual, hasta la forma de entrar en cada carrera, pulsando el freno y el acelerador a la vez para empezar a competir.  Y sin embargo no lo es. Al tener la licencia Need For Speed, Criterion se ha podido asegurar, como en Hot Pursuit, que los coches sean reales, pero a su vez, tendrás que olvidarte de los espectaculares choques marca de la casa, puesto que los desperfectos de cada vehículo son mínimos y nunca verás como tu bólido se convierte en un acordeón en cámara lenta. Esa falta de gamberrismo que hizo grande la obra de Criterion en 2007 termina por crear un título divertida, pero que a veces parece perder el norte. 

Luego está el multijugador. Quizá, la esencia de Most Wanted que desde que inventó su maravilloso Autolog llevó el sistema de récords a un nivel personal. Puedes competir tanto con amigos como con el resto de la comunidad, en una especie de Gymkhana que reúne unas cuantas pruebas. El sistema utilizado, de nuevo, huye de la filosofía de menús y lobbys de espera, optando por un modo en el que los coches deben esperar a que otros terminen la prueba, entreactos para recibir nuevos jugadores y conducir al nuevo punto de encuentro. 

 

De nuevo, aquí influye tu gusto como jugador. Acostumbrados a multijugadores donde un tiempo máximo de espera que sobrepase el minuto es preocupante, Need For Speed se olvida del dogma y puede llegar a durar unos cinco minutos. Claro que en el camino el juego se comporta como ir a los coches de choque, con un montón de jugadores como locos por conseguir 100 SPs intentando hacer un takedown antes del inicio de carrera, pero es algo que hay que tener en cuenta para aquellos que prefieran partidas rápidas y directas. 

 

¿Ves ese vehículo con el que nos la vamos a pegar? Giró inesperadamente, destrozando nuestros sueños de llegar el primero a la meta.

 

Fairheaven sigue la misma línea que Paradise City, con sus núcleos urbanos, sus zonas industriales y carreteras alpinas llenas de atajos. Los coches se comportan de la forma más arcade que te puedas imaginar, en la línea de cualquier Burnout, con la única diferencia de que aquí puedes cambiar algunas partes de tu coche para tener mejor agarre en pista o tierra, un chasis más aerodinámico o protector, o unas marchas más cortas o largas para tener mejor aceleración o velocidad punta. Técnicamente, el trabajo sobresale de la media, con unos entornos muy cuidados que solo quedan empañados por los bajones de frames que se producen ocasionalmente, pero que pueden echar al traste tu mejor puntuación.

 

Ahora bien, como todo buen Burnout, Most Wanted brilla como él solo cuando empiezas a coger el ritmo en cada carrera. Terminar primero después de hacer unas vueltas perfectas, sin prácticamente ningún choque y con la satisfacción de hacer un par de takedowns por el camino, nos lleva a esa sensación eufórica de ser un maestro en el arte que plantea Criterion. El sistema de medallas funciona tan bien como el primer día, buscando el oro por encima de todas las cosas, ya que esta vez incluye mejoras para tu coche y llevándolo mucho más allá gracias al Autolog, para superar los récords de tus amigos.

 

Las introducciones a cada evento son muy creativas. Lo mejor es que no son una carga obligatoria. Están porque, sencillamente, molan.

 

Criterion sabe que su nueva obra se disfruta mejor en compañía. Sus interfaces muestran siempre los resultados de tus amigos junto a sus tiempos. Es un juego de picarte donde, probablemente, la experiencia pueda quedar algo diluida si la vives en solitario. Y es que Most Wanted te plantea, prácticamente nada más comenzar, definirte como jugador de conducción. Si eres tolerante con su sistema de carreras, su mundo abierto, sus viajes constantes hacia un punto de encuentro para empezar a jugar, tienes un título casi infinito en posibilidades, que además se amplía con un modo multijugador tan divertido como cuando quedabas con tus amigos para jugar al escondite, al bote botero o al pilla pilla (y donde, incluso, perdonas las pequeñas "trampas" que hace cada jugador). Pero si eres de la vieja escuela, que busca una experiencia donde se perciba tu pericia al volante, es probable que el estilo de este Need For Speed se te antoje demasiado simple en su conducción y a la vez complejo en sus reglas de conducta.

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