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Analisis Mutazione ,PSVITA

Cuando el mutante eres tú
Jueves 10 de Octubre de 2019 por Adrián Suárez Mouriño

Murasaki Baby tiene un encanto especial, uno que nos traslada a Limbo y a Among the Sleep; al terror de la realidad vista a través de los ojos de un niño pequeño, de una niña en este caso. Mediante una estética oscura, a través de unos dibujos que a veces se quedan en un garabato, en unas pinceladas desmontadas, se nos presenta a una pequeña y a su globo en una misión: encontrar a nuestra mami.

 

La PSVita se presenta como un vehículo sensacional para esta aventura. Los botones no cuentan aquí, solo los paneles táctiles y las capacidades de la Vita para conocer su posición y ángulo con respecto a la horizontal. Tomamos a la niña de la mano, una que estéticamente recuerda a los niños de Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton, y tiramos de ella, protegiéndola. Se produce entonces una interesante sinergia entre nosotros, la cría y el globo que ella arrastra, puesto que nosotros nos encargamos de protegerla a ella, y ella al globo que lleva en su mano. Si este explota: game over, y perder en el juego castiga, puesto que a un ritmo lento se le une que los check points no están precisamente cerca los unos de los otros.

 

Un buen uso de las opciones táctiles de la PSVita tanto para jugar como para narrar

 

Narrativamente, el título explota, durante sus dos horitas de duración, esa manera de contarnos las cosas tan de videojuego que disfruta de serlo. La historia es ligera, casi inexistente, pero las sugerencias que nos llegan a través del escenario y de la propia jugabilidad son una maravilla. El escenario cuenta cosas, así como los enemigos y amigos que nos encontramos, y también las plataformas y las propias interacciones que hemos de llevar a cabo para llegar al final de la aventura. Si en videojuegos como Destiny, un fondo en ruinas nos dice que ahí ha ocurrido una guerra, ¿qué es lo que nos cuenta uno que puede cambiar con el deslizamiento del dedo sobre la pantalla?

 

A medida que avanzamos, como jugadores pero no como la niña que llevamos de la mano, obtenemos distintas habilidades. La más interesante es la de poder alterar el color y lo que vemos en el escenario al correr nuestro pulgar por el panel trasero. Al hacerlo, si tocamos en la pantalla suceden distintas cosas: un chuvasco, una fuerte ventisca, nos embarga la oscuridad... Para obtener la posibilidad de trastocar los fondos, tenemos que hacer explotar los globos de aquellos a quienes nos encontramos, unos muy similares al mismo que tenemos que proteger de nuestra pequeña protagonista para que la partida no termine de manera abrupta.

 

La relación con los globos, la niña y los personajes que nos encontramos es curiosa, por lo menos

 

Tan solo quiero daros estas pequeñas pinceladas para que vosotros mismos saquéis vuestras propias conclusiones mientras jugáis y al llegar hasta el final.

 

El control, como ya he dicho, es absolutamente táctil, y aunque la idea es buena al conseguir que sintamos que estamos protegiendo a la chiquilla con nuestras propias manos, en ocasiones he acabado con hasta cuatro dedos, entre panel trasero y delantero, combinando distintas opciones jugables para superar los puzzles. En ocasiones el control se vuelve un tanto engorroso y no permite captar, bien, lo que ocurre en pantalla. Como si la desarrolladora fuera consciente de ello, el ritmo de Murasaki Baby es lento, a veces demasiado. La niña no corre, y se le haces apurar el paso se cae. Se nos transmite así que es frágil y se nos insta a la paciencia, puesto que si quisiéramos apresurarnos se montaría un buen lío con tantos dedos tapándonos la acción.

 

Una experiencia interesante pero breve, aunque más que breve, de duración muy medida.

 

Pero esto es otro problema. Moriremos en ciertos lugares por ser tontos, no porque no sepamos solucionar un puzzle, puesto que estos son solo maneras de recrearse en cómo solucionar acertijos con el panel táctil; sino por mover el escenario (y con él las condiciones de juego) y comprobar que al hacerlo aparece un agujero a nuestros pies, y morimos. Entonces el título nos hace retroceder, demasiado, porque la niña es lenta y volver sobre nuestros pasos no es divertido.

 

Aún con estos pequeños detalles, Murasaki Baby es una experiencia curiosa, entretenida y un tanto macabra, que os hará querer acabarla para atar los cabos de todo lo que os vais encontrando durante su desarrollo. Un cuento extraño, lúgubre y encantador; corto pero interesante.

7.5

/ 10


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