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Analisis Moonlighter ,PC

Comerciante de día y aventurero de noche.
Martes 29 de Mayo de 2018 por Álex Pareja

Me encantan los videojuegos en los que se plantea una acción cotidiana como parte fundamental de la experiencia, aunque luego se mezcle o mejore con otras más propias del mundo de los videojuegos. Moonlighter es un caso muy peculiar que sabe atraer al jugador con este principio, ya que encarnamos a un personaje que durante el día debe ser comerciante en su pequeña tienda y por la noche debe ser un intrépido aventurero que investiga unas extrañas mazmorras en busca de materiales para sus clientes o para su propio uso.

 

Todo ello, además, se sostiene gracias a una forma estupenda de plantear la historia, con un gran misterio que ir resolviendo que evoluciona a través de las propias mazmorras y su exploración. Apenas hay conversaciones o interacciones más allá del ciclo de vender-explorar, pero la obra sabe ir manteniendo su interés a lo largo de las horas. Lo que queda claro desde un principio es que las mazmorras que salimos a explorar por la noche son algo más que simples reductos de criaturas que cazar para obtener sus piezas. Y ahí estamos nosotros, para tratar de resolver el misterio mientras intentamos que nuestra tienda prospere

 

 

Poco a poco, Moonlighter sabe hacer entender al jugador cómo debe realizar el ciclo continuo que durante muchas horas le acompañará. ¿Y cómo lo hace? A través del error. Si mueres en una mazmorra comprendes que todos los recursos que hayas obtenido se perderán. Si los compradores de la tienda no compran tus objetos seguramente sea porque su precio es demasiado elevado. También vas desbloqueando tiendas y comercios en el pueblo que sirven para progresar y mejorar tu equipamiento, por lo que comprendes que es mejor no vender todos los objetos que consigues, sino que algunos te servirán para obtener una mejor arma o armadura que te permitirá seguir progresando en las mazmorras. 

 

Las mazmorras se generan de forma aleatoria, aunque mantienen una estructura básica. Unos cuantos pisos y un jefe final de zona, bastante duro en general, que habrá que derrotar antes de seguir progresando e incluso tener acceso a nuevas mazmorras con nuevas criaturas y elementos que recolectar para vender o craftear. De esta manera, sabemos entender nuestro papel en el mundo de Moonlighter y lo llevamos a cabo con soltura: por la noche nos internamos en la mazmorra, tratamos de avanzar todo lo posible consiguiendo muchos materiales y a la mañana siguiente abrimos la tienda y tratamos de vender lo conseguido, en caso de que no lo necesitemos para nuestros propios intereses. 

 

 

Ambas características están solventadas de forma satisfactoria y resulta muy interesante tanto vender como explorar, a pesar de que la sensación de progresión pueda sentirse algo lenta (sobre todo al principio). Quizás sea una apreciación muy personal, pero yo experimenté algo llegado cierto punto que ha lastrado un poco mi experiencia: el sistema de recogida de objetos, de eliminación, de obtención... es interesante pero ralentiza mucho el juego. Es probable que Moonlighter quiera ofrecer ese tipo de experiencia, pero cuando estás concentrado y a tope en plena batalla dentro de una mazmorra, lo último que puede apetecerte es tener que gestionar el inventario y sus objetos cada vez que obtienes alguno. 

 

El sistema de mazmorreo, aunque satisfactorio, también se queda por detrás de otros grandes exponentes del género, lo que también termina haciendo daño a la experiencia general. Sigue siendo terriblemente atractivo explorar, vender y tratar de avanzar poco a poco, pero la sensación de novedad y enganche va decreciendo con el paso de las horas. El misterio de las mazmorras también tarda en proclamarse como algo realmente interesante, aunque es cierto que finalmente el propio juego va tomando un aire distinto al del inicio. 

 

 

Moonlighter es un buen videojuego, que sabe mezclar con gran acierto una tarea común e incluso anodina como regentar una tienda con el de la exploración más fantasiosa. Los enemigos son interesantes, el sistema de progresión también, pero no resulta ser el adalid de un género que por desgracia ya cuenta con exponentes de enorme calidad. Por suerte, si os llama la atención su propuesta o sois amantes del género, vais a disfrutar muchísimo con esta obra, que os puede entretener y enganchar durante largas horas. Nunca ser un comerciante de pueblo había sido tan apasionante

7.5

/ 10


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