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Analisis Metro Exodus ,XONE

Un gran juego para el fan
Domingo 24 de Febrero de 2019 por Rafa del Río

En pleno año 2010, inspirado por ese gran hallazgo que había sido Andrzej Sapkowski, me dio por empezar a leer a autores europeos, cuando más al este, mejor. Fue entonces cuando conocí a tres grandes autores rusos -cuatro, en realidad- que abrirían, y mucho, mis horizontes lectores. Por un lado los hermanos Strugatsky, Arkadi y Boris, con su traumático, divertido y absurdo estilo literario. Por otro, Sergei Lukyanenko, más reposado, tranquilo y profundo aunque no por ello menos ágil y divertido, su hexalogía de la Guardia es un ejercicio muy curioso de magia y costumbrismo tremendamente atractivo para el lector acostumbrado a los best sellers de siempre. 

 

Mi favorito, sin embargo, fue Dmitry Glukhovsky. Metro 2033 se ofertaba por aquel entonces en El Círculo de Lectores como si de una obra de Haruki Murakami se tratara, algo así como "Una novela diferente, exótica, íntima y la vez abierta por su prosa ágil y al alcance de todos los públicos". Os mentiría si os dijera que no devoré de la primera a la última página de esta forma tan diferente y a la vez tan cercana de contar historias. Cuando recién terminado el libro me enteré de que justo ese mes salía al mercado su versión en videojuego, la locura fue máxima. Recorrer la Hanza o la línea roja, vivir de primera mano la destrucción de Exhibición o el miedo a los oscuros y los fantasmas del metro me engancharon hasta tal punto que me declaré fan de la saga a ultranza. Y nunca me arrepentí.

 

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Metro: Exodus

Metro: Exodus llega en el décimo aniversario de Metro 2033, la novela, y lo hace proponiendo una serie de cosas que, de primeras, han asustado un poco a su público. La superficie, el mundo abierto, las mecánicas de sandbox y la ausencia de dinero podían sonar un poco mal, incluso dar miedo. Afortunadamente, tras poner las manos en el juego, puedo confirmar que 4A Games demuestra una vez más su pasión por la obra de Glukhovsky y su entrega a una trama brillante cuidando con mimo y celo cada uno de los renglones de su guión para no faltar a una obra que, a pesar de su juventud, ya está entre las grandes de la ciencia ficción universal. 

 

Una vez más Metro: Exodus nos pone en la piel del protagonista principal, Artyon, que vive obsesionado con su deseo de salir al exterior, especialmente tras los sucesos acaecidos en Metro 2033 y los recientes combates por el D6 en Metro: Last Light. En apenas unos minutos, con un arraque un tanto lento pero familiar, 4A Games se las arregla para que refresquemos la memoria, recordemos los sucesos acaecidos o, en caso de los recién llegados, nos pongamos al día de la historia de Artyon, Anna, el Coronel Miller y el pelotón de fuerzas especiales de los Espartanos. Con ese tono tan de la saga en el que la narración se respira en cada pequeño detalle de la pantalla, Metro: Exodus va colocando las piezas de un prólogo que nos lleva, finalmente y tras más aventuras de las que pensaba, a salir por fin al exterior para algo más que una simple incursión. 

 

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Aurora 

No voy a destriparos nada de la historia porque merece la pena ser vivida sin más datos que los que ya tenemos. Sin embargo sí voy a hacer hincapié en cómo Metro: Exodus consigue emocionarnos al subir al tren y tener todo un área por descubrir, pioneros de un nuevo mundo que no deja de ser el viejo mundo ajado y roto, y aún así, cargado de posibilidades. Metro: Exodus hace de la mezcla entre sandbox de escenario abierto y misiones lineales un arte, jugando con la monstruosidad de sus escenarios para cohibirnos en la exploración y a la vez animarnos a profundizar colocando ante nuestras narices la zanahoria del saber más de este mundo, vivir nuevas historias, rescatar nuevos personajes y mejorar nuestro equipo y armamento. Por otro lado, 4A Games no duda en colocar secuencias, momentos e incluso escenarios enteros en los que nos moveremos guiados por la necesidad del terreno con una única vía de escape, un descanso a la inmensidad de sus partes más sandbox que, a la vez, aportan algunos de los mejores y más impactantes momentos del juego. 

 

La decisión de mezclar estos dos modos de juego tan dispares no es más que la evolución de sus dos anteriores entregas, un paso adelante coherente con lo que es Metro y que, como digo, propicia la presentaciópn de una serie de experiencias dispares dando pequeños bocados a todas las alternativas distópicas de un mundo postapocalíptico en decadencia que permite una riqueza de guión mayor a la que ya habíamos experimentado anteriormente en juegos y novelas de la saga. Eso sí, no renuncia a su componente de supervivencia -que permite regular al principio del juego en su selector de dificultad- así como a los entornos lóbregos y oscuros, el generador de electricidad, las marcas de HUD sabiamente colocadas en las herramientas de Artyon y nuevas incursiones a localizaciones subterráneas en las que deberemos aprovechar al máximo las lecciones aprendidas en Metro 2033 y Last Light si queremos sobrevivir.   

 

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Mundo abierto, mundo lineal

Metro Exodus se plantea de varias formas de las que es mejor hablar por separado. El principio, tremendamente lineal y que sirve de tutorial en forma de prólogo, coloca las piezas de quién es Artyon y el resto de personajes a la vez que nos sirve para tomar contacto con algunas mecánicas como la del sigilo, la decisión entre ser letales o no en nuestros ataques, y la necesidad de echar siempre un ojo a nuestros recursos: filtros de la máscara de gas, munición, electricidad y botiquines, que deberemos administrar con sabiduría en los niveles de dificultad más altos. La parte lineal  se muestra, quitando el principio algo engorroso, como un respiro tras las partes abiertas y una forma de presentar la historia de forma directa y contundente para hacernos avanzar en el arco argumental de esta nueva odisea plagada de tiroteos y momentos de tensión. 

 

En contraposición tenemos los momentos de mundos abiertos, ciertos escenarios en los que deberemos elegir la ruta de acción más óptima para cumplir la misión o misiones que tengamos pendientes a la vez que nos permite explorar en busca de suministros con los que mejorar nuestro equipo, contruir consumibles, encontrar nuevas armas o mejorar las ya existentes. El sistema bebe de la exploración libre, la localización de rincones especiales mediante el uso de prismáticos, el 'chivatazo' de algunos lugareños a los que ayudemos o la lectura de notas y ecucha de conversaciones que nos llevarán a hacernos con mejores herramientas y equipo. 

 

En este sentido, Metro: Exodus bebe de muchos videojeugos para tomar lo mejor de cada uno y darle una mayor profundidad y coherencia. Así, las notas y conversaciones a lo Fallout dan mayor dimensión al argumento, el uso de los primáticos a lo Far Cry no es una mecánica machacona, si no una necesidad real que simplemente marcará una interrogante en nuestro mapa para saber dónde está lo que hemos visto desde una loca, la azotea de un edificio o lo alto de una grúa; y la posibilidad de cambiar partes de la historia del juego según nuestras decisiones no nos viene indicada como en los juegos de Bioware, sino que surje de forma natural sin que se nos indique cuál es el camino correcto ni sus consecuencias. 

 

Para que os hagáis una idea de hasta qué punto llega esto, según actuemos en el primer escenario podremos continuar nuestro viaje con un miembro menos en el equipo, lo que nos anima a investigar todas las vías posibles y a actuar con cuidado a la hora de tomar decisiones, elegir misiones y cómo afrontarlas. En un nivel inferior, comportarnos con mesura y la exploración inteligente del terreno nos dará recompensas como encontrar nuevas partes con las que mejorar nuestras armas, herramientas indispensables como las gafas de visión nocturna y objetos especiales con los que nos ganaremos el aprecio de nuestros amigos y compañeros de viaje.

 

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El factor grupo

Metro: Exodus se aleja del individualismo tradicional de la saga y da un paso adelante a este respecto al poner a nuestro personaje como núcleo de un nuevo grupo de nómadas formado por su esposa Anna, su suegro el coronel Miller y el resto de Espartanos. Una suerte de Bad Company muy divertida que nos regalará momentazos como un dúo de guitarra de Artyon y Stepan tocando los primeros compases del Mama Said de Metallica tras conseguirle un instrumento a nuestro compañero, un cigarrillo rápido en la cubierta de la locomotora con Miller, Duke o Idiota para repasar los nuevos pasos a dar mientras la vieja URSS pasa rápida ante nuestros ojos, o unos brindis de vodka más que necesarios para olvidar lo que acabamos de ver en cierto rincón del juego. 

 

Lejos de ser meros figurantes, los compañeros de Artyon tienen ese componente de vida propia que hará que los veamos deambulando por el escenario cumpliendo sus propias tareas, que nos cubran en ciertos momentos o nos acompañen o den el chivatazo de algún alijo escondido. Sin barras de porcentaje ni medidores, Metro Exodus consigue que nos interese saber más del equipo, colaborar con ellos y tratar de ayudarles en determinados momentos para luego contar con su apoyo en esta odisea que, según va avanzando, va cobrando cada vez más sentido. 

 

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Cómo se juega

Dejando a un lado su dimensión argumental como nueva entrega de la saga a la altura de las novelas, su forma de presentar el mundo y su nuevo concepto de grupo, Metro: Exodus sigue siendo un Metro de pies a cabeza. Los elementos de supervivencia, especialmente todo lo relativo a los filtros, los botiquines y la munición, siguen siendo el punto fuerte de una saga que hace que prime el sigilo y la inteligencia estratégica por encima del gunplay directo y devastador que, esta vez, también estará presente en las partes más lineales del juego. Se nos permite así elegir nuestro modo de actuar en cada escenario abierto y sin 'estropear' las decisiones que hayamos tomado en pro de una última misión obligatoria que haga que prendamos fuego a todo el pueblo antes de irnos. 

 

Disparar en Metro: Exodus es una gozada con peros. La munición desgastada, las armas improvisadas y su mantenimiento hacen que, si no las tenemos a punto, los mecanismos se encasquillen y se atasquen. Una ametralladora limpia y bien engrasada es una alegría, pero sucia o magullada es un desespero a la hora de ver cómo se encasquilla cada dos por tres, algo que nos pasará si no mantenemos nuestras armas en el mejor estado posible. Al margen de esto, el comportamiento de cada arma es muy diferente entre sí mucho más allá del tipo de arma o munición. Las posibilidades de personalización son tremendas, pudiendo convertir una sencilla pistola en un sub-fusil o un rifle de francotirador, una escopeta de mano en una poderosa escopeta pesada de varios cañones, o un fusil de asalto en una miniametralladora, por poner algunos ejemplos. Tampoco falta nuestro rifle de aire, que en esta ocasión podemos modificar a varios niveles y cargar con distintos tipos de munición para convertirlo en nuestro aliado más leal. 

 

Respecto al equipo, podremos mejorar las distintas partes de la ropa y armadura de Artyon, modificar la máscara anti-gas para mejorar su resistencia o duración, añadir gadgets de varios tipos al reloj o mejorar el generador de energía para optimizar su velocidad de recarga op duración de la misma. Un puñado de opciones que unidas a las distintas situaciones y vehículos que iremos encontrando en nuestro camino hacen de Metro: Exodus un título muy a tener en cuenta y que funciona tremendamente bien a pesar de que, eso sí, el movimiento de Artyon no sea tan preciso como nos habría gustado. 

 

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Consejo de Guerra

Metro: Exodus ha terminado siendo la deliciosa sorpresa que esperaba que fuera y que me temía que no sería al final. Elementos sacados de Bad Company, Fallout, Far Cry e incluso Half Life se dan la mano con una reinterpretación de 4A Games que hacen que todos conjuguen a la perfección, un halarde a la altura del trabajo de guión que en ocasiones puede quedar un tanto obvio pero que en seguida logra arreglar esta obviedad o poca sutileza con un mazazo directo que te deja sentado esperando a saber qué más va a pasar. 

 

Como fallos hay algunos bugs de temblequeo y problemas de movimiento, nada especialmente destacable y que lo peor que puede hacer es que te quedes atascado y tengas que volver a cargar de nuevo el punto de control. Recomendadísimo a los fans de la saga, a los amantes de mundo abierto, a los que disfrutan de Fallout y Far Cry y, en definitiva, a los fan del shooter que no necesiten Online y estén dispuestos a pasar largas horas combatiendo alimañas mutantes, ocultandose en las sombras y acumulando recursos para el siguiente ataque. Un buen regreso el de A4 Games con esta nueva entrega de una saga muy querida.

 

¡Nos leemos!

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