Analisis Mass Effect Andromeda ,PC

Mass Effect Andromeda no tiene nada que ver con la trilogía original protagonizada por Shepard en términos de historia, pero sí que continúa conservando la misma base jugable y concepto de aventura. La premisa es interesante, con nuestra búsqueda por una nueva galaxia de un planeta que convertir en el nuevo hogar de la especie humana, aunque quedándose muy por detrás en cuanto a calidad y profundidad visto en esas obras anteriores de la saga. En general, Andromeda se siente como un producto bastante inferior a esos tres juegos que nos llevaron a combatir contra los Segadores. 

 

No he llegado a conectar prácticamente con ninguno de los nuevos miembros de la tripulación que en esta ocasión se embarcan en la Tempest, otra nave que podremos recorrer con libertad entre misiones, hablando con nuestros compañeros y desarrollando relaciones. De diferentes especies, gustos y formas de ser, es normal que cada jugador encuentre sus preferidos e incluso decida ir más allá con alguno de ellos. El problema es que esa manera de relacionarse se ha quedado algo estancada en el tiempo, concretamente en 2007, cuando el primer Mass Effect aterrizaba en el mercado: las relaciones no evolucionan de una forma natural, sino que más bien tienen mucho que ver con nuestra predisposición. ¿Queremos tener una relación amorosa con algún personaje? Es tan sencillo como responder siempre de forma positiva o dejarnos guiar por el icono del corazón que acompañará a la opción de diálogo correspondiente. Más que encontrar una manera de ser propia y responder según la personalidad que queramos aportar a Ryder, parecemos una mano que mueve los hilos de forma impostada. Siento continuamente que estoy siendo un falso para obtener mi propósito, porque el juego casi invita a ello. 

 

 

Lo mismo ocurre con el sistema de combate, progresión y control: continúa ofreciendo las mismas bases que ya vimos hace una década. Mass Effect Andromeda se siente como un juego algo arcaico en las formas, sin ninguna evolución. Es una pena que BioWare, con el potencial creativo que atesora, aporte en esta ocasión una historia menos inspirada y una estructura jugable que sigue manteniendo las características vistas en la trilogía original de la saga. Sí, se ha perdido todo el componente táctico y lo único que haremos en las misiones principales de la historia será cubrirnos en una cobertura y salir a disparar a los enemigos sin parar mientras que nuestros compañeros son simples palmeros. Ni siquiera el nuevo sistema de saltos o esquivas funciona de forma fluida, generando una sensación de tosquedad. Es obvio que una cámara algo más alejada y un control más suave del personaje habrían favorecido a unos tiroteos más satisfactorios, pero no es el caso. 

 

Tenemos una galaxia plena para explorar, pudiendo dirigir nuestra nave a donde queramos. Multitud de misiones principales y secundarias, que nos pueden tener dando tumbos por Andrómeda durante muchísimas horas. ¿El problema? La mayoría de interacciones secundarias no son trascendentes y una enorme parte de ellas se basan en dirigirnos a diferentes puntos de la galaxia para cumplir recados simples y ya está. Ve aquí, haz esto, regresa y eliminamos el icono de misión de tu menú. Recolectar elementos y materias primas de los distintos planetas también tiene su gracia, ya que podremos craftear nuevas armas, armaduras o complementos de combate, pero tampoco es un campo totalmente necesario para avanzar en la aventura. 

 

 

A esto también debemos sumar un sistema organizativo bastante caótico de misiones, que vuelve a recordar a lo visto en el juego original de hace una década. Solo podemos marcar un objetivo a la vez, con una brújula en pantalla que no ayuda demasiado a que podamos alcanzar nuestra meta de una manera agradable. En Mass Effect Andromeda necesitamos abrir el menú continuamente, para echar un vistazo al mapa y saber qué ruta escoger en todo momento o seleccionar y deseleccionar las misiones activas. No solo corta el ritmo y las ganas de completar todos los objetivos disponibles, sino que vuelve a gritar que su base debería haber sido mejorada y evolucionada con urgencia. 

 

Se nota que al juego le faltan muchas pinceladas finales, provocadas probablemente por un tiempo de desarrollo necesario pero que ha sido perdido para poder lanzar el título en el mercado lo más rápidamente posible. Multitud de bugs, problemas técnicos y encontronazos con lo absurdo, dan una mala sensación general. No es agradable encontrarse con ausencias de animaciones, acciones o detalles que son claramente fruto de este mal. ¿Por qué no hay una animación para subir o bajar del vehículo terrestre? ¿Por qué hay tantos fallos de cámara en las conversaciones? ¿Por qué cuesta tanto encontrar el punto de interacción para hablar con nuestros compañeros en la Tempest? ¿Por qué todos los miembros de esta especie tienen la misma cara? Detalles, como digo, probablemente provocados por el mismo mal.

 

 

No tomamos ningún tipo de decisión importante a lo largo de la aventura, que concluye de forma atropellada. De hecho, la mayoría de interacciones en diálogos no son para tomar decisiones que afecten en algo a la historia, sino más bien para cambiar la manera en que exponer la misma respuesta. Podemos responder con ironía, cariño o seriedad, pero el mensaje es siempre el mismo. No hay un medidor de lo buenos o malos que somos como Pioneros, pero tampoco hay una construcción real de la personalidad de nuestro personaje. Apenas tomamos decisiones y la manera de responder apenas tiene consecuencias, más allá de las relaciones personales entre algunos personajes. 

 

Mass Effect Andromeda soporta en su espalda muchísimos problemas de peso, en su mayoría provocados por un estado en el desarrollo que se siente prematuro y, sobre todo, por una base jugable que ya vimos hace una década. Esperaba algo más de evolución por parte de BioWare, que en ocasiones da la sensación de no haber sido excesivamente pretencioso con esta obra en muchos términos. 

 

 

Pero, a pesar de todo ello, la esencia de Mass Effect sigue estando ahí. Es curioso, porque incluso esa trilogía original tiene detractores y fans por igual, y pienso que Mass Effect Andromeda va a conseguir algo similar. Aquellos a los que nos les importe tanto que el sistema de disparos y coberturas sea algo tosco y rudimentario, van a seguir disfrutando de una aventura épica espacial que va a hacerles recorrer una nueva galaxia casi al completo. Va a seguir experimentando esas largas horas de conversación entre los miembros de la tripulación, y seguro que no le va a importar dirigirse hasta un planeta para realizar alguna tarea de recado si a cambio va a seguir obteniendo esa experiencia Mass Effect a la que el estudio nos ha tenido acostumbrados durante estos últimos años. 

 

Mass Effect Andromeda es un Mass Effect, con todo lo que eso conlleva. Tenemos que saber cómo experimentarlo para disfrutarlo de manera plena, dejando de lado todos los problemas antes descritos y que nos van a acompañar en nuestro viaje sí o sí. Lo bueno pesará por encima de lo malo a esas personas que sepan a lo que se van a enfrentar, por lo que en cierto sentido no se trata ni mucho menos de una obra de mala calidad, sino todo lo contrario. 

 

 

Puede que la historia no sea tan especial ni espectacular como la de la trilogía original, ni que el grupo de personajes sea tan profundo o carismático (aunque esto, obviamente, corresponde a puros gustos subjetivos), pero sigue siendo una aventura en la que perderse si queremos durante todas las horas que hagan falta. Podemos profundizar en la historia de los personajes, tenemos a nuestra disposición un Códice repleto de información que nos habla sobre todo lo que vemos o se menciona en la historia, invitando al jugador a tomarse esta aventura con calma. Parece que los tiros tienen que estar ahí por algún tipo de imposición, pero lo que de verdad importa en Mass Effect Andromeda es todo lo demás. 

 

Si perdonáis todos sus evidentes errores, vais a poder disfrutar de la búsqueda de este nuevo hogar. Eso no quiere decir que sea obvio que BioWare debería replantearse sus herramientas, echar un vistazo a otros títulos del mercado y darse cuenta de que esa base podría haber funcionado hace diez años, pero ahora se siente como algo excesivamente arcaico. Mass Effect Andromeda nos vuelve a trasladar al hogar de nuestra infancia, esta vez con Ryder en lugar de Shepard y con otros compañeros, situaciones y lugares, pero manteniendo esa misma esencia final. Esa casa en la que pasamos tantos buenos momentos, pero que se adorna con muebles y electodomésticos excesivamente antiguos, como si no hubiese querido adaptarse a los tiempos que corren. Pero para muchos seguirá siendo un hogar donde seguir viviendo con satisfacción. 

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