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Analisis Los Delirios de Von Sottendorff y su Mente Cuadriculada ,3DS

Las locuras del Barón. 
Jueves 24 de Diciembre de 2015 por Álex Pareja

Por el bien de nuestra salud mental, no sería una buena señal comenzar a escuchar voces dentro de nuestra cabeza. Tampoco lo sería si comenzamos a delirar y a descubrir que podemos variar la disposición de las habitaciones en nuestro hogar a voluntad, para elegir, por ejemplo, que la habitación que nos vamos a encontrar nada más cruzar la puerta de nuestra habitación va a ser la cocina, para posteriormente volver a variarlo y encontrarnos con el baño. 

 

Podríais tildarme de loco con mucha razón, pero entonces conoceréis al querido Barón Von Sottendorff y os daréis cuenta que ese estilo de vida es el habitual para él, y oye, hay que destacar lo divertido que termina siendo. Los delirios de Von Sottendorff y su mente cuadriculada nos propone acompañar a este peculiar Barón en una aventura en la que vamos a tener que resolver muchos puzles mientras deliramos por las estancias de una mansión que toma por costumbre ponernos las cosas cada vez más difíciles.

 

 

El título de Delirium Studios no deja de ser un concepto muy básico de puzles que saben solaparse y fusionarse con el género de las plataformas, a pesar de que en muchas ocasiones sentiremos que no es algo que termine funcionando del todo bien. Tendremos que ir pasando de una estancia a otra para coger todos los objetos que hay desperdigados, pudiendo de esa manera seguir avanzando en el juego. Pero claro, no será tan fácil, y deberemos ir variando la disposición de las habitaciones para poder ir abriéndonos paso.

 

Para que lo entendáis mejor, las estancias de la mansión de Los delirios de Von Sottendorff y su mente cuadriculada contarán con varias puertas, algunas de ellas a diferentes niveles. Como si fuese un rompecabezas, deberemos unir esas puertas a otras estancias que también compartan esa misma distribución, para que podamos ir entrando a unas y a otras mientras conseguimos los objetos. Al principio es muy fácil pero no tarda en complicarse, convirtiéndose en un reto muy recomendable para todos los jugadores que disfruten de este tipo de experiencias.

 

 

Siempre tenemos la sensación de que el juego va un paso por delante de nosotros, y hay que destacar el buen hacer de Delirium Studios en este terreno en particular. Cuando creemos que ya controlamos todas las mecánicas y podemos enfrentarnos a lo que sea, el juego incorpora una nueva mecánica novedosa, o un nuevo elemento en las habitaciones que trastocan todo lo que habíamos asimilado hasta el momento. Por ello, el viaje del título no para de obligar al jugador a adaptarse a sus nuevos desafíos, para que no caiga en la rutina y sienta que ya ha visto todo lo que el juego tiene que ofrecerle.

 

De esta manera, Los Delirios de Von Sottendorff y su mente cuadriculada incorpora un sistema de plataformas en muchas de las estancias, que deberemos superar utilizando en algunas ocasiones otra de las nuevas mecánicas que no tardan demasiado en incorporarse: una trompeta que nos muestra algunas plataformas escondidas a simple vista. Estas plataformas nos servirán para llegar a zonas que parecían inaccesibles desde un primer momento, y que suelen recompensarnos con un nuevo objeto, una palanca necesaria para avanzar o la presencia de una nueva puerta que nos va a servir para avanzar a una nueva habitación cuando la coloquemos en su lugar correspondiente.

 

Es una pena que estas plataformas y algunos otros elementos que se van incorporando al juego de forma progresiva no funcionen tan bien, y que el sistema de cámaras sea en gran medida el gran culpable. Para poder facilitar a los jugadores que se sientan siempre cómodos realizando cualquier acción, sea variar la disposición de las habitaciones o sea enfrentarse a una sección de puzles, el título nos permite acercar y alejar la cámara a nuestro gusto. Y está bien, pero a la vez termina por ser algo demasiado pesado, ya que deberemos hacerlo continuamente y es inevitable no pensar en algo: la cámara que está alejada está demasiado lejos y la cámara que nos permite centrar la vista mucho más cerca del Barón está demasiado cerca.

 

 

Por desgracia, eso también afecta a las propias mecánicas de las plataformas. Muchas veces no seremos del todo conscientes de dónde está exactamente una plataforma concreta, por lo que caeremos en muchas de estas fases sin que realmente sintamos que es nuestra culpa (sino más bien de que el juego no nos permite ver bien la disposición de las plataformas). Y termina siendo un poco pesado tener que volver a repetir muchas veces la misma zona porque no hemos podido calcular demasiado bien el salto.

 

Esta fusión de géneros, además, no funciona del todo bien cuando la dificultad crece. Será bastante común que en muchas ocasiones no sepamos muy bien lo que hacer y deambulemos por las habitaciones hasta que descubramos qué es lo que debemos hacer para avanzar. Y es un poco pesado llegar a realizar las mismas zonas de plataformas una y otra vez sin sentir que realmente está sirviendo para algo.

 

También se echa en falta algo más de presencia de la propia historia, o que nos cuenten algo más de esos delirios que podrían haber convertido a Von Sottendorff en un personaje mucho más carismático, con el que el jugador sintiera una especial empatía. Al final, da la sensación de que la obra tiene muchas grandes ideas que terminan por quedarse a medias, como si no se hubiese podido alcanzar la cima del todo a pesar de que la expedición por la montaña estaba yendo estupendamente bien.

 

Aún así, si sabes perdonar todo esto, vas a encontrarte con un soplo de aire fresco en tu portátil, que va a saber proponerte un reto constante en el que el juego siempre va a ser más listo que tú. Y cuando crees que has conseguido dominarlo, vuelve a sacudirte para que debas adaptarte a sus mecánicas, sus locuras y sus delirios. 

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