Analisis London 2012 ,PS3

Una vez más, nos encontramos ante un título referente a un evento deportivo y no es cualquiera, nada menos que los Juegos Olímpicos de Londres. En seguida podemos sacar a relucir lo mejor de este tipo de entregas y es que, al llevar dentro de sí una variedad tan grande de pruebas y disciplinas, nos empapamos de diversidad y pareciera que jugamos a distintos juegos.

 

Rápidamente escogemos el país que nos toca (por patriotismo, escogemos el nuestro) y nos adentramos en el gestor de los eventos. Podemos seleccionar a los deportistas que se enfrentarán a cada uno de los retos que encontraremos y, tras esto, se establece un sistema de organización de pruebas por día durante los diez que dura la competición. En todas ellas la dinámica es la misma, participamos una vez para clasificarnos y otra que representa la final. Participemos en la que participemos, sea una u otra, tenemos siempre la sensación de jugarnos el todo por el todo, ya que el fallo nos elimina en cualquiera de las dos pruebas. Esa es una de las mejores sensaciones que nos produce London 2012, nos pone en la piel del deportista y nos transmite ese riesgo de haber entrenado duro para jugártelo a una carta.

 

 

Las apuestas fuertes del título son la variedad de especialidades y la compatibilidad con move o Kinect. Hay algo en ese abanico de deportes y pruebas que no pasa desapercibido y es que muchos, en cuanto a jugabilidad y desarrollo de las pruebas, no suponen demasiadas diferencias. De este modo, cuando practicamos una prueba de natación y cambiamos a otra, la dinámica es la misma y el único truco para aplacar la monotonía que nos produce, es alternar unas pruebas de distintos tipos. Por otro lado, la forma de completar las pruebas (jugando con mando), en su mayor parte, se centra en QTE o el típico sistema machacabotones, para correr más rápido o aguantar. Otros deportes, si reclaman reflejos o destreza como el tiro al plato o el lanzamiento de disco.

 

Los diferentes modos que aporta el juego quedan un poco difuminados entre la práctica que representa la configuración de eventos y la superación de retos y la prueba en sí misma o transcurso de las Olimpiadas. El juego online es ya una extremidad de la época que alimenta esa necesidad de una IA imprevisible con capacidad de aprendizaje. De hecho, en algunas pruebas, parecemos ser los únicos participantes, ya que solo vemos al deportista que manejamos realizando la disciplina y no sentimos la competición hasta la secuencia de entrega de medallas.

 

Para sentir el reto que esta nueva entrega de SEGA nos supone, necesitamos forzarnos a jugar en una dificultad elevada. Tendremos que elegir el nivel Difícil y, en las pruebas que se nos solicita elegir disciplina, apuntar a un rango que suponga el desafío. De ese modo, por ejemplo, los QTE se vuelven más complejos, forzándonos a realizar combinaciones de botones para realizar un movimiento.

 

 

Por desgracia, estos títulos no suelen sorprendernos y nos muestran una falta de innovación. Casi podríamos afirmar que son clones que se adaptan a los torrentes tecnológicos que los arrastran. Vamos apreciando mejoras gráficas y adaptación a los nuevos controles pero, en el fondo, la experiencia de juego es siempre la misma. Si hace poco, en un Mundogamers Podcast hablábamos de qué esperamos para el futuro en el sector, no podemos negar que ciertos géneros como este, llevan muchos años sin evolucionar, lo que nos produce la sensación de que año tras año (en este caso cada cuatro años) volvemos a jugar al mismo juego, con colores diferentes y alguna modalidad nueva.

 

No cabe duda de que en cuanto empezamos a jugar a London 2012, si nos dejamos llevar por el patriotismo y el afán de ganar, cada vez que quedamos primeros nos sentimos satisfechos y orgullosos. Encontramos ese efecto pique que nos dibuja muecas al perder. No cabe duda de que durante el transcurso de la Olimpiada, el juego entretiene y divierte. Peca de clasicismo y tópicos del género que nos provocan sensación de dejavú y nos dejan con ganas de nuevas experiencias, pero parece que tendremos que esperar a un futuro, quizá para la próxima generación.

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