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Analisis Hyrule Warriors: La era del cataclismo ,SWITCH

Un musou en el universo más fantástico.
Lunes 07 de Diciembre de 2020 por Brenda Giacconi

Abre los ojos… Despierta… Link."

 

Con estas palabras, Breath of the Wild empezó a cautivarnos hace ya 3 años. Un Zelda revolucionario con el inicio más inusual que habíamos visto en la saga: una derrota de terribles consecuencias y un confuso despertar. Tras recorrer aquella Hyrule en plena reconstrucción y recordar atisbos del pasado como si de un cuento roto se tratara, Nintendo nos devuelve a esa misma línea temporal para conocer más sobre los acontecimientos previos a tal batalla. Porque Hyrule Warriors: La era del cataclismo es la primera parte de una de las mayores aventuras del héroe hyruliano.

 

Sin embargo, Koei Tecmo reenfoca el relato para presentar un juego alejado de la curiosidad y la exploración con el objetivo de ofrecer una experiencia mucho más relacionada con lo que supuso el cataclismo: puro combate al estilo musou. Un género poco popular por nuestros lares occidentales, pero más que acertado para narrar uno de los momentos más cruentos de Hyrule y cerrar el círculo narrativo de una gran leyenda.

 

 

Hace 100 años…

 

Hyrule vuelve a estar amenazada por una profecía ya conocida: un día, Ganon resurgirá y acabará con todo a su paso, generando un cataclismo de enormes proporciones que derivará a ese reino semi-destruido que vimos en Breath of the Wild. Debido a la gravedad de la situación, Zelda, junto a sus guardaespaldas Impa y Link, se preparan para buscar a cuatro elegidos que piloten las bestias divinas, maquinaria clave para la victoria en el enfrentamiento. No obstante, y aunque supuestamente sabemos los resultados de tal esfuerzo, en esta ocasión hay un cambio. La repentina aparición de un personaje que los acompañará durante toda su empresa y que, con suerte, será el responsable de que la historia sea alterada.

 

Y, a partir de aquí, empiezan los golpes.

 

Porque el juego, al introducirse dentro del género de los musou, consistirá exclusivamente en cargarnos enemigos de manera masiva. De este modo, Bokoblins, Lizalfos, Moblins, Invocantis y más enemigos reconocibles de Breath of the Wild serán pasto de nuestra ira al encadenar decenas de combos seguidos con todos los que participaron en aquella batalla. Al igual que la primera entrega de Hyrule Warriors, podemos cambiar de personaje a nuestro antojo, por lo que, además de llevar a Link, también repartiremos tortas con Impa, Zelda, los cuatro elegidos y algún que otro actor sorpresa que llega para cambiar la dinámica del combate.

 

 

Eso sí, dentro de la confusión que es la lucha contra cientos de rivales, habrá que acostumbrarse rápidamente a los movimientos únicos de cada luchador. Éstos se dividen en cuatro partes: los combos tradicionales, un ataque especial único, lanzamiento de magia con cetros de Invocantis y el uso de los módulos de la piedra Sheikah. Pero, aunque la actividad principal sucede en el campo de batalla, tocará mejorar las características de nuestros personajes a través de buenas acciones hacia los ciudadanos de Hyrule, que nos pedirán cantidades concretas de diferentes objetos para cumplir sus demandas. Esto proporcionará una serie de beneficios tanto en salud como en habilidades que serán realmente útiles durante los combates más complicados.

 

Porque, al fin y al cabo, esto es lo central: completaremos misiones que funcionan como capítulos de la historia, conquistaremos puestos de avanzada dominados por poderosos enemigos, acabaremos con números determinados de rivales como práctica e incluso controlaremos a las Bestias Divinas en su faceta más ofensiva. Estos episodios en los que controlamos la maquinaria creada por los Sheikah cuentan con su propia complejidad a la hora de llevarnos por delante a miles de enemigos, ya que se aprovecha la icónica funcionalidad giroscópica de Nintendo Switch para apuntar y disparar en base al gran tamaño y diferentes poderes de cada animal.

 

Y las cinemáticas serán la recompensa a todos nuestros esfuerzos por machacar centenares de monstruos. Extractos que calman esa necesidad que se había creado en Breath of the Wild por conocer más sobre los elegidos, su papel y su relación con Link y Zelda. Todo esto nos hará recorrer una vez más ese mágico reino de Hyrule que ya vimos un siglo después en solitario: pasaremos por las mismas localizaciones curiosas, sufriremos a los enemigos de cada zona y hasta encontraremos pequeños detalles que refuerzan la unión entre ambos juegos. Hasta que llega el momento, el punto en el que el género musou muestra sus características más potentes: el cataclismo.

 

 

Diferente, pero no menos importante

 

Hyrule Warriors: La era del cataclismo no es un Zelda que venga a romper todos los esquemas. Sigue a Breath of the Wild, que se consolidó como una de las mayores revoluciones de la franquicia, por lo que se suman dos inconvenientes: el listón está muy alto y el musou no es un género muy popular en Occidente. Pero esto no significa, ni de lejos, que vaya a convertirse en un juego que caiga en el olvido, pues en sus primeros cuatro días en el mercado vendió 3 millones de copias, convirtiéndose así en el musou más vendido de todos los tiempos. Y es que al formar parte de un género que se basa en la repetición de mecánicas, la jugabilidad no es muy innovadora, pero mantiene esa esencia de leyenda y fantasía tan propia de la saga que lo diferencia de otros títulos del mismo género.

 

Porque esa tipología de videojuego le pega mucho a un Zelda. Espada y Pluma, revista cultural, independiente y digital, escribió el año pasado sobre la ilusión de grandeza y la idealización del guerrero en los musou. De este modo, las figuras de Link, Zelda y los elegidos ya tienen mucha importancia dentro de su propio universo ficticio, pero también se les añade fuerza y poderío a través de un juego en el que vencen a decenas de enemigos, demostrando así su valía como personajes principales de una obra tan legendaria.

 

Por otro lado, aun siendo de un género muy diferente, Hyrule Warriors: La era del cataclismo no desliga su narrativa particular de Breath of the Wild. Es inevitable y necesario que ambos juegos estén en constante contacto porque están unidos por una misma historia. Por lo tanto, los que hayan jugado al primer título reconocerán rápidamente las armas, personajes, mapa, localizaciones, enemigos, poderes, escenas y más aspectos que dan vida al mismo mundo en diferentes épocas. Esto no quiere decir que sea imprescindible jugar a Breath of the Wild antes que a Hyrule Warriors 2: el juego cuenta una historia individual basada en cinemáticas, y todas las mecánicas que conectamos con Breath of the Wild se explican rápidamente para los nuevos jugadores.

 

 

No obstante, hay un par de detalles que pueden frustrar la experiencia del usuario. El rendimiento de Nintendo Switch deja mucho que desear al mostrar en pantalla multitud de enemigos, animaciones, combos y movimientos. En definitiva, la bajada de frames será bastante frecuente incluso en cinemáticas tranquilas, aunque los mayores problemas aparecen sobre las misiones finales del juego. Además, aunque las misiones relativas a las Bestias Divinas puedan suponer un respiro entre batalla y batalla, la función giroscópica tan admirada de la consola complica su manejo. Es difícil apuntar bien desde la perspectiva que se proporciona, haciendo que sea más fácil y rápido jugar con los tradicionales joysticks.

 

En resumen, considero que Hyrule Warriors: La era del cataclismo es un juego que requiere de varias condiciones por parte del jugador para que sea disfrutable: tener curiosidad por la época previa a Breath of the Wild, que guste el género de los musou y que no se tenga mucho en cuenta la disyuntiva del bajo rendimiento. Pero, dejando de lado todo lo malo, ofrece una nueva perspectiva que puede ser relevante en el universo de los Zelda y muchas horas de juego para experimentar con personajes, probar nuevas combinaciones y prepararse para el cataclismo más duro que haya vivido Hyrule en toda su historia. No es un Zelda tradicional, pero su frenesí de batalla ambientado en uno de los universos más fantásticos del sector de los videojuegos lo convierte en una experiencia a tener en cuenta. El principio de la aventura más grande de Link.

 

Buena suerte, Héroes de Hyrule.

8

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