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Analisis God Eater 2 Rage Burst ,PC,PS4

Año 2071, los Aragami se han hecho fuertes...
Miercoles 07 de Septiembre de 2016 por Adrián Suárez Mouriño

God Eater 2: Rage Burst es un título largamente deseado por los aficionados de la serie y por los amantes de los videojuegos de cazamonstruos. Lo es porque el original ha aparecido en 2013, estando ideado originalmente para PSP, con una propuesta que combina una historia que sabe enganchar, buenos personajes y un sistema de lucha que mezcla lo que propuso en su día Monster Hunter con ritmos de beat´em up. Ha tardado, pero ya ha llegado a nuestras tierras.

 

Pese a su tardanza, God Eater 2: Rage Burst es capaz de contentar a los que buscamos una reformulación de la obra de Capcom, de los padres de este género. Es imposible hablar de este juego sin compararlo con aquel, porque la base jugable, las misiones y la repetición de tareas va por los mismos derroteros, pero God Eater siempre ha sabido buscar y encontrar su propia vez vistiéndose con una historia apocalíptica y de anime, mucha personalización para sus personajes, el crecimiento de estos y la eterna lucha de los Aragamis contra la humanidad.

 

3 años nos separan del lanzamiento original de God Eater 2, y se nota

 

En el año 2071, los Aragami, unas criaturas creadas gracias a las células Oráculo, han diezmado a la población. Solo unos pocos elegidos pueden usar unas armas que en sí son parte Aragami para eliminarlos. Estos emplean sus God Arc para poder usar las armas celestiales que les den muerte, juntándose en varias organizaciones que comparten este fin. La nuestra es la organización Sangre, la más poderosa de todas. Nuestra historia comienza entrando en ella y continúa con nuestro crecimiento y ascenso por la misma. La progresión por el videojuego alterna misiones de combate con el regreso a la base, la sucesión de cinemáticas que desarrollan la historia del juego, diálogos y adecuación de nuestro equipo y nuestras habilidades, así como las de nuestros compañeros, para volver al combate de manera óptima.

 

God Eater 2: Rage Burst acusa que es un videojuego que tiene ya tres años a sus espaldas, pues hace mal cosas que no debería ya. Los principales y más graves son dos: la poca calidad de una cámara que nos traiciona y que no casa muy bien con unos escenarios con obstáculos, y un mal fijado o lock-on de nuestros enemigos. Los golpes que damos muchas veces se escapan del enemigo a quien pretendemos atinar, dando la sensación de que el monstruo que queremos eliminar va para un lado y nosotros por otro. Las físicas no son tan rotundas y coherentes como las de Monster Hunter, pues en esto God Eater 2 prefiere ser más beat´em up y menos falsa simulación.

 

La cámara da problemas pero los combos que nos permite hacer el sistema de combate funcionan mejor que en el original

 

Esto no es algo malo, sino al contrario, es una de las más potentes señas de identidad de la marca. Lo cierto es que con respecto al original, God Eater 2: Rage Burst ha mejorado mucho. Pese a los defectos señalados, resulta un placer realizar combos aéreos, descender en picado a tierra y seguir atacando, también intercambiar entre golpes a distancia y golpes cercanos con la pulsación de un botón. Nuestro arma es muy versátil y nos deja hacer lo que queramos: protegernos desde la retaguardia, ser unos auténticos asesinos golpenado y altenar ambos ritmos de juego para disfrutar del espacio de combate.

 

A esto se le suma que podremos craftear a placer nuestras armas y construir otras, también conseguir nuevas habilidades a medida que avanza la aventura, pues nuestro personaje crece y mejora, también nuestros compañeros. Un combate ágil, un buen constructor de las capacidades de vuestros personajes y una trama que sabe enganchar y hacerse interesante, logra que el juego sepa enganchar si os apasionan este tipo de títulos. Sumadle a esto que el videojuego cuenta con juego cruzado entre PS4 y PSVita y que tiene online, por lo que podréis disfrutar de estas batallas con colegas si encontráis partida.

 

Los problemas son los de siempre: el juego se hace muy repetitivo a la larga, pero por fortuna, a poco que la historia te guste y disfrutes mejorando a tu personaje, te apetecerá llegar al final. Sin embargo, eso no quita que si presente escenarios poco variados, mismos enemigos y mismas situaciones que pondrá en jaque tu aguante. Si has jugado a Monster Hunter Generations o al cuarto, será en este punto cuando echaréis de menos el metajuego del cazamonstruos de Capcom, pues God Eater 2: Rage Burst no sabe llegar tan lejos en lo que respecta a la construcción de la relación entre monstruos y luchas, y lo que ello significa para los combates. También, mientras que en las cinemáticas el juego sí es bonito, en los combates se descubre que el título tiene tres años, lo que le pasa factura al videojuego.

 

God Eater 2: Rage Burst es mucho mejor que el original, su historia es entretenida, tenemos un montón de habilidades para personalizar a nuestros guerreros y el ritmo del combate tan de beat´em up es muy disfrutable. El problema es todo lo que respecta a su aspecto gráfico, que se hace repetitivo y que sus batallas no son tan profundas, complejas y sostenibles en partidas de 100 horas. Sin embargo, y esto es así, si tres amigos quedáis y os comprometéis a batallar online con vuestras Playstation 4, PC o PSVita, disfrutaréis de lo lindo.  

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