1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS4

Analisis Ghost of Tsushima ,PS4

El Japón feudal más hermoso hasta la fecha
Domingo 09 de Agosto de 2020 por Rafa del Río

Ghost of Tsushima nos invita a viajar al Japón feudal del siglo XIII en plena invasión de la isla de Tsushima. Con una puesta en escena que apuesta por la espectacularidad y la belleza, Sucker Punch se permite algunas licencias en el terreno histórico para dar como resultado un título que es un magnífico broche de oro con el que cerrar el catálogo de grandes exclusivos de PS4.

 

 

Érase una vez en Tsushima 

La historia nos pone en la piel de Jin Sakai, un samurái criado por su tío, el Jito de Tsushima, en plena batalla tras el desembarco mongol. Tras la cruenta batalla en la que todos los samuráis son erradicados por las fuerzas invasoras, Jin es salvado por Yuna. Una ladrona que será compañera y fiel aliada en las aventuras del samurái y sus esfuerzos por rescatar a su tío, reclamar su castillo y expulsar al líder de los mongoles, Khotun Kan, limpiando la isla de la presencia invasora.

 

Ghost of Tsushima pone el punto de vista en el chanbara o cine de samuráis, dirigiendo el juego y su narrativa como si de una película de Kurosawa se tratara. Sucker Punch juega con los diálogos, los personajes y los escenarios para dar fuerza a esta intención de recuperar el samurai cinema de mediados de siglo XX en un videojuego en el que, como en la cultura nipona, la estética y la forma cobran especial importancia a la hora de sentar el discurso del juego. 

 

 

El camino de la espada

La estética lo es todo en Ghost of Tsushima. Los escenarios, el viento, los personajes, los usos y costumbres... Y por supuesto, el combate. Sucker Punch hace alarde del que probablemente sea el combate más bello y más artístico de esta generación con una serie de enfrentamientos en los que prima la necesidad de ver a Sakai como el samuráis que es. Un combate cara a cara que contrasta intencionadamente de forma grotesca con las habilidades de fantasma del protagonista y sus formas de matar poco honorables. Así, en el enfrentamiento samurái lo que prima es lo visual en cada golpe y cada esquiva, cada parada y contragolpe letal, mientras en los asesinatos del fantasma importa lo cruento con movimientos letales más eficaces que lo que buscan es causar pavor en los enemigos con mutilaciones, envenenamientos y ataques por la espalda encadenados. 

 

Ghost of Tsushima ofrece un combate pulido que guarda en sus formas el mecanismo para contarnos más sobre el contexto de Jin Sakai y sus aventuras. Y lo mejor es que ambos estilos, samurái y fantasma son una delicia a los mandos, consiguiendo que sus enfrentamientos sean retadores sin llegar a la desesperación y asequibles sin llegar al aburrimiento. Un término medio, una justa medida, que el estudio intenta mantener en todos los elementos del juego con mayor o menor fortuna. 

 

 

El alma del samurái

Respecto al juego, Ghost of Tsushima no deja de ser un mundo abierto que da gusto explorar. No faltan las misiones principales, las secundarias y los coleccionables, aunque todos se rinden a esa obsesión por le estética de la que os hablaba en los primeros párrafos de este análisis. Las misiones no serán un punto en la brújula ni en el minimapa, sino que tendremos que usar el viento para que nos sirva de guía por unos parajes bellísimos que se muestran a pantalla completa y libre de marcadores. Un alarde que me parece poco aplaudido. En medio de estos parajes y estas pantallas limpias de marcadores encontraremos zorros, pájaros y más adelante luciérnagas que nos indicarán el camino a santurarios y puntos de interés. 


Así, como suele pasar en el género, nos tocará a nosotros decidir si seguir la senda dirtecta de las misiones principales o bien desviarnos y vivir los distintos relatos que a modo de historias secundarias nos ayudarán a conocer mejor a los compañeros de Jin, aprender a dominar nuevas técnicas con la espada y encontrar armaduras legendarias que nos servirán en las duras batallas que están por venir. Santuarios con amuletos que nos ayudan en combate, manantiales en los que meditar para aumentar nuestra resistencia, puestos de bambú que aumentarán nuestra determinación y puntos en los que serenarnos para componer un hayku. Ghost of Tsushima está plagado de grandes y pequeños momentos que hacen de él una experiencia interesante y muy diferente a todo lo visto anteriormente en el género, con especial atención a los clásicos duelos en defensa del pueblo y la forma que tiene Sucker Punch de comunicarse con el jugador tratando de esquivar los clichés de los mundos abiertos.   

 

 

La dualidad del samurái

Ghost of Tsushima juega con el filo de la navaja sobre la que camina el samurái, las luces y las sombras de una figura emblemática que ha sido deformada a lo largo de la historia por los cuentos y las leyendas. Su intención es mostrar un camino ancho en el que el jugador decida por qué lado caminar, y para ello ofrece muchas posibilidades tanto de personalización estética como de habilidades, poderes y mejoras. La katana y el tanto permanecen a lo largo de todo el juego como los aceros de Jin Sakai. No podemos cambiar de espadas, aunque sí podemos mejorarlas y modificar sus skins con juegos de espadas que encontraremos en los pilares del honor. Mejorar la katana nos hará más fuertes y letales en el combate samurái, mientras el tanto mejorará nuestra letalidad en sigilo y por la espalda.

 

Lo mismo sucede con las armaduras que encontraremos a lo largo del juego, que no sólo modificarán el aspecto de Jin, sino que también aportarán distintos beneficios y habilidades a nuestro protagonista. Por último, además de ir aprendiendo distintas técnicas de espada según avanza nuestra aventura, también podremos invertir puntos de técnica en habilidades pasivas, mejoras de herramientas de fantasma, exploración y mucho más. Todo enfocado a que el jugador decida cómo quiere afrontar su aventura y cómo desea aproximarse a su final.

 

 

Luces y sombras en Tsushima

Ghost of Tsushima es uno de los títulos que más he disfrutado en PS4, pero dista mucho de ser el juego perfecto. Tiene momentos cumbres, de matrícula de honor, en todo lo que respecta a su estética más allá de lo visual y lo melódico, y cómo esta afecta al combate y a todo el juego en general. La posibilidad de entonar una melodía con la flauta para cambiar el clima, sentarnos a observar la vida diaria de los campesinos una vez rescatada una zona o, simplemente, caminar o cabalgar y ver qué encontramos es una maravilla a la altura de su exquisito combate. 

 

Sin embargo, no adolece de pecados en un título que a estas alturas tenía que haber salido más cuidado. Ghost of Tsushima muestra una grave carencia de animaciones con una tendencia excesiva a tirar de fundidos en negro y situaciones que, al final y como siempre, tienden a repetirse en demasía. A esto se unen algunos problemillas técnicos como el famoso problema de subir escaleras y que la IA se vuelva un poco loca en ocasiones en los combates masivos para dar como resultado un juego que lo que hace bien lo hace soberanamente bien, pero dista de ser perfecto. 

 

Pero no os engañéis: Ghost of Tsushima es un gran título y una forma genial de cerrar generación en PS4. El mimo y el cuidado de Sucker Punch por retratar toda una época y una filosofía de vida a través de los ojos del cine y dar una reinterpretación de la misma en forma de videojuego es de agradecer. Al final más allá de sus problemillas lo que queda es una obra sólida, jugable, que hace demasiadas cosas bien como para estar anhelando ya una segunda parte en PS5. Tengo pendiente una segunda vuelta con el filtro Kurosawa que lo hace parecer una película de los 50, y no dudo que habrá una tercera en fantasma al 100%. Pocos juegos consiguen que me comprometa tanto como lo ha conseguido Ghost of Tsushima, y está claro que eso tiene que significar algo. 

 

¡Nos leemos!

8.5

/ 10


<< Anterior Siguiente >>