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Analisis Gears of War Ultimate Edition ,XONE

Encantado de volver a verte, viejo amigo.
Lunes 31 de Agosto de 2015 por Víctor Junquera

Noviembre del año 2006, la auténtica nueva generación llega a nuestras Xbox 360. Se podría decir que hace casi nueve años, Gears of War sentó las bases de toda una generación de videojuegos de acción que aún a día de hoy se siguen manteniendo. Cámara al hombro, coberturas y acción non-stop sin necesidad de interrumpir la acción con secuencias más allá del inicio y el final de cada capítulo. Llega con él también otra pequeña revolución del juego online, y con todo este éxito y estos grandes cambios, llegaron también muchos imitadores, y con ellos, mucho factor negativo para esa generación.

 

El remaster incluye todo el contenido de la versión de PC del juego original, con capítulos extra de la campaña.

 

Con Gears of War no sólo vino el nuevo listón gráfico de la generación, un portento que aún hoy en día mantiene el tipo. El éxito de Gears y la continuidad de su online trajo consigo el hecho de que muchas desarrolladoras pensasen que sin modos de juego online un juego no tendría éxito, pero Gears tuvo mucho más que ese online. Tuvo mucho mérito al hacer que su campaña, a pesar de estar protagonizada por personajes que dan más risa que otra cosa, tuviese siempre interés porque se dejaba jugar, y con ello vinieron muchas formas de superarla, en solitario o en cooperativo, en Fácil o en Locura, buscando o no los coleccionables,... Y sólo por ser esa gran delicia jugable, la campaña, aún a día de hoy, también mantiene el tipo.

 

Sorprende que Gears of War Ultimate Edition no parezca un remaster más. No es un remaster innecesario, no es un juego al que se le vean las costuras o que sepa a antiguo. Gears of War ni siquiera fue capaz de superarse por sí mismo, a pesar de que en sus sucesivas secuelas se introdujesen mejoras y que muchos títulos a lo largo de estos nueve años consiguiesen hacer mejor ese sistema de coberturas que no siempre acertaba. Faltaría más.

 

Aquí no vale con ir de frente disparando a todo lo que se mueve o esperar tras una cobertura a que el malo asome la cabeza. Los combates se miden en muchas distancias y hay que dominar todo lo que tenemos a mano.

 

Gears of War Ultimate Edition, por raro que parezca, sigue sin saber a antiguo o a algo ya visto. Es un juego especial por el que parece que no han pasado los años, y de hecho, bien podemos comprobarlo con el mismo juego original en versión retrocompatible (junto con los otros tres de la saga, claro) que podemos tener gratis en Xbox One al tener esta Ultimate Edition. La variedad de armas, la recarga activa, el buen ritmo de la campaña, la variedad de localizaciones y las diferentes mecánicas que tenemos que ir aprovechando según la situación (los Krill, el Brumak, «¡¡¡BERSERKEEEEER!!!»...), todo son grandes puntos a favor que hacen que consigamos incluso olvidarnos del discutible gusto del diseño de los protagonistas (generadores del cliché de los marines hipermusculados), y por algún extraño motivo, toda la simpleza de su universo contribuye a que a pesar de que toda la trama pierde fuelle a pasos agigantados, lo recordemos todo y terminemos por saber nombrar cada enemigo como si llevasen toda la vida entre nosotros.

 

«Carmine, tío...»

 

Gears of War es un juego especial, y especial sigue siendo su online. Con los dos años que llevamos de nueva generación, sorprende que aún no haya nada igual y que tenga que ser un remaster el que tenga que venir a representar un multijugador a la altura de muchas necesidades, sin barreras, sin opciones de personalización ocultas tras mil horas de juego o micropagos, sin elementos ajenos a los jugadores,... Cuatro contra cuatro, las mismas armas de inicio para todos, las mismas habilidades, mapas simétricos, y todo lo demás depende de los jugadores.

 

Como decía hace una semana, no servía con que la beta multijugador hubiese funcionado o que todo pareciese estar en orden durante la campaña en este Gears of War Ultimate Edition. El multijugador online funciona a las mil maravillas (por el momento), y los 60 fps que suponen la gran novedad le sientan como un guante. Framerate que finalmente ha sido adaptado sólo para esta vertiente multijugador y no para la campaña, pero que no desentona en ninguno de los dos casos. Si acaso, choca la diferencia al pasar de un modo a otro, pero no es que pasar de 30 fps a 60 fps o vice versa convierta al otro en injugable.

 

Si acaso, se puede achacar que ahora el online rodea a aliados y enemigos a lo lejos con auras azules y rojas, así que los tonos grises ya no ayudan a camuflarse.

 

Es un remaster, si, Gears of War Ultimate Edition no es un juego nuevo por el que volverse locos cuando está Halo 5: Guardians a la vuelta de la esquina, pero ha pasado ya casi una década y no ha habido ningún juego capaz de llenar el espacio que bien ocupó Gears of War en los corazones (y calendarios) de muchos. Su campaña sigue siendo un placer de jugar más de una y de dos veces, y su online sigue siendo digno de adicción, y en lo que a Xbox One se refiere, no hay ni habrá nada igual, hasta que no se cumpla esa década de aniversario y llegue Gears 4 para demostrar lo contrario.

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