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Analisis Furi ,PC,PS4

Combates psicodélicos.
Viernes 22 de Julio de 2016 por Álex Pareja

La mayoría de títulos independientes deben destacar por encima del resto aportando algún elemento original, ya sea en sus formas, mecánicas, mensaje, narrativa o intención final en caso de querer llamar la atención entre las demás obras. Parece mentira, pero llevamos muchos años disfrutando de muchos buenos títulos indies y parece que queda cuerda para rato, sorprendiéndonos con nuevos juegos que siempre justifican su experiencia. Pero también cabe destacar que entre todos esos títulos realizados por estudios de menor presupuesto también hay una gran cantidad de videojuegos que destacan mucho menos o cuyas buenas intenciones terminan quedándose a medio gas. En el caso que hoy nos ocupa, por desgracia, lo enmarcaría en este segundo grupo.

 

Furi comienza con fuerza y mostrando sus mejores cartas: un combate muy intenso en el que debemos recurrir a varias acciones para conseguir vencer a un rival que se defiende con uñas y dientes poniéndonos las cosas difíciles, ya que esa es una de las intenciones del juego que sí se cumplen con soltura: generar enfrentamientos tensos en los que hay que saber adaptarse y cometer muy pocos errores en caso de que queramos tener éxito. ¿Cómo se pelea en estos combates? A larga o corta distancia dentro de escenarios esféricos, generalmente, donde importan tanto los disparos que lancemos como las estocadas que demos con nuestra katana. Lo que Furi también sabe hacer con soltura es ir distribuyendo la batalla en distintas etapas, que generalmente coinciden con las varias barras de vida que tienen nuestros contrincantes, haciendo que en cada pelea haya que adaptarse a diferentes tipos de ataques y circunstancias concretas.

 

 

Dentro del combate nuestro personaje dispone de muchas opciones, como dos tipos de disparo, dos tipos de ataque cuerpo a cuerpo, la posibilidad de realizar combos, cubrirnos y hacer cotragolpes y un importante movimiento que nos permite esquivar rápidamente los lances ofensivos de nuestros rivales. Al final, son combates muy dinámicos que en ocasiones llenan la pantalla de luces en forma de disparos láser y, como decía al principio, la tensión de la batalla se masca y es sin duda lo que mejor han sabido trasladar en Furi, por lo que no dudéis en poner la dificultad que el propio título marca como recomendada e incluso aumentarla en caso de que os resulte sencillo, ya que es una obra hecha para exigir y disfrutar por ello.

 

La pena es que todo lo bueno de Furi termina ahí, en esos encontronazos contra los enemigos y nada mas, a pesar de que hace el intento. En ocasiones me da la sensación de que algunos títulos independientes tratan de emular otras obras de tonos similares para intentar encontrar esa tecla del éxito que generalmente suele llegar al ofrecer experiencias originales. Furi parece intentarlo con todo lo que rodea a estos combates, que en realidad son los más destacable, ofreciendo secuencias, partes jugables y conversaciones que consiguen construir un contexto que a mí no me ha convencido en absoluto.

 

 

Hay un hombre vestido de conejo que habla con el personaje que controlamos y que parece que va guiándolo en su viaje, convirtiéndose en una figura especial dentro de la aventura y que de vez en cuando va lanzando mensajes misteriosos que nos ayudan a ir construyendo la historia de Furi en nuestra cabeza como si de un puzle se tratara, llenando los huecos con las piezas que nos proporciona el hombre-conejo. Pero lo cierto es que a pesar de ese aura de misterio que también tratan de evocar los escenarios y las zonas en las que no hay combates, no consigue cumplir ese cometido y no llega a ser interesante en ningún momento. De hecho, estas zonas entre combates en las que también tenemos el control del personaje no están bien ajustadas, con cambios de cámara que no modifican la dirección del stick, provocando durante muchas ocasiones seguidas que tengamos que soltarlo para volver a apuntar hacia el sitio correcto si queremos que el personaje se mueva hacia la dirección deseada (afortunadamente, pulsando un botón podemos ahorrarnos estas fases y el propio protagonista caminará solo, dejando en evidencia que en el estudio saben de sobra que ese desajuste existe). Pero volviendo a lo importante, en ocasiones se hacen excesivamente largas y no aportan absolutamente nada, ya que sirven como presentación de un escenario en el que se utilizan colores diferentes al anterior y que sirve como preparación para la batalla siguiente, que es lo único importante que al parecer hacemos en Furi.

 

 

A Furi le falta enganchar al jugador a través de la historia, si es que esa es su intención incluyendo estos elementos tan enigmáticos que lo convierten en algo ciertamente pretencioso, ya que los combates se llegan a hacer repetitivos una vez que ya hemos realizado unos cuantos (se vuelven a repetir muchas de las situaciones y ataques entre los distintos enemigos), la dificultad entre ellos tampoco está demasiado ajustada y lo único que tenemos entre medias son fases jugables que no aportan nada más que comentarios de un personaje siniestro, pero que no consigue despertar en ningún momento la curiosidad del jugador, o al menos así lo ha sido en mi caso.

 

Los combates son divertidos, bien llevados y realmente pueden llegar a ser muy tensos jugando con la dificultad adecuada, demostrando que sí que puede funcionar a ese nivel. Sin embargo, es en todo lo demás donde Furi cojea, precisamente en esos campos donde un título independiente debe destacar para no ser uno más entre el resto. Por desgracia, aquí no se consigue y aunque es un título recomendable si te atrae su propuesta o sus combates, se queda a medias en otros muchos aspectos fundamentales para evitar terminar cayendo en el olvido.

La mayoría de títulos independientes deben destacar por encima del resto aportando algún elemento original, ya sea en sus formas, mecánicas, mensaje, narrativa o intención final en caso de querer destacar entre el resto. Parece mentira, pero llevamos muchos años disfrutando de muchos buenos títulos indies y parece que la cuerda nunca para de salir, sorprendiéndonos con nuevas obras que siempre justifican su experiencia. Pero también cabe destacar que entre todos esos títulos realizados por estudios de menor presupuesto también hay una gran cantidad de videojuegos que destacan mucho menos o cuyas buenas intenciones terminan quedándose a medio gas. En el caso que hoy nos ocupa, por desgracia, lo enmarcaría en este segundo grupo.

 

Furi comienza con fuerza y mostrando sus mejores cartas: un combate muy intenso en el que debemos recurrir a varias acciones para conseguir vencer a un rival que se defiende con uñas y dientes poniéndonos las cosas difíciles, ya que esa es una de las intenciones del juego que sí se cumplen con soltura: generar enfrentamientos tensos en los que hay que saber adaptarse y cometer muy pocos errores en caso de que queramos tener éxito. ¿Cómo se pelea en estos combates? A larga o corta distancia dentro de escenarios esféricos, generalmente, donde importan tanto los disparos que lancemos como las estocadas que demos con nuestra katana. Lo que Furi también sabe hacer con soltura es ir distribuyendo la batalla en distintas etapas, que generalmente coinciden con las varias barras de vida que tienen nuestros contrincantes, haciendo que en cada pelea haya que adaptarse a diferentes tipos de ataques y circunstancias concretas.

 

Dentro del combate nuestro personaje dispone de muchas opciones, como dos tipos de disparo, dos tipos de ataque cuerpo a cuerpo, la posibilidad de realizar combos, cubrirnos y hacer cotragolpes y un importante movimiento que nos permite esquivar rápidamente los lances ofensivos de nuestros rivales. Al final, son combates muy dinámicos que en ocasiones llenan la pantalla de luces en forma de disparos láser y, como decía al principio, la tensión de la batalla se masca y es sin duda lo que mejor han sabido trasladar en Furi, por lo que no dudéis en poner la dificultad que el propio título marca como recomendada e incluso aumentarla en caso de que os resulte sencillo, ya que es una obra hecha para exigir y disfrutar por ello.

 

La pena es que todo lo bueno de Furi termina ahí, en esos encontronazos contra los enemigos y nada mas, a pesar de que hace el intento. En ocasiones me da la sensación de que algunos títulos independientes tratan de emular otras obras de tonos similares para intentar encontrar esa tecla del éxito que generalmente suele llegar al ofrecer experiencias originales. Furi parece intentarlo con todo lo que rodea a estos combates, que en realidad son los más destacable, ofreciendo secuencias, partes jugables y conversaciones que consiguen construir un contexto que a mí no me ha convencido en absoluto.

 

Hay un hombre vestido de conejo que habla con el personaje que controlamos y que parece que va guiándolo en su viaje, convirtiéndose en una figura especial dentro de la aventura y que de vez en cuando va lanzando mensajes misteriosos que nos ayudan a ir construyendo la historia de Furi en nuestra cabeza como si de un puzle se tratara, llenando los huecos con las piezas que nos proporciona el hombre-conejo. Pero lo cierto es que a pesar de ese aura de misterio que también tratan de evocar los escenarios y las zonas en las que no hay combates, no consigue cumplir ese cometido y no llega a ser interesante en ningún momento. De hecho, estas zonas entre combates en las que también tenemos el control del personaje no están bien ajustadas, con cambios de cámara que no modifican la dirección del stick, provocando durante muchas ocasiones seguidas que tengamos que soltarlo para volver a apuntar hacia el sitio correcto si queremos que el personaje se mueva hacia la dirección correcta (afortunadamente, pulsando un botón podemos ahorrarnos estas fases y el propio protagonista caminará solo, dejando en evidencia que en el estudio saben de sobra que ese desajuste existe). Pero volviendo a lo importante, en ocasiones se hacen excesivamente largas y no aportan absolutamente nada, ya que sirven como presentación de un escenario en el que se utilizan colores diferentes al anterior y que sirve como preparación para la batalla siguiente, que es lo único importante que al parecer hacemos en Furi.

 

A Furi le falta enganchar al jugador a través de la historia, si es que esa es su intención incluyendo estos elementos tan enigmáticos y tratando de ser ciertamente pretencioso, ya que los combates se llegan a hacer repetitivos una vez que ya hemos realizado unos cuantos (se vuelven a repetir muchas de las situaciones y ataques entre los distintos enemigos), la dificultad entre ellos tampoco está demasiado ajustada y lo único que tenemos entre medias son fases jugables que no aportan nada más que comentarios de un personaje siniestro, pero que no consigue despertar en ningún momento la curiosidad del jugador, o al menos así lo ha sido en mi caso.

 

Los combates son divertidos, bien llevados y realmente pueden llegar a ser muy tensos jugando con la dificultad adecuada, demostrando que sí que puede funcionar a ese nivel. Sin embargo, es en todo lo demás donde Furi cojea, precisamente en esos campos donde un título independiente debe destacar para no ser uno más entre el resto. Por desgracia, aquí no se consigue y aunque es un título recomendable si te atrae su propuesta o sus combates, se queda a medias en otros muchos aspectos fundamentales para evitar terminar cayendo en el olvido.

6.5
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