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Analisis Farming Simulator 19 ,PS4

Solo le falta el olor del trigo para sentir que estás allí
Viernes 23 de Noviembre de 2018 por Rebeca Escribano

¡Farming Simulator 19 ya está en el mercado! Y si la anterior edición no te hizo valorar más el sacrificio de los tomates ecológicos en oferta en tu súper, esto lo hará. 

 

Cuando llegó a mis manos Farming Simulator 19 temía que se pareciera demasiado al 18. Todavía puedo recordar con pavor la lentitud de mi tractor en la carretera, la frustración al recoger el campo o mis infructuosos intentos de obtener una maquinaria adecuada. Que a ver, no os equivoquéis: disfruté muchísimo el juego, solo que no es uno de esos que recuerdas con una sonrisa de felicidad en tu cara.  

 

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La vida en el campo es dura, amigos. Muy dura. Pero lo cierto es que Farm Simulator 19 no me decepcionó: los gráficos han cambiado a mejor, de manera que ahora prácticamente no puedo diferenciar las granjas abandonadas del pueblo en el que vivo con mi desastrosa gestión agrícola. Además, han solucionado varios problemillas que resultaban increíblemente frustrantes en versiones anteriores, como la respuesta de los vehículos agrícolas y la cantidad y variedad de máquinas gigantes con las que puedes hipotecar tu vida, etc.

 

Pero lo que a mí me emocionó más que las nuevas posibilidades de tunear diferentes máquinas en una o de obtener la misma libertad que te permite un juego básico de granjitas de Facebook a la hora de escoger la localización de los diferentes campos y edificios, fueron las mejoras en los cultivos.

 

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Ahora podía tener algodón. ¡Algodón y azúcar! Por mucho que estas mejoras se vean poco sustanciales, lo divertido de Farm Simulator son los retos que te supone cosechar cada tipo de semilla, ya que cada una depende de ciertas condiciones de suelo, máquinas para arar y recoger y muchas otras propiedades que hacen que algunos cultivos (como las patatas, santas abuelas) sean una auténtica pesadilla en dificultad. 

 

Ahora, el hecho de haber jugado a la versión anterior no aligeró en absoluto mi curva de dificultad. Muchas de las máquinas y de los procesos han cambiado completamente, haciendo que una mata-cactus como yo se sienta más perdida que un pulpo haciendo autoestop. En primer lugar, ahora hay que fertilizar todos los terrenos con limo la primera vez para que sean fértiles. Pero, claro, además de comprarlo por cantidades insultantes en la tienda, una no tiene mucha idea de cómo se forma el limo. 


Ahí es donde entra en juego la segunda mecánica más importante de Farming Simulator: buscar en google “cómo se hace el limo en farming simulator 19”. 

 

También se le ha dado un énfasis mayor al proceso de compra y transporte de semillas, de forma que ya no aparecen mágicamente en tu granja sino que tendrás que esperar a que lleguen para poder empezar la labor de cultivo. 

 

También he tenido la sensación en esta nueva versión de que me faltaba más el dinero. Hay un par de máquinas de arado exasperantemente lentas que son las primeras que puedes permitirte con el poco dinero que tienes. Pronto te empiezan a picar los dedos deseando comprarte una cosechadora o tractor más grande, más potente, más cromado y, esencialmente, MÁS RÁPIDO. 

 

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Pero las cosas en Fam Simulator 19 son igual que en Palacio e irán muy despacio. Así que, una vez que le cogí el tranquillo al juego, me dispuse a criar animales. Para ello, antes de comprar los animales y alimentarlos mágicamente con un botón, me informé bien de lo que necesitaba: las instalaciones, plantar paja e hierba y, al igual que en la anterior versión, introducirla en un silo para que se convirtiera en heno. 

 

Hay solamente una raza nueva para criar: los caballos. Estos, en mi modesta opinión, son poco productivos para los costes que acarrean. Con las gallinas sacas huevos y con las ovejas lana. A las vacas y los cerdos los dejo aparte porque me daba mucha penita ver cómo se los llevaban al matadero. 

 

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Pero por el resto, el proceso de cuidar de tu granja es tan duro o incluso más que antes. Ahora, por ejemplo, si pasas por encima de los campos en una distracción, te cargas los cultivos. Luego, como ya aprendimos por la terrible experiencia del año anterior, tienes que fertilizar los campos, pero solo durante la primera fase de crecimiento o matarás tus campos. Si no has echado limo, te saldrá menos cosecha. Si usas un tractor débil para el proceso, te cargas los campos. 

 

Vamos, que es extremadamente fácil que destruyas todo si eres una manca para la jardinería como yo. 

 

En ese sentido el juego no es nada piadoso y compasivo con el jugador inútil. Te dejará en la bancarrota más de una vez y si eres tan inútil como para empezar en el campo de Alemania y no en el de los EEUU (los únicos dos lugares que te permite), acabarás lamentándote de todas las decisiones que has tomado jamás. 

 

Eso sí, si algo he de agradecerle a la versión del 2019 es la posibilidad de acelerar el tiempo. Se acabó el sentarte a ver cómo la cosecha crece: ahora podrás simplemente irte a dormir a tu granja hasta que las plantas estén en un óptimo estado o que los precios de mercado te sean más favorables. 

 

Personalmente creo que Farming Simulator no es para todo el mundo. Si crees que este simulador es algo adaptado a todos los públicos, similar a Los Sims y donde sólo vivirás una experiencia gratificante sin trabajo duro ni un arduo aprendizaje, entonces vas muy mal parado. Es un juego que busca representar con exactitud el proceso de gestión de una granja en mitad de los EEUU (con sus condiciones climáticas y amplios campos) o en Alemania (con los inconvenientes de los desniveles en el terreno) y la importancia de la maquinaria agrícola en cada uno de los trabajos. 

 

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Los animales no se comportan como mascotas, los cultivos no permanecen eternamente en perfectas condiciones para que los vendas cuando mejor te venga. Es un juego con una curva de dificultad altísima en la que los verdaderos creyentes y amantes de sus mecánicas evitarán contratar a personal que haga las tareas más costosas por ellos (ahorrándose de esta forma un buen dinero y un par de problemas de bugs que he encontrado) y donde un casual gamer se frustrará ante la dureza del campo. 

 

Pero tiene algo de satisfactorio. Ver cómo una vieja granja abandonada por todos avanza, comprobar que el sudor de tu frente se transforma en algo material, disfrutar de volver a la esencia, de la desconexión con el mundo moderno, del ambiente campestre. Honestamente, solo le falta el olor a trigo para generar una experiencia completa.  

 

Así que tras horas jugando puedo afirmar con contundencia que, si estás completamente comprometido, entonces Farming Simulator 19 es el simulador agrícola que estabas buscando. 

8.5

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