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Analisis Enter the Gungeon ,PC

Traga plomo.
Domingo 24 de Abril de 2016 por Diego Emegé

Los terminólogos hispanoparlantes deberían hacer algo al respecto, porque decir que Enter the Gungeon es un shooter de estilo roguelike con desarrollo bullet hell y planteamiento para twin sticks es una sonora bofetada al DRAE. No obstante, qué fácil es condensar la esencia de un juego con estos términos. ¡Nos llevan años de ventaja estos guiris! Frustraciones lingüísticas aparte, si os van estos géneros, os va a gustar entrar en la Armazmorra (minipunto para el traductor).

 

Enter the Gungeon, como no podría ser de otra manera, dada su esencia de roguelike, rememora las mazmorras de los Zelda, pero en su ecuación se incluyen términos como las mecánicas de disparos y la dificultad de Nuclear Throne, todo ello bajo una capa de pintura atractiva y brillante para convertirlo en uno de los títulos más adictivos de lo que llevamos de año (adictivo a secas. Para títulos estúpidamente adictivos, hágase clic aquí).

 

 

Entramos en la Armazmorra con uno de cuatro personajes seleccionables (con sus arsenales bien diferenciados) con el objetivo final de hacernos con una pistola capaz de borrar el pasado del portador. Por el camino nos encontramos montones de enemigos monísimos con forma de bala —pero no por ello menos peligrosos— que debemos liquidar a balazos (o lo que surja) con una variedad de armas estupenda. Las mecánicas de disparos no podrían ser mejores: resultan muy ágiles, equilibradas y, en definitiva, bien trabajadas, tanto para el jugador que prefiere el teclado como para el que prefiera el mando.

 

De no haber sido así, este juego sería una catástrofe, obviamente; pero por suerte no lo es. En Enter the Gungeon, ver una sala llena de proyectiles es lo normal, y por ello los controles permiten controlar a nuestro personaje con tanta precisión. Esquivar rondando es el ibuprofeno de este juego, porque no solo permite quitarse del camino de las balas o superar huecos en el suelo; también proporciona una horquilla de tiempo en la que nuestro personaje es invulnerable. Si queréis subiros a este tren, tendréis que cogerle el gusto a esta mecánica, porque es verdaderamente importante para poder vencer a los enemigos más poderosos.

 

 

Como buen roguelike, nos toca entrar a la Armazmorra una y otra vez, desbloqueando armas  y habilidades nuevas constantemente. Dado que los escenarios se generan aleatoriamente, la sensación de repetición no se torna en tedio, también en gran parte por la cantidad de jefes que nos encontramos, las más de 200 armas que podemos usar y los secretos escondidos que existen en los mapas. Para desbloquear la mayoría de las armas, debemos comprarlas con una moneda que sueltan los jefes, pero antes toca rescatar a varias personas que se encuentran en la mazmorra para que puedan comenzar a operar.

 

Además de vendernos objetos, algunos de estos personajes nos encargan tareas como acabar con un número determinado de una variedad determinada de enemigos, completar una habitación con un arma en especial o, incluso, superar una galería de tiro en plena Armazmorra. Estas actividades añaden aún más variedad y aligeran la experiencia de juego. Es uno de esos títulos en los que la sensación de descubrimiento es constante hasta después de haber jugado 200 horas, como ocurría con The Binding of Isaac, con armas, habitaciones y secretos esperándonos cada vez que empezamos una partida.

 

 

Pero ahí está la dificultad para dividir a los aspirantes de los fanáticos. Los primeros niveles no son necesariamente difíciles, pero a partir de la cuarta cámara, comenzamos a enfrentarnos con una nueva hueste de enemigos que hacen que se experimente un pico de dificultad tremendo (y mejor no hablemos de los jefes). Puede que una partida completa no llegue a superar la hora, pero no esperéis lograrlo ni al vigésimo intento: la dificultad es siempre la misma, pero las mejores armas no se desbloquean hasta más adelante.

 

Por ahora no hay multijugador en línea, pero sí un cooperativo local, que es una característica que no podemos dejar de agradecer en estos tiempos solitarios, especialmente por la naturaleza «de recreativa» del juego. Enter the Gungeon tiene las mecánicas, el contenido y el carácter suficientes como para atraparnos y mantener nuestro interés durante meses. Obviamente, los primeros en acudir a la llamada deberán ser los fanáticos de Nuclear Throne y The Binding of Isaac, pero no podemos dejar de recomendarlo a cualquiera que busque algo ágil, dinámico, directo y profundo. No reinventa el género, pero lo hace tan arrebatadoramente bonito…

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