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Analisis Elite Dangerous ,PC,PS4

Inmenso, fastuoso, genial. Elite Dangerous te invita a explorar la Vía Láctea
Miercoles 12 de Julio de 2017 por Rafa del Río

Llevo un rato sentado delante del ordenador, mirando la pantalla sin saber cómo empezar este texto, y creedme, es algo que no me pasaba desde mis tiempos de redactor en Minami, allá por los 90. Supongo que es una forma como otra cualquiera de demostrar hasta qué punto llega Elite: Dangerous, un juego que supera con creces todo lo que había visto en consolas hasta la fecha y que, tras mostrar sus bondades en PC y Xbox One llega finalmente a Playstation 4, consola en la que estoy teniendo el placer de disfrutarlo. 

 

Elite: Dangerous es, a todas luces, enorme. Enorme en su espacio de juego, la Vía Láctea a escala 1:1, lo que significa toda la galaxia a escala real con un total de más de 400 millones de sistemas solares y que, llevada a cifras concretas, supone la necesidad de unos 150.000 años de juego por parte de la comunidad actual para ser explorada a conciencia. 

 

Pero el tamaño no siempre lo es todo, y Elite: Dangerous es enorme en todas sus facetas: Enorme en su jugabilidad, con unos vehículos que, una vez te acostumbras a sus mandos, son una gozada de pilotar y conducir; unos sistemas de batalla que beben de los maestros del género y se apoyan en las múltiples posibilidades de armamento y contramedidas para hacer de cada combate algo único, y una forma de exploración sosegada y aún así plagada de pequeñas y grandes cosas que hacen que nunca te aburras en tu periplo por el espacio.

 

Y dicho esto, Elite: Dangerous sigue siendo enorme en su propuesta multijugador, en su oferta de ser quien quieras ser en una galaxia amable y cruel a un tiempo, y en las opciones de juego que incluyen comercio, combate, exploración y una mezcla jugosísima que nos permitirá colaborar con las distintas facciones y gobiernos, formar parte de ellas, espiarlas o ser elementos independientes en el espacio, preocupados tan sólo por hacer 'lo que nos apetezca hoy'.

 

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Os saluda el comandante Kawano

 

Calentando motores

Lo primero a hacer en Elite:Dangerous es acostumbrarnos a sus controles y dimensiones espaciales, la forma en la que el juego juega con las distancias y los diversos habitats creando diferencias de velocidad y movimiento entre el espacio, los sistemas solares, los sistemas planetarios y la superficie de planetas, asteroides y estaciones espaciales, en la línea de lo que os comentaba el otro día. Para esto, nada mejor que realizar y aprender a controlar los diversos tutoriales que incluye el juego.

 

Olvidad todo lo que sabéis de tutoriales, erradicad el prejuicio de que, total, sólo van a enseñaros a pulsar el botón correcto en el momento oportuno y preparaos para enfrentaros a unos tutoriales muy potentes y complejos que van a servir de escuela de vuelo, aterrizaje, combate y aproximación. Para que os hagáis una idea, aprender a controlar los tutoriales van a tomaros una o dos tardes completas, y aún así, váis a empezar a jugar sabiendo tan sólo lo básico de vuelo y aterrizaje, combate, manejo de VRS -vehículo de superficie-, pilotaje de cazas de combate y minería. Luego tendréis que aprender más, muchísimo más, pero al menos comenzaréis la partida entendiendo los diferentes tipos de velocidad y aceleración, controlando los diversos menús que incluye el juego y sabiendo trazar una ruta hacia el punto que deseéis alcanzar en la galaxia. 

 

En resumen, los tutoriales de Elite: Dangerous te dan las herramientas básicas para que luego tú vayas aprendiendo con tu propia experiencia, leyendo en foros y preguntando a los veteranos, pero tranquilo, una vez terminados los complejos tutos Elite: Dangerous despliega ante ti toda su magia y maravillosidad, palabra que acabo de inventar porque maravilla se queda corto

 

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El primer menú que veréis al empezar

 

Facciones: En una galaxia muy, muy lejana

Bueno, en verdad es en esta galaxia, pero tenía ganas de soltar la frasecita. Comenzamos el juego con una Sidewinder -o algo más potente si habéis querido gastaros los dineros- un  transporte muy versátil tanto para la exploración como el comercio y el combate que nos permitirá, tras dar un par de paseos por el espacio recogiendo todo lo que podamos pillar, prepararla a conciencia para empezar a cumplir nuestras primeras misiones.

 

La opciones de personalización va un poco justas en lo que cabe al diseño, que requiere que compremos los acabados estéticos con dinero real. Sin embargo, las opciones de personalización en lo que atañe a rendimiento de la nave y especialización son muchas y, ahora sí, se compran con dinero del juego. Diferentes armas y herramientas para los anclajes, cada una con su uilidad y parámetros propios se unen al blindaje, los escudos, los núcleos de energía, impulsores, motor de salto, escáneres, contramedidas, bodegas, hangares etc. para dar como resultado un divertido menú mediante el que podremos evolucionar nuestra nave para una tarea concreta, comprar un nuevo vehículo y contratar pilotos y tripulantes que nos ayuden en combate o pilotando mientras nosotros usamos los cazas de combate. 

 

Elite Dangerous nos planta en una estación orbital y nos da las claves de una sociedad que ya está ahí y en la que encontramos varias facciones y motores gubernamentales, alianzas y grupos independientes. Al principio seremos poco más que meros observadores, novatos que se contentan con leer las noticias en el periódico interestelar que retratan las hazañas de nuestros compañeros de juego y contiene información vital de zonas de explotación, lugares de comercio, escasez, superproducción, descubrimientos y todo lo que está sucediendo, en fin, en Elite: Dangerous

 

Junto al periódico tenemos una suerte de gaceta política en la que se ven los rankings de las diferentes facciones y los nombres propios según su popularidad. Al principio no podemos hacer nada, pero luego podremos votarles, entrar a formar parte de sus filas, financiar ciertas operaciones e incluso pedirles ayuda para determinados proyectos. Un ambicioso planteamiento que a mí, personalmente, me supera, pero que demuestra la profundidad que alcanza el juego y la vida útil del mismo.

 

Finalmente tenemos las misiones, muy variadas y cada vez más interesantes, si bien al principio sólo tendremos acceso a las de rango más bajo; los encargos, que tienen nombre propio y fecha de caducidad, y dos ventanas a tener en cuenta: los Contactos, que es donde pagaremos las multas si no queremos que pongan precio a nuestra cabeza y cobraremos las recompensas que logremos; y la International Cartographics, que es donde venderemos los datos de planetas, satélites, sistemas y demás que encontremos en nuestro devenir viajero.

 

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Combatiendo desde mi VRS Scarab

 

Torretas desplegadas

El combate es una parte importante de Elite Dangerous, si bien es posible jugar sin pegar ni un tiro si lo nuestro es más la exploración y el comercio. Hay múltiples formas de entrar en combate, ya sean voluntarias o involuntarias, pero empecemos por la segunda para nuestros queridos prospectores y comerciantes que no quieran derramar sangre... ni combustible.

 

Podemos vernos arrastrados a una batalla de forma involuntaria cuando llevamos carga valiosa en nuestra bodega, incumplimos las normas de una estación, llevamos un cargamento ilegal o no hacemos caso de las autoridades locales. En el primer caso, podremos eludir el combate cediendo parte de nuestra carga al asaltante de turno, pidiendo auxilio a las auoridades si hay alguna nave de la federación cerca o huyendo de la zona buscando un vector de escape y manteniéndolo en el punto de mira de nuestra nave. Respecto a los otros casos, lo mejor es pagar las multas, soltar la carga o huír si no queremos entrar en combate con las fuerzas policiales.

 

Respecto al combate voluntario, y más allá de los escenarios preparados para tal fin y el Modo Arena de combate, Elite: Dangerous nos permite escanear el espacio en busca de zonas de combate que pueden ser de densidad baja, media o alta, y colaborar con la facción que deseemos, enfrentarnos a todos, esperar para dar el tiro de gracia o limitarnos a rapiñar materiales por el escenario. Por supuesto también tenemos la opción de piratear a otros jugadores y PNJs, iniciando nuestros propios combates, e incluso de atacar por nuestra cuenta una estación orbital o un asentamiento terrestre. 

 

Por último tenemos las misiones, que poco a poco irán subiendo en intensidad y nos invitarán a atacar sistemas en guerra, colaborar con una línea de suministros, destruír determinados vehículos y toda una suerte de campañas que, una vez entras en una facción, multiplican por mil su peligrosidad y niveles de acción y adrenalina, lo que requerirá un vehículo optimizado para el combate.

 

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Aterrizaje con éxito

 

Comercio y explotación

En un juego tan enorme como Elite: Dagerous es impresionante ver cómo han cuidado al milímetro todos sus componentes, siendo el comercio uno de los más potentes a este respecto. La Vía Láctea está plagada de sistemas estelares, y cada uno tiene su propia economía, forma de explotación, necesidades y ofertas. El resultado es que, si nos vamos a dedicar en exclusiva al comercio, tenemos que estar al día de las noticias del periódico y pensar qué vamos a vender y dónde: Una estación militar en un sistema que sufre un boum económico y un largo periodo de paz venderá sus productos a un precio más que competitivo al que podremos sacarle un buen pico si revendemos en zonas de guerra, lo mismo que si compramos vino en una estación que ha sufrido superproducción y lo vendemos en un rincón perdido del espacio en un sistema anarquico sin producción. 

 

No obstante la compra-venta no lo es todo, y Elite: Dangerous nos permite obtener nuestros propios productos, ya sea en combate, mediente pillaje, minando asteroides, explorando superficies terrestres o robando vilmente. No contentos con eso, podemos refinar los elementos que vamos obteniendo en nuestro periplo y venderlos, convertirlos en materia útil como combustible, material para reparar el casco, elementos para la capsula vital o munición, o guardarlos para usarlos en los viajes sin escala. 

 

El resultado final es que podremos vender no sólo lo que compremos, sino también lo que obtengamos, lo que encontremos, lo que descubramos e incluso lo que pirateemos, lo que da como resultado un amplio mercado en el que vender objetos, materiales, datos, información, ubicación de localizaciones y un largo etcétera que hace que pronto estemos nadando en créditos y podamos hacernos con toda una flota de naves. 

 

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Explorando...

 

Exploración

La exploración es uno de los puntos más potentes de Elite: Dangerous, y puede ser tanto espacial como estelar, planetaria y terrestre. Desde descubrir una supernova y escanearla con el equipo correcto hasta encontrar una base oculta, minerales desconocidos, meteoritos alienígenas, vida vegetal extreterrestre, e incluso vida y bases alienígenas, el juego de Frontier sabe picarnos para que exploremos en todas sus formas, y lo mejor es que es una forma de juego tan lucrativa como las demás. 

 

Respecto a la exploración desde la nave nodriza, lo primero es armarnos con algunos escáneres de calidad que nos permitan obtener datos de estrellas, planetas y satélites desconocidos. Según suba el nivel de nuestros escáneres mejor será la información que recibamos, lo que nos permitirá hacernos una idea de si merece la pena continuar explorando ese sistema, aterrizar en un planeta o satélite o continuar nuetras pesquisas en otro rincón de la galaxia. Todos estos datos que vayamos recabando serán vendibles a la International Cartographics, eso sí, a una distancia mínima de 20 años luz del sistema en el que los hemos recabado. 

 

Sin embargo, si hablamos de exploración la más potente es, al menos para mí, la exploración de superficie. Cabe destacar que no vamos a poder explorar planetas con vida que ya hayan sido explorados y tengan ciudades y demás -olvidaos de ir a la tierra a liarla-, pero da igual porque la exploración de planetas y satélites sigue siendo tremendamente satisfactoria. El truco está en aterrizar en el planeta y desplegar nuestro VRS, un vehículo de superficie tripulado en el que usando su rádar y aprendiendo a descifrar sus mensajes pronto nos encontraremos descubriendo minerales, materiales, cargamentos e incluso asentamientos ilegales, satélites derribados con jugosa información, explotaciones no declaradas y, como os comentábamos antes, vegetación, estructuras y restos de vida alienígena.

 

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El periódico y la gazeta de actualidad política

 

El mejor simulador espacial en consolas

Hace ya unos años que analizamos Elite: Dangerous cuando salió al mercado en PC, pero hemos vuelto a analizarlo por varios motivos, siendo el primero que con su salida en PS4 se completa su círculo en consolas tras salir en Xbox One -que promete 4K reales en Xbox One X-, y el segundo que el juego ha crecido mucho, muchísimo en estos últimos años desde que saliera al mercado. 

 

Le pongo un nueve -y me cuesta, porque para mí es un juego de 10- porque en consolas es lo más completo y potente que hay en su género, sin discusión. Mientras en PC compite con el imbatible Star Citizen y EVE Online, en consolas Elite: Dangerous es el mejor en su género, con una galaxia viva, millones de sorpresas por descubrir, un universo bellamente plasmado con gran realismo y una comunidad viva que lucha, cierra tratados y se expande dejando que seamos protagonistas o espectadores de su devenir. 

 

En conclusión, Elite: Dangerous es el juego que todo amante de la ciencia ficción necesita en su Xbox One o su PS4. Desde Firefly a Galáctica, de Star Wars a Dune, de Star Trek a Doctor Who y sin olvidarnos de Enano Rojo, Futurama, Mundo Anillo, los 100, Capitán Harlock y el Cosmos de Carl Sagan. Elite Dangerous une la locura de Cuarto Milenio con la ciencia, sin obviar por ello la gran frase de Fox Mulder, La Verdad Está Ahí Fuera, y permitiendo que nos convirtamos en Space Cowboys.

 

Da igual que llames a tu nave Serenity, Halcón Milenario, Enterprise, Red Dwarf, TARDIS, Nebuchadnezzar, Nostromo, Arcadia, Macross, Discovery, Planet Express, Spaceball I o incluso Corazón de Oro. Todas tienen su sentido en este maravilloso universo, y aunque se echa de menos una mayor variedad musical, excesivamente documentales las melodías, y la posibilidad de poner el pie en planetas habitados y manejar al propio personaje, las opciones son tan potentes y suculentas que estoy seguro de que ahí fuera hay un Restaurante del Fin del Mundo por descubrir. Os invito a echarle un ojo a este gameplay tutorial para terminar de convenceros de si es vuestro juego o no. Si queréis que profundizce más, sólo tenéis que pedirlo.

 

Fly Safe, Commanders!

9

/ 10


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