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Analisis Dynasty Warriors 7 Empires ,PS3

Un nuevo Dynasty para la gente que disfruta de Dynasty. ¿Para qué más?
Viernes 26 de Julio de 2013 por Toni Piedrabuena

Cualquiera podría pensar que no sabemos cómo se las apañan en Omega Force para ser uno de los pilares fundamentales de Koei Tecmo, pero lo cierto es que los Musou tienen un éxito desorbitado en Japón para el tipo de juego que es. Da igual la temática, que sea de Gundam, de One Piece, de El Puño de la Estrella del Norte o con el concepto original y persistente de narrar las batallas del Romance de los Tres Reinos, un Dynasty Warriors se caracteriza por la más simple de las acciones basada en arrasar campos de batalla con millares de enemigos manejando a un general que blande un arma mastodóntica de forma rutinaria, que sólo con aporrear el botón cuadrado le permite acabar con una decena de enemigos de un sólo combo.

 

El paso de los meses no lo notamos en los escenarios o el combate, sólo es un indicador de los turnos en los que decidimos las acciones que definirán nuestra estrategia y porvenir.

 

Dynasty Warriors 7 Empires es ligeramente diferente a lo que supone un Dynasty Warriors al uso. No os vamos a engañar, si el combate de un Musou cualquiera no os atrae lo más mínimo por monótono, éste no lo va a hacer, pero a pesar de la falta de modos, sí que es capaz de ofrecer mucha más variedad para todos aquellos que sólo argumentan en contra que es un mata-mata básico. Aquí crear un imperio depende del combate, sí, pero también de las decisiones que tomemos durante la campaña para expandir nuestro territorio. Esta vez sólo tenemos el modo Empires, dejando de lado el Musou corriente, el modo historia o los desafíos. Con un personaje creado por nosotros o de los casi 100 que nos permiten escoger (sólo un par de nuevos añadidos con respecto a DW7), nos lanzamos a la campaña en diferentes roles dependiendo de a quién hayamos escogido encarnar.

 

Empezar con un subordinado es la forma más común de jugar a un Dynasty Warriors. El líder nos ofrece misiones en las que ganar fama y conseguir alianzas con otras regiones. Convertirse en un guerrero temido que desmoralice al ejército rival al entrar en combate es importante, pero escoger a un general o a un estratega nos abre todo un abanico de posibilidades para gestionar nuestra región en cuestión de alimentos, riquezas y poder militar. Cada acción escogida conlleva el paso de un mes en el juego; un turno, una acción. En estos turnos podemos tomar decisiones como aumentar la producción, entrenar o motivar a nuestro ejército, o enviar emisarios para establecer alianzas.

 

El número de personajes y variedad armamentística es, una vez más, desorbitado, pero tiene pocos extras con respecto a Dynasty Warriors 7. Si queréis más personajes, probad con Warriors Orochi 3, aunque os quedáis sin la agradecida parte de estrategia de Empires.

 

Por supuesto, siempre podemos lanzarnos a la batalla contra un territorio adyacente en busca de su conquista por la fuerza, pero si lo hacemos en cada turno, aparte de volver al juego aburrido y monótono que supondría una nada grata experiencia de varias horas seguidas con Dynasty Warriors, terminaría por notarse el desgaste de nuestro ejército, y aunque en los niveles de dificultad más bajos sea poco importante, a partir del Normal una buena estrategia es clave, así como conseguir fama y buenos aliados para hacer frente a las mayores potencias.

 

Tampoco podemos estar permanentemente aumentando recursos mes a mes, porque los rivales también intentarán hacerse con nuestros territorios, y no entrar en batalla para defenderlos durante tres turnos nos hará perder una porción de nuestra riqueza y fama. Se tarda un poco por entrar por este sistema que parece mucho más complejo de lo que en realidad es, por culpa del exceso de textos (todos ellos en completo inglés) al que una saga tan directa no nos tiene acostumbrados. Faltan explicaciones más concisas y ejemplos, y la primera derrota aplastante por culpa de una mala planificación puede hacerte querer tirar el juego por la ventana, pero cuando aprendes a establecer buenas redes de comercio y ves que todos buscan una alianza con tu reino por puro temor a tu fama y tu innumerable ejército, sabes que estás haciendo las cosas bien.

 

Aunque los enemigos sigan siendo casi todos iguales, al menos ya no hay esas absurdas diferencias de tamaño y calidad de los modelados. Todo luce mucho mejor, aunque en movimiento ni lo notes.

 

Y parece mentira que todo lo anterior vaya unido a algo tan simple y machacabotones como es un Dynasty Warriors al uso, y desde luego que también hay mucho de eso en Empires, pero al menos esta vez tenemos un respiro entre combate y combate, y uno que puede llegar a ser muy gratificante. No es que sea el súmmum de la estrategia ni que nos obligue a gestionar recursos como si de XCOM: Enemy Unknown se tratase, pero se agradece un cambio de dirección para un saga a la que muchos aún no acabamos de ver el encanto.

6.5

/ 10


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