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Analisis Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito ,3DS,ANDROID,IOS

Un remake que mejora al original en todo menos en lo técnico.
Martes 10 de Enero de 2017 por Adrián Suárez Mouriño

Dragon Quest VIII es un formidable remake que traslada de manera sobresaliente el original a Nintendo 3DS. No estamos ante un sencillo port, sino una mejora del original para adaptarlo a nuestros tiempos, hacerlo más disfrutable y hacer que le apetezca jugarlo tanto al que se conoce el título de memoria como al recién llegado. Ahora los combates no se producen al azar sino que vemos a nuestros enemigos en el campo de batalla, las peleas son más rápidas, tenemos todo el tiempo un mapa que nos dice por donde avanzamos, se nos cura la vida y la magia al subir de nivel y podemos hacer un guardado rápido siempre que queramos. Si no tenemos claro en qué invertir nuestros puntos de habilidad siempre podemos ahorrarlos y esperar.

 

A sus virtudes principales se le suma que podemos reclutar a dos nuevos personajes para incorporar en el equipo: al genial Morrie y a la maliciosa Rubí, con fragmentos de historia nuevos asociados a su presencia, contamos con un par de nuevas mazmorras (una con más trama y otra difícil), un nuevo nivel para su Arena de Monstruos y tenemos retos fotográficos que se convierten en divertidas misiones secundarias. Claro está que meter un juego tan tremendo en una 3DS y así también ha obligado a Square Enix a hacer sacrificios. Lamentablemente, el recorte gráfico se nota muchísimo con unos modelados más simples, una abrumadora falta de detalles y unos colores demasiado saturados, pero a cambio tenemos un framerate sólido y un título de sobremesa enorme metido aquí. La banda sonora también ha bajado el nivel, pero sigue siendo puro Dragon Quest. Muchos se llevarán las manos a la cabeza mirando las comparativas técnicas pero tras jugarlo un par de horas todo eso te dará igual. El juego es divertídisimo y acertadamente más accesible que el original, que no más fácil.

 

Dragon Quest VIII regresa con mucho más contenido y maravillosas mejoras a su núcleo jugable

 

Dragon Quest VIII: El periplo del Rey Maldito fue la manera que tuvimos en nuestro territorio de conocer esta maravillosa franquicia. La historia nos pone en la piel del vasallo de un rey que ha quedado maldito por el hechizo de un mago. Dhoulmagus es un hechicero de gran poder que ha condenado al reino de Trodain con su hechizo, transformado al monarca en un troll y a su hija en una yegua. Nuestra misión pasa por recorrer el mundo entero persiguiéndole, encontrando a otros afectados por sus fechorías para incorporarlos a nuestro equipo, derrotando a un montón de monstruos y enfrentándonos finalmente a los planes del maligno.

 

La trama principal del juego no es una melodramática como la de un Final Fantasy, ofrecer eso nunca ha sido tarea de un Dragon Quest. Aquí nos encontramos la misma historia simpática llena de humor que conocemos, y que nos lleva de la mano explicándonos las vicisitudes del mundo de juego, desentrañando los secretos de sus personajes, sobre todo de uno de ellos, y llevándonos al encuentro final con el maligno, con sorpresa si os animáis a ir a por el final alternativo. En total, y a poco que os pongáis a explorar, a subir de nivel, buscar la mazmorra secreta y combatir, tenéis ante vosotros más de 90 horas de divertido juego; pero ojo, Dragon Quest VIII no siempre es claro acerca de a dónde se tiene que ir o qué hacer, con lo que atrancarse está a la orden del día (pura old-school). Contamos con una opción para hablar con nuestros compañeros de equipo y el juego viene en un perfectísimo español, pero aún así habrá veces que acabaréis recurriendo a una guía.

 

Por poner un ejemplo, al salir de un castillo un personaje nos pide que consigamos un objeto en concreto para hacer que un mar del pasado vuelva. La única pista que nos da es que está en un continente, pidiéndonos que lo recorramos entero para localizarlo. No habría estado de más que las conversaciones con nuestros amigos hubieran sabido añadir nuevas pistas para moderar el grado de masoquismo que supone buscarlo sin recurrir a internet. Dragon Quest VII supo que encontrar algunas de sus tablillas era un auténtico calvario, facilitando mucho la búsqueda a través de necesarias ayudas ingame. Tampoco se ha hecho nada por corregir y retocar sus intrincados menús, muy poco usables y demasiado confusos. Ya puestos a actualizar el juego...

 

Los añadidos en forma de mazmorras, personajes y nuevos niveles para la Arena de los Monstruos hacen de un juego que ya es largo uno larguísimo

 

El desarrollo de Dragon Quest VIII combina mazmorras largas y desafiantes, pueblos en los que conversar, comprar equipo, descansar y guardar la partida en las iglesias, y un precioso mapamundi que nos fascinó a todos los que jugamos al título en su lanzamiento original por la libertad que ofrecía. Este sigue funcionando muy bien por estar lleno de caminos secundarios, pequeños pasadizos y lugares por los que colarse y explorar para encontrar objetos escondidos y nuevos retos. La presencia ahora de enemigos campando a sus anchas le da mucha más gracia a nuestros trayectos, estos cargan contra nosotros, huyen si somos demasiado fuertes o nos ignoran, dándole al mundo más credibilidad y añadiendo nuevas capas de juego. Es divertido escapar de ellos si estamos demasiado débiles, intentar llegar a un pueblo más lejano para comprar nuevo equipo o buscar a los más fuertes para subir de nivel. Es increíble lo mucho que cambia el juego y mejora con este añadido.

 

El esquema de juego sigue igual, pero mejora tremendamente al no tener que sufrir aquellos incesantes y duros encuentros aleatorios, ahora explorar una mazmorra es mucho más divertido al poder esquivarlos. Dragon Quest VIII es un juego de la vieja escuela en el que un encuentro cualquiera te puede matar. Los enemigos pegan duro, piden ayuda a sus compañeros y se presentan en hordas. Cuando crees que tienes un buen nivel de ataque llega una nueva criatura que te asegura que no y el enemigo que custodia una zona sabe hacerte sudar. Eso es algo formidable y que te tendrá siempre preocupado de tu inventarios, tu equipo y tu nivel. Huirás de muchas batallas y comprobarás que aunque esta versión para Nintendo 3DS es sensiblemente más sencilla sigue siendo un reto tremendo. Los añadidos mejoran un endgame que es ya de por sí interesante y tener a Morris en el equipo es un divertido placer; de todos modos estos añadidos acaban siendo superfluos en comparación con las acertadas modificaciones del núcleo jugable.

 

Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito para Nintendo 3DS es un sobresaliente remake que sabe superar al original en diseño de juego, ahora es más largo, más accesible, con un poquito más de historia y más divertido. Salvo por el palidecido aspecto gráfico y el sonoro, por tener unos tiempos de carga ligeramente superiores y por no haber querido reimaginar sus farragosos menús, nos encontramos ante uno de los mejores JRPG que podéis jugar a día de hoy en la portátil de Nintendo. Esta versión es un título mucho más ágil y accesible, sin sacrificar en ningún momento la dificultad característica del videojuego del que parte. En resumen, si te gusta el género y tienes una Nintendo 3DS esta es la primera compra obligada del año.

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