Analisis Destiny ,PS3,PS4,X360,XONE

Estoy disfrutando mucho de Destiny, y puedo decir que me ha dado, prácticamente, todo lo que podía esperar de él, que no era poco. Todo lo que hay en el juego rebosa Bungie. Puede que no pueda decir lo mismo fuera del mismo, pero me lo reservo para las líneas finales. Destiny supone para Bungie la posibilidad de liberarse del Jefe Maestro y de crear algo que en el universo del Spartan jamás podría haber sucedido. Y sí, no sé si os parecerá exagerado decir que con Reach comenzó Destiny, pero francamente, así lo creo.

Es difícil hacer un juego que gira en torno a algo tan icónico como el Jefe. Es por ello que, seguramente, no sea casualidad que el “protagonista”, tú, sea de las cosas más insípidas conocidas en la nueva epopeya galáctica de los americanos. La verdad es que no me importa mucho ese aspecto, tampoco es que me importe en exceso el hecho de que la historia pueda explotarse más cuando, reconozcámoslo, tampoco es que hayan sabido explicar excesivamente bien la historia en juegos del pasado. Lo que te llevaba a amar Halo, más que las aventuras del Jefe, Cortana y compañía eran las situaciones jugables que se creaban, y creo que eso no se ha sabido valorar en exceso en el presente videojuego.

Puede que estemos buscando cine en Destiny, puede que hayamos querido enfrentarnos a una nueva leyenda galáctica bajo el pseudónimo de un fulano importante, pero es que en el presente episodio, el protagonista, por suerte o por desgracia, eres tú, y esa circunstancia conlleva descuidar por sistema algunos elementos que ningún MMO o juego de rol en el que caracterizas tu protagonista haya logrado. Y perdonadme, no estoy criticando a Skyrim, pero no es que su personaje principal, tú también, sea lo más interesante del universo que envuelve a la obra de Bethesda. Entonces no pareció importarnos mucho. Ciertamente, a mí no me ha importado mucho aquí, puede que tú sí valores, estás en tu derecho.

Valoro enormemente el tener tres personajes disponibles para personalizar y hacerlos crecer. Puede que no tenga el contenido que en un principio podíamos esperar, quién sabe si el contenido se ha troceado para hacer DLCs de ellos en el futuro, pero creo capital el hecho de llevar las tres clases al nivel máximo para encarar el reto del Crisol con garantías polivalentes. También las veo capitales para lanzarse a las misiones que irán llegando en las próximas fechas, en la que únicamente los jugadores que han llegado al nivel máximo de cada uno de ellos podrás entrar en batalla. Luego os juntaréis cinco hechiceros en la raid y ya verás tú que gracia cuando no puedas aportar una salida viable a tus habilidades que te permitan conjugarte con tus compañeros de batalla.

Sí, puede que sea aburrido hacer tres veces la campaña y grindearlos más allá del nivel 25 haciendo prácticamente lo mismo, pero que te estén dando objetos legendarios de otras clases tras tanto esfuerzo a sus mandos no me parece más que una nueva pista de lo que Bungie pensaba que entenderían sus usuarios y, creo, no hemos terminado de comprender. El título seguirá creciendo, muchos se han empeñado en tildarlo de promesa más que de presente, pero creo que aquí hay una diferencia muy radical con el perfecto ejemplo de juego prometedor en el futuro que a todos nos gustó hace unos meses y que hoy deambula por Twitch: Destiny, al contrario que Titanfall, que también adoro, tiene identidad.

Y no es la campaña, es la acepción más pura de la palabra identidad: los espectros del juego de Respawn puedes equiparlos, añadirles habilidades y cartas, pero sabes que ese no eres tú, es una skin de un tipo que ha cambiado con el comienzo de la  nueva partida. Aquí, cada vez que comienza una partida y los Guardianes caen del cielo para comenzar la batalla, te quedas embobado viendo las armaduras de esos cabrones de nivel 26 y te ríes de lo feos que son algunos de ellos comparado con el tuyo. Y tu arma, tan personal, tan única, tan intransferible, que te acabas encariñando de una y no la cambias por 20 miserables puntos de daño extra. Igual que las armaduras y accesorios: eso es identidad, y de ello rebosa Destiny.

Podríamos hablar de las misiones y esas situaciones que Bungie sabe crear tan excelentemente. Las disfruto, me encantan las submisiones, el tener una batería de objetivos secundarios que atender para cambiarlos por valiosa experiencia después, pero sí me habría gustado que Destiny fuese más next-gen en sus mecánicas. Tenemos bichos gigantes que basan sus ataques en tres o cuatro movimientos (a veces ni eso) de ataque que debemos evitar para evitar morir de un piño mientras nuestro fusil de 200 de daño le hace cosquillas. Un poco tramposo y poco imaginativo para los tiempos que corren. ¿Quién tiene la culpa? ¿Por qué?

Permitidme pensar bien: a PlayStation 4 y Xbox One le ha terminado pesando el que la producción haya llegado a PlayStation 3 y Xbox 360, teniendo que tragar, todavía, batallas que en la práctica no son tan diferentes a otras conocidas en Halo 3, Reach o Borderlands. Puede que esperásemos un poco más, pero parece que no importó en exceso con otros juegos que han ido saliendo durante los últimos meses y ha sido Destiny el que ha terminado pagando los platos rotos. Creo que muchos se acabarán arrepintiendo de su juicio con el paso de los meses, pero puede que no les falte mucha razón si tenemos en cuenta lo que Bungie hacía antes y lo que se ha dejado aquí.

Una trivialidad: robar vehículos. ¿Por qué no podemos hacerlo? ¿Cómo una seña tan característica de los juegos de la firma ha tan olvidada en su nuevo proyecto? ¿Por qué Halo 3 tenía Forge y Destiny no? ¿A qué se debe que en pleno 2014, con dos consolas en el que el compartir contenido a espuertas resulta capital para sus usuarios no gozamos de un modo repetición como el de la franquicia del Jefe en (no lo olvidemos) 2007? ¿Recordáis cómo Bungie votaba las imágenes del día, los modos de juego de la semana o los vídeos del mes? Mientras cargaba la partida en Halo 3 me entretenía viendo imágenes, ¡Qué bien le habría venido a Destiny tener algo con lo que entretenerte en las cargas!

Más allá de todo lo expuesto en las presentes líneas de quejas, por todo lo demás, la obra es maravillosa y estoy contento por cada euro gastado en ella. Sé que es el juego que voy a jugar en los próximos meses. También sé que el Crisol me va a dar más horas de disparos y supers que el sol, y creo que he entendido todo lo que esconde para poder sacarle partido durante meses. Me preocupa la situación de los DLCs en Xbox One y que tengamos que esperar un año hasta que ampliemos el contenido, pero eso es la batalla generacional, no es algo que deba entrar en la reseña, pero veremos cómo encaja la consola de Microsoft una batalla en la que Sony y Activision le han atado de pies y manos. Podrían hacer lo mismo ellos con su exclusividad con Call of Duty, pero no se les da bien, no es algo que debamos debatir aquí.

Estamos siendo muy injustos con él. O puede que se esté siendo demasiado justo, algo que sería maravilloso. Pero es incuestionable que muchos le han pillado dentera por venderse como un Ferrari en los últimos meses, y hay ganas de sacarle los colores a los ricos en las cosas tontas de la vida. La diferencia entre un Ferrari y lo que ha pasado con Destiny es que nunca podrás comprarte un Testarossa, mientras que Destiny, en las tiendas, vale exactamente lo mismo que un juego regulero de nueva generación. De ahí que considere, hasta cierto punto, injustificada la batalla con Activision y compañía con el presente juego, y más si cuando salga el próximo Call of Duty no se le va a mirar con la lupa que ha examinado cada esquina del de Bungie, y no soy sospechoso de ser el más crítico con Duty, al contrario.

Destiny me ha encantado. Creo que tiene madera de sobra para ser uno de los firmes candidatos a juego del año y dudo que cualquier fan de Halo y Bungie no sepa ver en él sus incuestionables virtudes. A la espera quedamos de saber cómo seguirá su evolución durante los próximos años, pero veo en él el que va a ser para muchos el primer gran juego de la presente generación de consolas en PlayStation 4 y Xbox One.