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Analisis Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today ,PC

Apenas queda tiempo
Jueves 16 de Abril de 2015 por Dayo

El campamento. Ese vertedero que da refugio a los más desgraciados, un campo de concentración vigilado por guardias  de gatillo fácil y rodeado por alambradas de espino. Es una visión ahora familiar para Michael, que acaba de salir de un minúsculo bar improvisado tras hablar con un hombre que se hace llamar “el cazador”. El futuro, el presente, lo que quiera que se abra ante sus ojos, es desolador, lleno de miseria y horrores. “El cazador”, cuya profesión en este nuevo mundo es la de mercenario y traficante de cualquier cosa que tenga valor, es un ejemplo de ello. Michael apenas soporta dirigirle la palabra. “Es un monstruo”, piensa.

 

“Dijo la sartén al cazo”, pienso yo.

 

Michael tampoco es un adalid de las buenas formas, que digamos. De hecho hace poco había prestado un tirachinas a unos niños pequeños a sabiendas de que lo que estaban a punto de hacer les podría costar la vida y no tuvo ningún escrúpulo en triturar la cara de un hombre que acababa de morir para echarle el marrón de un crimen que había ocurrido a expensas de este protagonista cuya brújula moral es, cuanto menos, errática. Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today es la opera prima de los españoles Fictiorama Studios, una aventura gráfica en la que el susodicho personaje tiene que desenvolverse en un futuro postapocalíptico que ha sufrido el impacto de un misterioso evento llamado “la gran ola”. El ejemplo antes citado de su cuestionable moralidad no es el primero ni tampoco el último, pero quizá sea algo intencional. Al fin y al cabo uno de los temas de este juego es qué hacer cuando la sociedad ha caído y la única ley que persiste es la del más fuerte o, en este caso, la del tipo con un arma, y se respira un aire de desesperación y violencia pragmática, no deseada sino casi forzada. Hombres que delatan al prójimo para poder vivir mejor, tipos que trafican con el cuerpo de una mujer cuya psique está tan dañada que piensa como una niña y habla como si estuviera en un cuento… Lo fácil sería decir que este juego se está esforzando demasiado por ser lo que los ingleses llaman “edgy”, atrevido en el mal sentido, un Shadow the Hedgehog con Uzi que se cree adulto. “Sólo un adolescente amargado confundiría realismo con pesimismo”, decían en Flex Mentallo, pero Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today convierte este horror y sufrimiento en su contexto, no su proclama de “hey, mirad, soy para adultos”.

 

 

Sin embargo, no tiene mucho más que su mundo. Un mundo, por cierto, que tampoco oculta tanto: parte de la gracia con las obras del estilo es saber qué ha sido de la sociedad tras la hecatombe, pero aquí la respuesta parece ser un simple “se ha caído todo”. Los edificios están destrozados, los campos son un erial y cada cual tiene su particular acento inglés, incluso dentro de una misma familia. Se intenta meter algo de misterio con la presencia de los disueltos, pacientes de una misteriosa enfermedad que te hace, en efecto, disolverte tras un tiempo X, pero de primeras resulta familiar (¿infecciones en el postapocalipsis? ¿Dónde?) y, cuando empieza a desarrollarse para entrar en materia de lo que viene a ser su guión, resulta predecible.

 

Esa es, quizá, la gran miseria de Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today: que intenta ocultar sus cartas pero no tarda en verse hacia dónde tira y qué es lo que va a pasar. Esto es algo que también ocurrió con otro juego muy prometedor que acabó sin estar a la altura de lo esperado, The Vanishing of Ethan Carter, pero la obra de The Astronauts podía sostenerse en otras patas más allá de su historia, aunque esta fuese la columna principal.

 

El videojuego de Fictiorama Studios, por desgracia, apenas goza de ese margen: todo el interés se centra en su argumento, y no hay mucho argumento al que agarrarse. Si acaso su estética, con un maravilloso diseño visual inmediatamente reconocible y muy atractivo, pero los personajes carecen de matices que les hagan interesantes, las situaciones dramáticas están demasiado centradas en los puzles que las rodean como para poner algún interés real y, en general, las cinco, siete horas que dura esta primera entrega parecen ser poco más que la introducción a una trilogía más ambiciosa.

 

Desde luego espero que haya segunda parte: ahora que lo evidente ya se ha hecho claro, quizá Dead Synchronicity encuentre algo interesante que contar en su secuela, pero el camino que lleva hasta el final de esta primera parte es uno que apenas consigue interesar. Es un placer ver que hay una escena independiente moviéndose en España, pero no por ello puedo ser más permisivo con el resultado. Y la triste realidad es que Dead Synchronicity podría haber sido mucho más. Yo soy el primero que quería que no fuera así.

 

Si queréis profundizar en la opinión, podéis leer el análisis expandido.

7
/ 10

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