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Analisis Dead Rising 3 ,XONE

Una experiencia difícil de explicar. Dead Rising 3 es horrible y brillante a partes iguales. Puede convertirse en juego de culto. Una forma extravagante de entrar en la nueva generación.
Viernes 29 de Noviembre de 2013 por Toni Piedrabuena

Dead Rising 3 es tan rematadamente malo en algunos puntos como brillante es en otros. Un título extraño, peculiar, hasta cierto punto extravagante y nada convencional dentro de los esquemas que puedes esperar en un videojuego para estrenar la recién llegada nueva generación. ¿Sirve para ese cometido? Con la mano en el corazón, jamás lo recomendaría para ello. ¿Es un buen juego? Lo es. No obstante, me resulta inevitable pensar que el momento de lanzamiento, la llegada del software y el sistema en el que corre acaba siendo definitorio dentro de lo que supone el ser del propio producto en sí. 

 

¿Liados? No me extraña… si vieseis lo que tengo dentro de la cabeza con lo que ha supuesto para mí la experiencia Dead Rising 3 lo entenderíais. Por una parte, tenemos una historia hilvanada de una forma absurda, con un protagonista medio tonto y unos acompañantes con los que no querrías ni cruzarte por la calle. Añádele algunos momentos sonrojantes dentro de la propia trama y un final que define a la perfección cómo no se debe hacer una mecánica para una consola de nueva generación. Mecánicas que, por cierto, hasta que no comienzas a subir el nivel del pobre Nick son toscas y tan problemáticas que acaban comprometiendo el propio devenir jugable de la obra.

 

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'¡Hola! Soy Nick Ramos, y mi carisma reside en... que construyo cosas'

 

Añade a ese cóctel un videojuego retante, una cantidad de combinaciones y posibilidades de muerte que, sin saber cómo, querrás seguir encontrando y que necesitarás, sin entender cómo has llegado a ese punto, saber cómo seguirá la trama tras un latigazo absurdamente delicioso e inesperado con una rejugabilidad, como ocurrió en su momento con el debut de la serie, a prueba de bombas que te dará muchas horas extra. Llega un momento que no sabes qué ha querido hacer Capcom Vancouver con Dead Rising 3: ¿Se están parodiando? ¿Van en serio? En todo caso, si el principio no ha acabado con tus ganas de seguir jugando, garantizado está que quedarás enganchado a él. Y no lo entenderás, pero ahí seguirás.

 

Y no es un buen juego, pero tampoco es uno malo. Está dedicado a un público tan residual que me resulta sorprendente que Microsoft haya apostado por ellos para dar el pistoletazo de salida a One. Está a años luz del decepcionante episodio en Fortune City, pero queda por debajo de la inolvidable y ahora legendaria visita a Willamette. Lo acontecido en Los Perdidos es la perfecta simbiosis de sus dos entregas anteriores: mecánicas lamentablemente absurdas versus momentos surrealistamente magníficos. ¿Le ha terminado afectando a su condición jugable el hecho de haber paseado entre dos generaciones antes de acabar siendo un exclusivo de One? Sin duda, y se nota en todos y cada uno de los apartados.

 

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Shoryukens, Protomans, Blanka y otras tonterías de Capcom. Delicioso

 

Sabemos de su existencia desde hace un puñado de años y conocemos la apariencia de Nick desde filtraciones que datan de 2011. El trabajo canadiense combina momentos técnicamente obsoletos con circunstancias que solo podrían darse en el sistema en el que corre. Es difícil de explicar lo que se acaba conjugando en la presente aventura, pero sea lo que sea, probablemente, si no sabes de qué va Dead Rising, no eres su público. Únicamente los que comprendieron las tres lamentables primeras horas de la aventura zombi de Capcom sabrán que hay esperanza en una hipotética resurrección en unos primeros compases que te darán ganas de reprecintar el disco y devolverlo a la tienda para no verlo jamás.

 

Todo lo que acontece en Dead Rising 3 es previsible hasta la náusea, pero cuando llega el momento en el que el juego que odiabas con toda tu alma te obliga a seguir jugando, es que algo está haciendo bien"

 

Y así estaba el pasado fin de semana: maldiciendo todo lo que ha sido Capcom Vancouver desde que dejó de ser Blue Castle Games, que parecía no estar a la altura del nombre por tercera vez; ayer, cuando terminé de jugarlo, corrí raudo a comenzar el Modo Pesadilla. Por supuesto, un montón de finales, combinaciones, objetos y ropajes por coleccionar con un buen puñado de homenajes a personajes de ayer, hoy y siempre de la firma japonesa. ¿Recuerdas el cooperativo de la secuela con Chuck Greene y su gemelo? Podemos decir que el presente disco tiene una acción cooperativa con la que no te avergonzarás cada vez que se inicia, y eso es un gran avance.

 

Todo jugador de la serie que se precie sabrá ver la fabulosa virtud que es jugar al título sin una carga una vez comienza la acción, dejando de lado las larguísimas y horribles tiempos de espera de los capítulos anteriores, que llegaban a desesperar a todo al que se ponía a sus mandos. Si no quedas satisfecho con la partida original, una vez lo acabas puedes ir al Modo Pesadilla con todo lo aprendido en la primera aventura y complicar más el reto con elementos tragicomédicos de las primeras entregas que hoy nadie comprenderá.

 

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Ramalazo Dark Souls. El Pascual se va corriendo a la tienda de turno

 

Al final, todo es comprensión. Comprensión que le daremos los cuatro colgados que disfrutamos de Dead Rising en su día, conocemos y entendemos de qué va el asunto. ¿El resto? Me da a mí que va a pasar desapercibido por la mayoría, y si tu primera experiencia con la franquicia va a ser la tercera entrega y encima vas a estrenar generación... mejor busca otra opción. No correría el riesgo de recomendarlo a nadie ajeno a la zombificación propuesta por el equipo canadiense, francamente. 

 

Eso no significa que sea una mala producción: creo que si más gente detecta lo que expongo en las presentes líneas, se puede convertir en un juego de culto. En Dead Rising 3 todo lo que acontece es previsible hasta la náusea, pero cuando llega el momento en el que la obra que odiabas con toda tu alma te obliga a seguir jugando, es que algo está haciendo bien. Y aunque tenga cosas muy malas, también tiene cosas muy buenas. Jugada arriesgada que en caso de resultar satisfactoria alegrará tu catálogo de early-adopter. Es como quitarse una costra del brazo: sabes que no está bien, pero hay algo placentero en ello.

6.5

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