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Analisis Bugsnax ,PS5

No es una exquisitez, pero tiene un sabor original y no empacha.
Jueves 10 de Diciembre de 2020 por David Oña

De repente, aterrizas en una isla exótica sin saber muy bien qué ha ocurrido y, a los pocos minutos, te encuentras con Canelo, un ser azul, a medio camino entre el teleñeco y lo furry, que es tan achuchable como perturbador. Tras unos minutos que sirven como presentación de las bases jugables del título, verás a este pobre diablo conversando con otros personajes. Canelo desprende inocencia, bondad y buenas intenciones, todo ello mezclado con un autoconcepto bastante negativo. Él no es el protagonista de esta historia, quizá, antes, lo seríamos nosotros, o Lisa. Pero él es el nexo de unión porque, gracias a su carácter, siempre encontrará vínculos con el resto de habitantes de Snaxburgo, aunque puede que más de una vez salga mal parado, y nos incomoden algunas de las opiniones que el resto vierten sobre él. Pero es que de eso va la cosa, de una pequeña isla, con un diminuto pueblo, que pretende hablarnos de una forma simple, de lo complejas que pueden llegar a ser las relaciones.

 

Camino de Snaxburgo

 

Bugsnax (Epic Store, PS4 y PS5) da el pistoletazo de salida en un despacho, con un jefe un tanto impertinente y un nuevo encargo solo apto para ávidos reporteros. Nuestra misión es viajar a una isla misteriosa, en la cual la conocida exploradora Lisa, ha emprendido su colonización con el fin de investigar y hallar respuestas sobre todo lo que tiene que ver con sus curiosos habitantes, los bugsnax. Estos seres legendarios son una especie de híbrido a medio camino entre la planta, el bicho y el snack, cuentan con una morfología extraña en la cual dominan las formas propias de todo tipo de productos alimenticios. Ya sabéis, “somos lo que comemos”. Su valor nutritivo parece ser espectacular, y sus propiedades metamórficas de lo más útiles y curiosas. Así que, raudos como todo buen periodista que se precie, salimos volando hacia Snaktooth Island. Por desgracia, tras sufrir un pequeño accidente, toparnos con nuestro nuevo amigo (Canelo) y llegar al pueblo en cuestión, nos percataremos de que Lisa, el motivo de nuestro viaje, ha desaparecido. Este desgraciado acontecimiento ha hecho mella en la comunidad, que al verse desprovista de su carismática líder, ha terminado disolviéndose. Canelo se siente culpable por su incapacidad para impedir este desafortunado desenlace, y nosotros necesitamos información que nos guíe hacia el motivo de nuestra visita, la intrépida Lisa. Así empieza nuestra aventura, con la búsqueda de los dispersos miembros de la expedición, a la caza de respuestas.

 

 

Pero claro, poca gente da sin pensar en recibir, y la moneda de cambio, en esta ocasión, serán las misteriosas criaturas que pueblan el territorio. Su sabor parece haber cautivado a la mayoría de los gruñecos, y el que más y el que menos accederá a nuestras demandas a cambio de algún tipo específico de bugsnax, por lo menos al principio. De esta forma, la caza menor de estos simpáticos seres se articula como núcleo jugable. Ahora bien, capturarlos no será fácil. Lo primero que necesitaremos serán trampas, y ahí entran una serie de artilugios que iremos desbloqueando a medida que avancemos. Lo segundo será conocer bien a nuestras presas (para tal fin contamos con un útil escáner), sus recorridos, sus afinidades con otras especies, sus gustos gastronómicos e incluso sus características físicas, todo ello nos será útil a la hora de plantear nuestras estrategias de captura.

 

En este apartado el juego sabe sorprender, pues en realidad cada nuevo tipo de criatura es un pequeño puzle a resolver. Las primeras se muestran como acertijos sencillos, pero la gracia llega a medida que avanzamos y nos vamos encontrando con algunas que, de verdad, conseguirán que le demos al coco para lograr hacernos con ellas. Aquí entran una serie de normas sencillas pero robustas, que permitirán jugar con ellas para que experimentemos y lleguemos a dar (en ocasiones) con diferentes vías para alcanzar el éxito. Un sistema que, la mayor parte del tiempo, funciona de maravilla, aunque eso no quita que, de forma puntual, nos topemos con algún que  otro bug que altere un poco la experiencia.

 

A medida que nos hagamos con su confianza, cada uno de los gruñecos nos permitirá realizarles una entrevista que servirá para conocerlos mejor y extraer datos en torno a la desaparición de Lisa

 

Dime qué comes y te diré quién eres

 

A través de estas capturas iremos haciéndonos con la confianza de los antiguos habitantes de Snaxburgo, hasta que consigamos que vayan volviendo al pueblo. Entonces podremos empezar a profundizar en nuestra relación con ellos (se abrirán más arcos de diálogo), y aquí llega otro de los aciertos de este curioso videojuego: las relaciones. Cada personaje responde a un estereotipo fácilmente identificable, resultando en caricaturas de diferentes estilos de vida y formas de entender el mundo que nos rodea. Esto es algo que se explota para crear una serie de dinámicas, entre los personajes, simples pero interesantes. El título consigue poner sobre la mesa un pequeño tentempié de conflictos avivados por el amor, la mentira, el cariño, la codicia, la gula, la curiosidad y otros tantos sentimientos y comportamientos tan humanos como el comer. Todo ello con un tono curioso, que sabe moverse, a conveniencia, entre lo seco y lo dulce.

 

Esa pátina envuelve todo el videojuego, que navega constantemente entre dos aguas mientras coquetea con el humor. Los propios bugsnax son otra muestra de ello. Desde sus imaginativos diseños (hay hasta 100 diferentes) hasta su acertado e hilarante doblaje (me he pasado días repitiendo “s-cor-pi-ño” como un idiota), todo mantiene ese juego entre lo adorable y lo perturbador, algo que se aprovecha para jugar al despiste e incluso para coquetear con el terror de una forma inocente, al estilo de las películas infantiles de los años 80.

 

La información que consigamos (de los gruñecos) puede sernos útil en las diferentes opciones de diálogo, que aunque no son complejas, sí nos permitirán acortar alguna que otra misión

En este sentido, cabe decir que es un producto apto para ser disfrutado junto a los pequeños de la casa, que se las apaña para aunar una estética y una propuesta atractivas para un niño, a la vez que no cae en la trampa de menospreciar la inteligencia infantil e incluye capas dirigidas a un público más adulto. Desde luego, jugado en compañía, puede dar para reflexiones interesantes en familia.

 

Y es que, al final, Bugsnax es una propuesta alegre, que resultando más compleja de lo que aparenta, nunca intenta masticar más de lo que puede tragar. Un videojuego que consigue algo que no suele ser fácil de lograr: hablar de temas complejos, haciéndolo de una forma simple. No es perfecto, y a lo largo de sus 10 horas da muestras de su origen humilde (encontraremos alguna localización poco inspirada y una estructura muy básica en su desarrollo), pero es honesto y refrescante. Consigue, en los primeros minutos y llevándote de caza, hacerte caer en su trampa, y una vez te tiene empieza a dar muestras de su otra cara, la referida a las dinámicas entre los diferentes personajes. Porque al fin y al cabo, el videojuego de Young Horses alcanza lo que pretende, que establezcamos una relación con la pequeña familia que puebla Snaxburgo. Así, Bony, Lisa, Canelo y compañía han conseguido mi implicación, haciendo que en determinados momentos llegue a preocuparme por ellos, algo que no ocurre con tanta frecuencia. Si os ha picado la curiosidad, lo mismo también consiguen la vuestra, y si no es así, siempre os quedarán los adorables bugsnax. “S-cor-pi-ño”.

7.5

/ 10


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