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Analisis Army of Two The Devil’s Cartel ,PS3,X360

La propuesta cooperativa de Army of Two se pierde entre tiros y carreras
Lunes 01 de Abril de 2013 por Alvaro Ondina

Tras una larga generación, donde hemos envejecido bajo el reinado de los tiros, continuamos recibiendo la visita de secuelas de las que pretendemos aún un atisbo de innovación. Una buena idea que ponga la guinda a la continuidad que producen un sin fin de shooters clónicos, sin demasiada diferencia que marque una preferencia en nuestro interior.

 

Army of Two vino al mundo como apología del juego cooperativo. Donde la experiencia individual quedaba ensombrecida por el acentuado carácter de apoyo humano y el sarcasmo de sus personajes. Esa compenetración a la hora de atacar, salir de las coberturas o elegir el camino que cada uno seguirá, son las iniciativas de Electronic Arts para marcar la diferencia y hacer a un juego de tiros salirse de la fila y ofrecer sabores nuevos. Ahora, visto con perspectiva tras dos entregas, observamos la evolución de la franquicia. Podemos decir que la oferta inicial ha sufrido sutiles cambios que, por desgracia, no le ha sentado demasiado bien.

 

La habilidad Aniquilación nos saca de una guerra en la que nos jugamos el pellejo para hacernos sentir dioses

 

Si bien la saga nació ofreciendo el paso siguiente a la experiencia cooperativa, ha ido perdiendo ese perfil en pos de unirse a las tendencias más populares que pueblan las consolas. En Devil´s Cartel la novedad más notable a simple vista es el cambio de los protagonistas. Pasamos de Rios y Salem a dos discípulos suyos, llamados Alpha y Bravo que muestran un carácter más serio y menos malhablado. Esto podría ser el comienzo de una gran muestra de evolución en la que el estudio diera una vuelta al juego para revolucionar al usuario a sus mandos. No es que la sustitución de los protagonistas sea el único cambio, pero el resto no representan un acierto.

 

El sistema de juego se ha vuelto más rápido y directo, en el que olvidamos la estrategia y dejamos a un lado esa compenetración con el compañero y el máximo aprovechamiento de las coberturas. Parte de la responsabilidad de esa pérdida de identidad recae en el autoapuntado, que nos quita el realismo de una de las tareas más importantes de un shooter. Por otro lado, la afluencia de enemigos y el carácter más agresivo de esta entrega, hacen que olvidemos contar con nuestro socio a la hora de avanzar entre los parapetos y que dar órdenes se convierta en una mera anécdota.

 

Army of Two siempre ha contado con unos enemigos que buscaban flanquearnos. Así continúa, aunque no son demasiado listos y quedan a cuerpo descubierto con bastante frecuencia. Por desgracia, en ocasiones, continúa ocurriendo lo mismo con nuestro compañero. Recorremos todo un escenario, limpiándolo de enemigos para llegar a la puerta de salida. Entonces es cuando descubrimos que estamos solos y que debemos esperar a que Bravo llegue para ayudarnos a acabar el checkpoint. No lo hace. Debemos volver a buscarlo y darle la orden de que nos siga para llegar juntos al final y poder continuar. Y no solo nos falla en esas ocasiones, es habitual que vaya tan por libre que acabe siendo una carga oyendo, en el peor momento, un “ayúdame Alpha”. Tratándose de un juego tan rápido se agradece que el sistema de asistencia al compañero se actualizase a un simple pinchazo y a seguir disparando.

 

La importancia de la cooperación entre los personajes solo destaca momentos puntuales

 

El modo aniquilación es la anfetamina del juego. ¿Nos vemos rodeados de francotiradores y hombres del cártel? Activamos este modo salvaje y nos convertimos en un Robocop de carne y hueso. En cierto modo, le quita gracia al título. Que durante unos segundos nos volvamos invulnerables y nuestros disparos destrocen prácticamente todo el entorno, hace que perdamos ese miedo a ser heridos. Dejamos de pensarnos dos veces si salir o no de la cobertura. Esa es una de las pegas de Devil´s Cartel, como shooter no cumple con esa sensación de riesgo. Todo rápido y supervitaminado, nos deja una sensación a medias. Ya no es puramente lo que ofrecía en sus comienzos la saga, pero tampoco muestra algo evolucionado que aproveche las mejores mecánicas vistas o un trabajo propio que nos vuelva a hacer mirarlo como la oportunidad de vivir una nueva diversión.

 

El hilo argumental se ve tipificado y es que es complicado encontrar algo que no hayamos visto en un juego cuyo protagonistas son la brutalidad y la droga. Una de las mejoras que aporta el título es la ampliación de desbloqueables con el dinero obtenido. El escaparate de armas, máscaras, tatuajes e indumentarias que podemos comprar y usar es muy variado. En sí, es la motivación para continuar jugando y repetir secuencias.

 

Un aspecto que cabe destacar, como con pocos ocurre últimamente, es la variedad y encanto de algunos escenarios. Bien es cierto que en su mayoría nos encontramos con terrenos áridos, pero hay varios casos en los que encontramos edificaciones y estancias en las que su existencia está justificada por la jugabilidad. Estos lugares hacen que la ambientación cambie y, aunque no podamos aprovechar totalmente sus posibilidades, hacen que su introducción eviten una monotonía visual y pasen por alto ese correr entre disparo y disparo.

 

La variedad de escenarios ofrecen un cambio visual que rompe la rutina que baña el juego

 

Devil´s Cartel ha llegado a nuestras consolas dando tiros de escopeta, pero de fogueo. Algo que empezó ofreciendo interactividad entre dos, se ha desplazado hacia la acción rápida y directa. Dejando de lado los bugs visibles a través de Bravo, esta entrega de Army of Two nos da una sensación de diversión a medias. En lugar de explotar su oferta inicial, se centra en parecerse al resto juegos de disparos que nos rodean. Podemos correr por el escenario acabando con enemigos sin ser muy conscientes de dónde se encuentra nuestro compañero y de si realmente lo necesitamos. Es una pena que con la introducción de algunos escenarios se podría haber ofrecido hasta alguna experiencia de infiltración. La propuesta cooperativa de Army of Two se pierde entre tiros y carreras.

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