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Analisis A.O.T. Wings of Freedom ,PS4,PSVITA,XONE

Puro Shingeki no Kyojin.
Viernes 26 de Agosto de 2016 por Adrián Suárez Mouriño

A.O.T. Wings of Freedom vuelve a enseñarnos la mejor faceta de Omega Force. Su adaptación de Shingeki no Kyojin es una tremendamente fiel al anime y al manga de Hajime Isayama, sobre todo a lo primero. Su modo historia narra lo visto en el anime trasladando casi plano a plano toda la serie pero con el motor de juego, su sistema de combate es fluido haciendo bien algo muy difícil: que las mecánicas jugables relativas al equipo de maniobras tridimensionales funcionen, sean divertidas y creíbles.

 

Omega Force es un estudio terriblemente irregular, es capaz tanto de parir obras insulsas y aburridas como Arsland como de sacarte un estupendo Dragon Quest Heroes o este A.O.T. Wings of Freedom; se nota cuando trabaja con una licencia que sabe que es importante y cuando desarrolla videojuegos a ver si cuela. La dificultad en la creación de un Attack on Titan es que para trasladar sus sensaciones a un videojuego hay que crear un sistema de juego propio para él, no vale reciclar el de Dinasty Warriors o el de los Dragon Quest Heroes, porque aquí no peleamos como en musou más. Si habéis visto la serie o leído el manga (hacedlo), ya lo sabréis, pero hace 100 años la humanidad ha sido duramente castigada por unos seres conocidos como Titanes, unos gigantes que han obligado a los hombres y mujeres supervivientes a encerrarse tras murallas. Tras mucho tiempo en la sombra, es el momento de que la civilización marche contra ellos, ¿y cómo hacerlo? La única manera de matarlos es volar por los aires y cercenarles la nuca.

 

Omega Force ha creado un estupendo simulador de Shingeki no Kyojin

 

Eso obliga a diseñar un sistema de combate que deje a varios jugadores volar por entre las calles de una ciudad, girar sobre cuerpos gigantes en movimiento, apuntar, atacar y cortar el punto exacto que queremos cortar; y Omega Force lo ha hecho, y muy bien. Salvo algunos problemas de cámara que consiguen solucionarse a base de jugar y jugar, y a pesar de que al principio cuesta dominar su funcionamiento, es una maravilla. El manejo del equipo de maniobras tridimensionales se basa en tres dimensiones jugables: la de volar y desplazarnos por el escenario enganchándonos a las paredes de las calles, atacar a distintas partes del Titán sujetándonos con nuestros cables a su cuerpo y la de repostar vida, gas y filos rotos. Entre las dos primeras alternamos pulsando el botón R1; tenemos también un botón para lanzar el gancho, otro para acelerar y otro botón para cortar. Cuando se nos agoten nuestros recursos tendremos que pararnos y recargar nuestro inventario moviéndonos por un menú con la cruceta.

 

Al principio cuesta acostumbrarse al momento correcto de la pulsación de R1 porque el esquema de control y a donde apunta nuestro equipo cambia al hacerlo, también es un lío no entender como se planea de la manera por las calles y cómo se propulsa bien uno. Si salimos disparados contra un muro lo normal es que nos quedemos clavados en él, hay que buscar pasadizos por los que salir disparados, hay que localizar al Titán y ahí apretar el R1, plantándole cara desde el ángulo correcto, para pasar a la acción. La cámara también es traicionera, pero a cambio de que a veces falle, el ritmo de juego no decae, dejándole a uno moverse y volar bien sin pausas. Lo bueno es que si lográis dominar el paso de la exploración a la acción, aprendiendo a obtener la información que os falta por culpa de la cámara gracias al mapa general, sabréis en todo momento como manejaros. No os preocupéis, tras un par de horas jugando, lo haréis vuestro y lo disfrutaréis.

 

El problema que tiene, claro está, es uno habitual de las producciones de Omega Force: nos pasamos mucho tiempo haciendo lo mismo: pelando con un sistema de juego similar, pero aquí es tan influyente para cada combate cómo está configurado el escenario de cada encuentro individual que cada pelea es significativamente distinta. En A.O.T. Wings of Freedom, además, se integran distintos tipos de titanes, divididos por tamaños y por su comportamiento, estando por supuesto los colosales y los anormales. Cada personaje aprende técnicas propias de combate y se nos entregan ítems nuevos para modificar el curso de la batalla, y con todo ello a uno le cuesta mucho dejar de jugar, pese a la repetición de las mismas situaciones jugables una y otra vez.

 

A.O.T. Wings of Freedom falla en su cámara, en hacerse un tanto repetitivo hacia el final y en llegar en inglés, pero en todo lo demás: pulgares arriba

 

Para dar un respiro a estas, se introducen pequeñas fases de exploración que nos permiten conversar, optimizar nuestro equipo y comprar nuevas armas para ser mejores en el combate. A medida que avanzamos en el modo historia, desbloqueamos personajes para usarlos en el modo expedición, esta modalidad jugable representa el ímpetu de la civilización por adentrarse en territorio desconocido. En este modo podremos jugar tanto offline como online, y es a lo que os dedicaréis cuandos lleguéis al final del modo historia.

 

A.O.T. Wings of Freedom es bonito y está bien producido. El sistema de combate funciona, tiene un excelente ritmo y salvo por problemas con la cámara es una maravilla. El videojuego es tremendamente fiel a la serie y en general es muy divertido, al nivel de las producciones buenas de Omega Force; solo que lo es aún más porque las peleas son aquí unas totalmente distintas a cualquier cosa que hayáis jugado del estudio. El problema es que A.O.T. Wings of Freedom se hace muy fácil. A medida que avanzamos en el título la cosa se complica, pero a no ser que vayas a por las puntuaciones más altas llegarás a su conclusión sin problemas, y aunque hay escenas en las que combatimos a puñetazos, hay variaciones sobre el mismo esquema jugable y hay misiones en el modo expedición que pueden hacerse un tanto cuesta arriba, se os hará repetitivo a la larga, y que los titanes sean por lo general tontorrones tampoco ayuda. Por otra parte, A.O.T. Wings of Freedom llega completamente en inglés.

 

De todos modos, todos estos son problemas menores, vosotros habéis venido a leer este análisis solo para responder a una pregunta muy sencilla: ¿es A.O.T. Wings of Freedom un juego que me deje matar titanes sintiendo las mismas sensaciones que el anime? Sin duda, sí. Si os gusta Shingeki no Kyojin tanto como a mí, lo vais a gozar.

7.5
/ 10

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