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Analisis Kung-Fu High Impact X360

Domingo 29 de Enero de 2012 por Víctor Junquera
Señores desarrolladores, vale que todos estemos en crisis, que seguramente haya sido la palabra más repetida de los últimos años y tampoco queremos caer en la poca originalidad, pero tratar de colarnos un producto perfectamente destinado a ser un juego descargable de no más de 800 Microsoft Points (y tirando muy por lo alto) como uno de esos productos retail de 50 eurazos que un padre despistado puede comprar para que su hijo se desahogue haciendo el chorra delante de la tele, es de muy malas personas.

Porque tal vez el mayor problema de este juego no sea su factura técnica que va más hacia el ?regular? que hacia el ?bien?, sino que la etiqueta tenga el mismo precio que la de un, pongamos, Dance Central o un Rise of Nightmares, por hablar de Kinect. Pero obviando el precio, suponiendo ese mundo ideal en el que a todos nos sobrase el dinero y que fueses uno de esos que busca un juego con el que entretener a alguien de corta edad, que es el público al que va destinado este Kung-Fu High Impact, hablaremos un poco de lo que nos ofrece.

Es, básicamente, un juego que nos trae una versión más completa de lo que ya pudimos hacer años atrás con Eye Toy, y con un modo historia. Somos un repartidor de una tienda de cómics que, de un día para otro, nos vemos metidos en peleas contra samurais, zombis, aborígenes hostiles y cierta variedad de monstruos en una dimensión alternativa a la que llegamos por una misión que nos encomienda nuestra mística jefa.

Nos ponemos delante de la tele, sin mando, y sí, cada movimiento que hacemos con el cuerpo tiene una repercusión en la pantalla, pero la verdad es que no todas son las que desearíamos. Utilizamos nuestra propia imagen en lugar de un avatar de Xbox Live, que ya es algo de agradecer, pero esto implica que seamos unos enanitos de piernas recortadas en comparación con nuestros enemigos, eso, claro, a menos que vivamos en ese mundo ideal de salones de 50 metros cuadrados y perfecta iluminación exclusivamente para jugar.

Podemos atacar con todo lo que queramos, y ligeros movimientos nos sirven de evasivas. Tenemos incluso movimientos especiales haciendo combinaciones con las manos, tales como poner los brazos en las 12:15 para tirar rayos, o deslizar uno sobre otro para tirar una flecha. El problema viene con los necesarios saltos, esas acrobacias ninja que, obviamente, muchos jugadores no están capacitados para hacer, y menos en sus reducidos dos metros justos de espacio, y cuando tenemos que hacer aspavientos con los brazos mientras saltamos y encoger las rodillas, ya es bastante, bastante costoso como para que encima el juego no haga lo que queramos. Puede saltar, puede saltar rodando hacia adelante, hacia atrás, o puede no hacerlo, y cuando te enfrentas a dos gigantes, viene bien un poco de precisión. Y teniendo en cuenta que, lo que más entretiene con Kinect es bailar, y lo segundo que más entretiene es dar golpes al aire, la idea de una historia de artes marciales de serie Z contada en formato cómic no es mala, pero no sólo se vive de intenciones. Kinect tiene un potencial para detectar mucho mejor de lo que lo hace con este Kung-Fu High Impact, y si además de hacer movimientos forzados y marcados, hay que hacer mucho, el cuerpo se resiente, por mucho que adviertan que es importante calentar antes de jugar.

Una historia simple y chistosa que no dura más de dos horas a lo largo de 14 niveles, pero que terminar del tirón puede acabar en unas horribles agujetas, y encima la compensación por diversión no es la que debería, mientras que por esos 800 Microsoft Points que debería haber costado, tenemos ese maravilloso Fruit Ninja Kinect, que sin alardes de historia ni movimientos complejos como puños del dragón, divierte, juegue uno o varios.

Porque en Kung-Fu High también pueden jugar varias personas, sí, pero sólo una se pondrá frente al sensor mientras que el resto manejan a los enemigos con un mando con unos controles muy pobres que ni siquiera dejan lugar al engaño. Quizá lo más gracioso serían los enfrentamientos online, en los que sí es jugador contra jugador, enano contra enano, un duelo de titanes sin rodillas en los que cada uno, desde su casa, pega al aire para batir al otro. Es tan triste como suena, pero aún así, es el mejor modo.

En serio, habrá quien crea que no es moral hacer sangre de estos productos que no llegan a los mínimos exigibles, pero aquí creemos en la verdad, y Kung-Fu High Impact engaña. Engaña no como los sujetadores con relleno, sino como un parque de atracciones en el que todo circula a la velocidad de una tortuga. Es una promesa de diversión que luego no cumple, sencillamente porque no funciona como debería.

Jugadores habituales, ya sabéis lo que tenéis que hacer. Padres desesperados por el entretenimiento de vuestros hijos pre-adolescentes con ganas de sangre, huíd de Kung-Fu High Impact, compradles una peonza, que es mucho más divertido que ésto. Como anécdota, esperad a que cueste esos 10 euros que debería llevar por precio, o mejor aún, optad por Fruit Ninja Kinect, si es que no lo habéis hecho ya.

NOTA FINAL: 2
2

/ 10


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