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Analisis Rabbids Vivitos & oKupando el Salón X360

Jueves 24 de Noviembre de 2011 por Manuel Martínez
Tras el extraño título, el nuevo Rabbids guarda una gran idea: trasladar el compendio de minijuegos que puede ofrecer un WarioWare al salón y con Kinect. Pruebas sencillas que el equipo de Nintendo nunca podrá hacer por no disponer de la tecnología y que Microsoft no ha sabido explotar tanto como se podría.

Aquí entra Ubisoft con sus famosos Rabbids. Porque, dentro de su espíritu, es quizá su juego de la franquicia más discordante. Así, tanto para uno como varios jugadores, el nuevo RRR esconde mil y una formas de agudizar el ingenio utilizando no un lápiz táctil ni un sensor de movimiento, si no tu propio cuerpo como método de interactuar.

Hasta aquí, podríamos decir que la idea es brillante. La ejecución, sin embargo, no logra el objetivo, no tanto por la falta de originalidad, porque los Rabbids tienen mucha, de eso no hay duda, sino por la falta de ritmo entre prueba y prueba. Si bien estos juegos se basan en la rapidez, aquí una y otra vez nos enfrentamos a engorrosos menús que detienen la acción más tiempo de lo que dura una prueba.



Cada reto es variado y está creado de forma que el jugador tenga que resolver el acertijo y actuar en un tiempo récord, como WarioWare. Por ejemplo, tendremos que desenfundar rápidamente para disparar a un platillo cuando está en el aire, despegarnos un moco que nos cuelga de nuestra nariz mientras uno de los amables conejitos no hace más que lamerlo (true story) o recrear sombras chinescas hasta completar la forma. Y, como estos ejemplo, un número abundantes de pruebas y retos que se dividen en los múltiples modos de juego. Algunos de ellos, claro, más verosímiles que otros, según cómo utilicen nuestro cuerpo.

Por supuesto, todas estas pruebas son más aconsejables jugando en grupo (y con ambiente festivo mejor) que en solitario, ya que muchas de ellas tienen variantes, como las sombras chinescas, en lo que puede ser el twister de la nueva generación, hasta con momentos picantes, para qué nos vamos a engañar. Visto, en cambio, desde el otro lado de la balanza, el sobrio, las pruebas adolecen de una programación que no termina de captar totalmente nuestros movimientos, queremos pensar que, sobre todo, si no disponemos del espacio y la luz adecuada para la ocasión, por lo que en ocasiones tendremos que repetir y repetir la prueba hasta que capte nuestro movimiento. Y aquí es cuando el nuevo Rabbids puede llegar a ser algo engorroso. Tu desenfunde no es captado, el moco no termina de soltarse de tu nariz o la sombra chinesca no se completa al cien por cien porque Kinect no termina de detectar bien todos los contornos.

Vivitos & oKupando el Salón va enfocado a un público muy concreto. Uno que, quizá, no preste tanta atención a ese detalle que nosotros estamos valorando aquí, por lo que no nos queda más remedio que cuidarnos mucho de no generalizar, pero mientras que otros ejercicios de Kinect han superado la barrera más exigente saliendo muy bien parados, como el caso de Dance Central 2 o las buenas intenciones de Kinect Sports Temporada 2, nos hemos dado cuenta que para enfrentarse a un desarrollo para este dispositivo se necesita más que tener una buena idea desde el principio; también hay que saber pulir cada método de captación de Kinect y no dejar al aparato hacer todo el trabajo sucio. En el caso de este último Rabbids, algunas ejecuciones podrían haberse pulido mejor, sin embargo, sus buenas intenciones, la variedad de situaciones y la originalidad de su concepto pueden dar como resultado una sesión de juego más que aceptable. Eso sí, repetimos: cuanto más acompañado estemos, menos alertaremos al ojo clínico que todos llevamos dentro.
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