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Analisis Super Meat Boy PS1

Jueves 04 de Noviembre de 2010 por Víctor Junquera
Lava, pinchos, caídas al vacío, sierras radiales, misiles, sal, lásers, monstruos, fosos, cañones de sierras,... Todo eso son sólo algunas de las formas de morir que existen en Super Meat Boy. Porque os lo aseguramos desde ahora mismo: quien no tenga un buen perder, que se olvide inmediatamente de que existe este juego. No está hecho para pulgares sensibles, y desde luego, fracasaréis muchas más veces de las que triunfaréis.

Super Meat Boy es todo humor. Meat Boy es un aguerrido trozo de carne enamorado de Bandage Girl, una chica hecha de tiritas. Pero el malvado Dr. Fetus, que odia a todo el mundo, odia especialmente a Meat Boy y secuestra a su novia. Meat Boy llegará al fin del mundo por recuperarla, atravesando bosques, fábricas de sal, internet, e incluso el mismísimo infierno, enfrentándose a todo tipo de peligros como los anteriormente mencionados.

Tras todo este humor grotesco, se esconde un plataformas 2D de corte retro, que engaña con su sencillez jugable para dar una dificultad fuera de lo común. En serio, os animamos a que penséis en juegos difíciles. ¿Mega Man? ¿Ninja Gaiden? Super Meat Boy se ríe de todos ellos (y de varios más, literalmente) y consigue que una experiencia tan frustrante por su dificultad acabe siendo adictiva, todo gracias a su diseño y planteamiento.

Sabiendo que Meat Boy sólo puede correr, saltar y rebotar en las paredes, sólo queda acostumbrarse a su peculiar inercia para tener toda la teoría que necesitamos para superar las más de 300 fases cargadas de peligros. Lo demás, depende de cada jugador. Pericia, paciencia, reflejos,... Eso no lo enseñan en ningún tutorial, y son tan imprescindibles como el botón de salto. Porque no siempre será cuestión de prestar atención al escenario y ver por dónde podemos avanzar. En muchas ocasiones, sobre todo con determinados jefes finales, será cuestión de ensayo y error. Todo tiene su mecánica, y tal vez parezca imposible pasar entre esas cuatro cuchillas que se entrecruzan constantemente, pero sólo existe UN momento apropiado, y será cosa nuestra encontrarlo.

Pero si fuese sólo esto, sería casi decepcionante. Si no te cuesta superar las fases con normalidad, intenta hacerlo dentro del tiempo límite para conseguir el grado A+. ¿Que ya lo has conseguido? Eso no quiere decir que estés preparado para la Zona Oscura, es decir, versiones enrevesadas de los niveles normales, y por supuesto, mucho más difíciles. Y no se acaba ahí. No podría faltar el elemento coleccionable de rigor, que en este caso son tiritas, repartidas por determinados niveles, en zonas que requieren un dominio aún mayor, ya que no basta sólo con alcanzarlas, sino que tras coger la tirita, hay que terminar el nivel para que se dé por contabilizada.

Las tiritas y las fases extra, llamadas Warp Zones, sirven para desbloquear nuevos personajes, viejos conocidos de la escena indie del videojuego, cada uno con sus propias habilidades que hacen el manejo del juego ligeramente diferente, pero no por ello más fácil. Por ejemplo, Commander Video, de la saga BIT.TRIP, flotará temporalmente al mantener pulsado el botón de salto, como si de Peach en Super Mario Bros. 2 se tratase, o el protagonista de Alien Hominid, que será más lento que Meat Boy, pero podrá utilizar el retroceso de su pistola para alargar su estancia en el aire, como ya hacía en su propio juego.

Tus peores pesadillas estarán plagadas de sierras radiales antes de que puedas completar el primer mundo, pero es difícil dejar algo tan adictivo, cuando ni siquiera tienes que esperar un segundo o pulsar un botón para volver a empezar la fase, por no hablar de la inmensa satisfacción que da ver la sangrienta repetición en la que vemos todos nuestros intentos fallidos simultáneamente, con decenas de Meat Boys cayendo y siendo triturados en distintos sitios mientras que sólo uno llega al final. Son los juegos como Super Meat Boy los que hacen que nos planteemos el rumbo de este mercado de entretenimiento, si lo que realmente buscamos son experiencias cada vez más cinematográficas y menos interactivas, o si lo que queremos es agarrar el pad y jugar hasta que nos duelan las manos.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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