Analisis Sherlock Holmes y el Pendiente de Plata PS1
Lunes 26 de Diciembre de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Poco a poco, como quien no quiere la cosa, el ilustre detective literario Sherlock Holmes se ha ido haciendo un personaje bastante habitual en el mundo de las aventuras gráficas. En este caso, Focus y Digital Bros recuperan una aventura de hace unos años muy en la línea del investigador, que sigue los cánones prefijados dentro del género. Y es que a estas alturas da la impresión de que los lanzamientos de este tipo ni se crean ni se destruyen ni se transforman. Simplemente mantienen un estilo aparentemente incapaz de evolucionar. Aparentemente.
El caso es que en esta ocasión Holmes y su conocido compañero, el doctor Watson, se enfrentan a un misterio relacionado con un asesinato. Ambos son invitados por un multimillonario, Sir Melvyn Bromsby, para acudir a una fiesta en honor a su hija. Pero pronto la celebración se transforma en tragedia cuando una bala termina con la vida del magnate. Lo típico. A partir de ese momento hay un montón de personajes, sospechosos y cosas por hacer. Para ello nos ponemos en la piel tanto de Holmes como del propio Watson.
Lo primero que llama la atención del juego es su trama. Lejos de parecer una burla a las aventuras originales creadas por Conan Doyle, el guión es respetuoso con la esencia de Holmes e incluso podría pasar, más o menos, por una obra original. La historia está bastante bien llevada, los extensos diálogos tienen coherencia y los personajes funcionan, pese a los clichés. En ese sentido, poco o nada se puede reprochar a los desarrolladores.
Lo que no termina de ser igual de atractivo es el desarrollo, limitado a partir de su propio diseño. En la mayoría de los casos nuestras acciones se limitan a explorar escenarios minuciosamente en busca de pequeñas pistas y detalles o a hablar con otros personajes. Algo muy encorsetado que en ningún momento nos da la sensación de manejar las riendas de la aventura. Más bien sentimos que tenemos que encontrar ese ?algo? con lo que el juego nos reta para que nos dejen seguir adelante.