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Analisis Kirby's Epic Yarn WII

Lunes 28 de Febrero de 2011 por Manuel Martínez Ortiz
Si uno de los secundarios de lujo de la factoría Nintendo tiene algo que declarar a su favor, es que sus pretensiones nunca han ido más allá de coloreal la diversión infantil de la mecánica del ?try it? (donde nos transformábamos en enemigos o utilizábamos items no por su función útil, si no por divertirnos con el resultado). Desde este punto de vista, Kirby?s Epic Yarn es el más colorista, amigable y memorable Kirby jamás diseñado.

El impacto en su indescriptible dirección artística, un nuevo triunfo dentro de la carrera de eternas reinvenciones del personaje, nos transporta a un mundo de texturas textiles, hilos, algodones, sedas y amor por el patchwork capaz de enamorar al gamer con el corazón más ennegrecido por sobredosis de FPS militares.

Este azucarismo descontrolado se reproduce por todo el juego, desde menús, pasando por el pictórico apartado gráfico, interfaz o incluso una banda sonora naïf con reminiscencias a melodías de múm, afectando incluso a una armonía jugable basada en la sencillez. La sencillez absoluta, protagonista...e imperativa.

Kirby?s Epic Yarn plantea un nuevo debate, ¿exige el videojuego clásico un reto continuo, obligatorio? No cabe duda que los subgéneros sociales (Animal Crossing, Sims) o meramente contemplativos (Electroplankton, Noby Noby Boy) pueden permitirse una nula ambición en cuanto a equilibrio de juego y curva de dificultad, pero un juego con un desarrollo 2D clásico, enemigos y objetivos, no debería de forma tan drástica como este Kirby, en la permisividad absoluta.

Con un sistema de vitalidad similar al de un Sonic tradicional (donde las gemas equivalen a los anillos del erizo) con la particularidad de que en Epic Yarn es imposible perecer. Nadie en su sano juicio pediría conceptos como muerte permanente en un Kirby, pero el interés por muchos jugadores, incluidos los amantes de los buenos Super Mario, Donkey Kong Country o los propios Sonics, puedan quedar desconformes por su nulo reto. Solo la recolección de items por los escenarios para decorar nuestra casa (un añadido que se entiende y respeta, pero demasiado enfocado a un tipo de público) o el acertado cooperativo inmediato que ajusta el reto al proponer que el jugador con más gemas gana la partida, consigue encender el juego desde sus entrañas y no desde su caparazón.

No hay nada que reprochar a esta nueva propuesta, es sincera y auténtica. El problema es cuando introducimos en la ecuación Power Paintbrush: un juego para Nintendo DS publicado en 2005 donde existía también el virtuosismo estético y una perfecta curva jugable, sin sadismos innecesarios y una mecánica novedosa y completamente adaptada a un nuevo vehículo jugable, en este caso, la tecnología táctil.

Complejo y fascinante, Kirby?s Epic Yarn esta diseñado para marginar a un tipo de jugador y aceptar a otro. Crea empatía instantánea y sus modalidad para dos jugadores consigue el efecto de disfrute en compañía, un juego ideal como primer contacto con un videojuego, donde los límites se los pondrá el usuario, sin necesidad de competición, reto o mero contemplacionismo, igual de válido, como cualquier otra experiencia ante unos mandos. Epic Yarn es como un macarón de La Durée: un pastel de foto, pero falto de sabor.

NOTA FINAL: 7
7

/ 10


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