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Analisis Mario Sports Mix WII

Lunes 21 de Febrero de 2011 por Pepe Rodríguez
Hubo un tiempo en que el sello Mario Sports significaba algo en forma pero también en fondo. A simple vista se podría definir como juegos deportivos desenfadados en los que la competitividad primaba sobre la justicia, con una física falsa y muy particular, con objetos de ataques que premiaban a quienes peor jugaban y, por encima de todo, un multijugador descontrolado que convertían cada partida en una moneda al aire pero también en una fiesta.

Profundizando un poco más uno se daba cuenta de que la superficie escondía unas pautas que marcaban a todos los juegos en el aspecto del control y las mecánicas del deporte emulado; de esta forma, los juegos tales como Mario Kart, Tennis o Golf (incluso el Smash Bros, si no nos ponemos muy estrictos), más allá de la apariencia y la ligereza aparente, escondían bombas jugables del tamaño de la de Hiroshima por la cuidada relación entre control depurado y búsqueda de las emociones que provocaban los citados deportes. A pesar de no ser simuladores, las sensaciones competitivas si eran emuladas; enlazar derrapes en pistas complicadas del Mario Kart, sacarle birdies a los campos finales de los Mario Golfs o comprobar las infinitas variantes de una pelea en el Smash Bros con sus dos botones eran placeres que trascendían, jugablemente, al mero ?vamos a reírnos y disfrutar con el Mario Tennis pegándonos con conchas rojas?.

Y eso no existe en Mario Sports Mix. Ni por asomo. Tal y como le pasa a las mayorías de marcas, Mario Sports ha acabado siendo una parodia de si mismo. Mario Sports Mix es a los juegos deportivos clásicos de Mario lo que Homer Simpson de un episodio moderno de The Simpsons a un buen Homer de un episodio clásico.

Mario Sports Mix presenta cuatro deportes para jugar: baloncesto, hockey, balón prisionero y vóleibol. En todos los casos el deporte (o juego) representado está tratado desde la más burda simpleza. Los controles no dejan lugar a la duda y las funciones del Wiimote se quedan en meros meneos que no tienen más incidencia que el apretar un botón; de hecho, el juego permite el uso del mando de Wii en posición horizontal, sin nunchako.

Es posible que sea exagerado decir que estos cuatro deportes están tratados más como un minijuego de un Mario Party, pero es mucho más exagerado decir que han sido tratados como deportes individuales. En el baloncesto puedes ponerte debajo de la canasta y taponar todos los tiros. En el hockey puedes defender y quitar la pastilla de tus rivales casi en cada momento. En el vóleibol te ponen un círculo grandote para que sepas donde ponerte y, realmente, no tienes que hacer nada más para ganar. En el balón prisionero todo consiste en apretar el botón en el momento justo. Y nada más. La simpleza se suma a la facilidad y, ésta, al aburrimiento al ver que no existe ninguna competitividad ni deseo de continuar con la más que previsible sucesión de hechos que te lleva a desbloquear pistas, copas, personajes y trofeos. También grados de dificultad, como todos estaréis suponiendo, pero estos no son más que trucos baratos de una IA lamentable que, al siguiente minuto, ya has pillado y puesto boca abajo.

No hay duda de que es un juego para niños y que no debe ser juzgado por ojos adultos. Siendo lo anterior verdad, no lo es menos que, históricamente, los juegos para niños de Nintendo solían tener profundidad suficiente para que un adulto lo disfrutara (y cómo). Pero vamos a aceptar pulpo como animal de compañía y a asumir que es sólo para niños. Ni por estas, consigue salir victorioso. Cuento en mi casa con varios especímenes de esa raza y todos cogieron con enorme ilusión el mando para enfrentarse al juego... el segundo día volvieron a pedir su Wii Sport Resort o similar pues, su profundidad jugable es mayor que la de este Mario Sports Mix.

La labor de Square en el desarrollo de este juego es el mínimo exigible. Han puesto en el mercado un producto que gráficamente es aceptable, han juntado cuatro deportes con poca historia en los videojuegos, al menos en los infantiles. Han adaptado los controles a todas las formas más sencillas imaginables. Han mezclado todas sus sagas estrellas para dotar de ?riqueza? a los personajes y trofeos. Y, por último, han cogido la apariencia de los viejos juegos deportivos de Mario para que parezca que están haciendo algo parecido. Pero no. Qué va. Nintendo sigue echando un montón de menos a Camelot, responsables de algunos memorables títulos deportivos del fontanero bigotudo, y este título no hace sino reafirmar lo que se ha perdido por el camino. Se ha perdido mucho, y se ha perdido lo esencial. En modo alguno podemos aprobar algo así.

NOTA FINAL: 4
4

/ 10


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