1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. WII

Analisis Disney Epic Mickey WII

Jueves 25 de Noviembre de 2010 por Omar Álvarez
¿Con qué ojos observamos a Disney Epic Mickey? ¿Como juego sobre Mickey o una obra de Warren Spector? ¿Desde la expectación, desde la exigencia o desde la pasión? ¿Desde la nostalgia, desde las ganas de recibir una sorpresa o desde un guión y personaje con gancho con la necesidad de un reseteo? Con cada juego de Warren Spector, tenemos la misma sensación. Nos encontramos ante algo especial y diferente a todos los juegos relacionados con su género, que sin dunda de una forma u otra, nos va a sorprender y marcar. Pero Disney Epic Mickey nunca ha sido un alumno de sobresaliente desde principios de curso, ha sido un misterio absoluto hasta su examen final.

Para los que estéis aquí por el director tejano, podéis despreocuparos. Por muy alejado en términos estéticos que un juego sobre Mickey pueda estar de distopias siniestras o pesadillas cibertrónicas como Deus Ex o System Shock, todo lo que hace grande a Spector se encuentra en este juego, probablemente, su mejor trabajo. Porque Spector es un genio de la imperfección, de volcar conceptos apasionantes en mundos que perduran en el recuerdo, de crear juegos porosos, con carencias, pero que jamás pasan inadvertidos, ni por la crítica ni por su paso en un sitio mucho más importante: nuestras estanterías.

La premisa de Disney Epic Mickey es, simplemente, espectacular: Durante una noche de sueño, atravesamos el espejo de la habitación de Mickey donde encontramos a Yensid (el mago de Fantasía) dibujando un paraíso para dibujos olvidados (el Páramo). Cuando despista su creación, nosotros por curiosear y sin pretenderlo (para variar), derramamos un bote de disolvente sobre esta creación y evitamos culpas regresando al mundo real y olvidando el suceso durante los 80 años de éxitos de Mickey que todos conocemos.

Bajo este pretexto, el jugador regresa al Páramo, la versión ?timburtonesca? del mundo de Disney, donde Oswald, el conejo de la suerte y creación primigenia de Walt Disney, reina como la gran estrella de los dibujos olvidados, gazapos desechados, atracciones inútiles y personajes irrelevantes dentro del imaginario Disney. Donde parecía que, para al menos el gran público adolescente o adulto, podría llegar algún día Mickey si no recibía un nuevo rumbo en su carrera.

Disney Epic Mickey está cargado de valores, conceptualmente es uno de los juegos más fascinantes del 2010. Introduce en un género tan unidireccional y centrado en el diseño de niveles recursos de su propia cosecha sorprendente, como un sistema de equilibrio en la moral de Mickey, poder realizar el bien y el mal, elegir varios caminos para un único fin y jugar como queramos jugar. Todo en un juego, totalmente lineal, totalmente respetuoso con su género primigenio y sobre todo, que rinde homenaje y por lo tanto evita alterar el carácter del Mickey Mouse original. La mayoría de entrevistas de promoción que Spector dio sobre el juego, solían girar en torno al peso de la familia sobre Mickey Mouse. La figura de Oswald un personaje perdido en un mar de litigios y problemas burocráticos, relegado a un olvido injusto y primera piedra para la creación de Mickey, el icono de ficción más grande de todos los tiempos, sirve como eje para contar una historia sobre la amistad, los valores entre hermanos, la culpa y el amor hacia quienes te respetan. Porque Warren Spector, al contrario que Shigeru Miyamoto o Yuji Naka, llegó al mundo de los plataformas para contar una historia, poner sobre la mesa unos valores y que nosotros escojamos. Porque ese es su papel, contar una gran historia, no necesariamente realizar un diseño de niveles excelente.

Mecánicamente, Disney Epic Mickey se construye desde los plataformas 3D clásicos, desde referencias evidentes a Mario 64, Banjo-Kazooie e incluso los menos sofisticados pero también recordados Spyro the Dragon, Jak & Daxter o Klonoa. Un escenario amplio, donde tendremos que recorrer y explorar hasta el último rincón recolectando objetos y realizando pequeñas misiones para proseguir en nuestro avance. También se incluyen, a modo de homenaje y puente virtual entre estos mundos, niveles en 2D, que recordarán incluso a los juegos clásicos sobre Mickey Mouse, con el aspecto visual propio de un corto animado de 1930.

Como tercer pilar, el juego tiene un sistema de combate/acción relacionado con el hilo narrativo del juego. Tenemos un pincel, que nos permite presionando un botón, lanzar disolvente (deshacer el escenario, puentes, puertas, paredes, etc.) o crear estructuras (redibujando las partes destruidas del mundo). Con los diferentes enemigos, desde simples manchas o jefes finales, podremos actuar de la misma forma: o creando un vínculo de amistad con Mickey mediante tinta bondadosa y creando aliados o borrándolos del mapa con el disolvente. Cualquiera de las dos opciones es válida, cualquiera de las dos nos dará beneficios, el jugador tendrá que elegir como divertirse en cada momento, no someterse ante juicios de moral constantes.

Ciertamente, la propia estructura de Disney Epic Mickey fallaría sin su soporte principal: la transformación y revisita al universo del ratón. Es un juego en momento con errores de cámara, falta de tensión o dificultad en el ?combate?, desequilibrios en la dificultad o zonas de transición aburridas entre los grandes niveles más imaginativos (la montaña de merchandising olvidado de Mickey, el mundo inspirado en las viejas atracciones de Piratas del Caribe funcionan muy bien, pero otros, precisamente los primeros, son menos potentes.). Disney Epic Mickey conoce bien sus defectos y sabe que seguiremos jugando para conocer el desenlace de la historia y descubrir con qué nos va a sorprender Spector, en ningún momento se deben subestimar sus intenciones.

La puesta en escena ha sido más laboriosa de lo imaginable y ejecutada más como restauración que como creación original. El diseño de producción es espectacular, con detalles en cada esquina relacionando el juego con momentos clásicos de Disney, personajes de los primeros cortos, todo el tratamiento de la animación (que imita a cada diseño o respeta normas inquebrantables del seno Disney como realizar un mecanismo rotatorio sobre la cabeza de Mickey para que nunca veamos de lado sus dos orejas) que honran y justifican por si mismo el valor del juego: en Disney Epic Mickey, aunque seamos los partícipes de la acción y los héroes, somos el espectador de lujo en un universo inimitable, que ha marcado generación tras generación un punto tan personal y encallado en nuestra memoria como la infancia.

Estructuralmente, no es denso, tiene taras y como juego de plataformas, es la antítesis de la perfección arquitectónica de Super Mario Galaxy 2. Pero Warren Spector es un diseñador de un carácter único, que consigue que cada producción tenga el cuidado y el cariño de una ópera prima, llena de potencia, con grandes momentos inolvidables y errores de principiante que se justifican por sus ganas de crear algo diferente y único. Junction Point ha recuperado a un Mickey torpe, nervioso, pero carismático, bondadoso y con presencia, el Mickey que todos hemos querido siempre.

NOTA FINAL: 8,5
9

/ 10


<< Anterior Siguiente >>