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Analisis Sonic Colours WII

Domingo 14 de Noviembre de 2010 por Manuel Martínez Ortiz
Estoy convencido de que el 90% de la crítica apostábamos que un juego de Sonic, exclusivo para Wii, anunciado en mayo y lanzado en noviembre, sería otra piedra en la sepultura paulatina (y merecida a pulso), de la mascota de Sega. Pues nos equivocamos, aunque con motivos de peso: ya no había gota que desbordase el vaso, hacía años que la franquicia estaba literalmente encharcada en mediocridad.

Sonic Colours, al fin, y digo esto con un megáfono si es necesario, puede ser considerado el mejor Sonic en 10 años, a la altura de su nombre durante los 90 y probablemente, la mejor entrega 3D en concepto y aptitudes jugables. Es el primer Sonic con un planteamiento sólido, sin fisuras y sin niveles tortuosos, todo un alivio tras el falso mito generado a través de las entregas de Dreamcast (especialmente a posteriori y a raíz de la nostalgia) no envejecerán tan bien como este Colours al apoyarse tanto en su diseño de producción, espectacular, explosivo, pero caduco e infantil.

En menos de 15 minutos, Colours consigue destrozar a sus precedentes gracias a su frescura y agilidad. Es al fin, un Sonic que respeta su velocidad, permite un control sencillo e intuitivo y nos hace olvidar fantasmas del pasado, como cámaras desastrosas, controles imprecisos o lo peor de todo: niveles que borraban identidad a la marca, como los de exploración, combate, o atentados similares.

Porque llevamos extrañas fórmulas de cooperación (Sonic Heroes), combinaciones incompatibles entre acción y plataformas (Unleashed) o conceptos de juzgado de guardia (darle a Sonic una espada y enviarlo a Camelot en Sonic y El caballero negro) y al fin un juego que se justifica con figuritas monas, un desarrollo sin complicaciones ni ambiciones absurdas y un desarrollo visualmente a la altura, servía. Sega, era esto, simple y llanamente.

El nuevo sistema jugable, pese a que tiene una tendencia absoluta por correr y dejar a Sonic desplegar su encanto sobre pistas oníricas (y ni una pega por ello), nos transporta desde bases espaciales hasta parques de atracciones pasando por pasteles y dulces gigantes, que divide sus niveles de forma acertada en tres sub categorías: velocidad pura, recreando la jugabilidad que lleva forzando el Sonic Team desde los niveles con Sonic en la saga Adventure, otros pequeños niveles que nos obligan a utilizar las habilidades especiales que nos otorgan los Whisps (personajes cute sacados de la manga para la ocasión), como cavar, destruir determinados elementos del escenario o rebotar (por mencionar los principales) y por supuesto, niveles con desarrollo simulando la acción en 2D, de avance tradicional, una vuelta a los Sonics de Mega Drive similar al aplaudido aunque tradicionalista, Sonic the Hedgehog 4.

Al jugar, y disfrutar por igual cualquiera de los tres tipos de niveles, Sega nos da un pequeño toque de atención. Un ?lo sabía?. Centrar la acción exclusivamente en uno de estos tres tipos de niveles, nos hubieses aburrido, por muy vertiginosos y completos que parezcan. Incluso el primer Sonic de Mega Drive, tenía sus pausas y cambios de ritmo con niveles acuáticos o más plataformeros. Sega siempre se ha interesado por la tensión y dominar el ritmo, aunque hasta ahora nunca había podido cerrar la boca al usuario: no, los niveles exclusivamente de velocidad no son suficientes.

Para mayor sorpresa, no nos agobia con personajes insufribles, niveles donde charlar con ciudadanos (por llamarlos de alguna manera, como si hiciese falta dar forma al mundo abstracto de un erizo en zapatillas, estos niveles siempre han sido de juzgado de guardia), ni tampoco con jefes finales arrítmicos o repetitivos. Nada demasiado raro, todo muy contenido. Y con fuerte apoyo en la rejugabilidad, incluso ofrece rankings online y algún que otro extra de interés.

Es cierto que llevamos años acostumbrados a un nivel de producción muy alto y que quizás, por miedo a otro fracaso, Sega pudo haber cerrado el grifo de los verdes en Colours. Pese a ser el más talentoso y cuidado (de hecho en términos meramente visuales, Colours es portentoso y uno de los juegos más atractivos de Wii, incluso al nivel de calidad de Nintendo) le falta una guinda de carisma, aunque fuese a la hora de crear una atmósfera y banda sonora más pomposa y especial no tan genérica. No obstante entendemos el precio a pagar, 10 años de torpezas, muy bonitas ellas, han lastrado a la entrega luminosa. Esperamos que Sega haya aprendido la lección y Colours no sea un dulce pasajero: a partir de ahora tienen un referente de calidad. Un nuevo referente que pone en el sitio merecido a un icono injustamente maltratado por absurdas presiones comerciales, no por la crítica y ni mucho menos los usuarios, que ya estaban cansados.

A veces, la razón la tienen los amigos, no los padres.

NOTA FINAL: 8.5
8.5

/ 10


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