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Analisis No More Heroes 2: Desperate Struggle WII

Martes 25 de Mayo de 2010 por Omar Álvarez
La historia de Travis Touchdown, el asesino de la espada de luz adquirida por e-Bay del primer No More Heroes concluye con esta secuela donde este esperpento a medio camino entre la cultura pop y un delirio sádico de una pesadilla violenta apunta al jugador y lanza la incómoda pregunta, ¿por qué sigues matando?

Desperate Struggle parte de una base racional, una venganza, Skelter Helter busca la muerte de Travis por el asesinato de su hermano, mientras que Travis se encamina de nuevo a repetir el título de ?mejor asesino de Santa Destroy tras conocer la muerte de su mejor amigo a manos de unos mafiosos con sed de sangre. Este punto de partida es una excusa para desarrollar el futuro psicológico de Travis y también del jugador, en un festival de cabezas volantes, humor, erotismo y papel higiénico con miles de citas de la cultura popular americana.

Fans acérrimos del NMH original, respirad tranquilos y disfrutad; Suda 51 no ha perdido su mágico toque cargado de ironía y mala baba, con miles de referencias disparatadas. Se ha perdido, en parte, la frescura y rabia de la primera entrega, NMH:DS tiene un tono más acomodado y con mayor sentido común, por desgracia, algo que jamás hubiésemos imaginado de este artista del descoloque mental.

No obstante, el refinamiento siempre tiene un lado positivo, hasta en un producto con una actitud tan descuidada e informal: desaparece el desarrollo sandbox fatídico de la entrega original, se ha refinado el combate, se ha incluido opción para jugar con el control clásico (para los más perezosos) , más sangre, más jefes, videojuegos retro que sustituyen los soporíferos trabajos del original y en general, Desperate Struggle es más juego con la cabeza en su sitio que delirio disparatado de un creativo con excesiva puesta en escena.

Pero nunca pedimos peras al olmo. Nunca nos importaron todas esas trampas, mecánicas de hace 15 años y absurdas conexiones argumentales. Disfrutábamos de las ofensas al jugador, de las referencias (algunas cogidas con pinzas, otras muy perspicaces) pero que se pierde a la hora de lastrar el peor cliché de la narración japonesa pop: el fanservice. Personajes que no encajan con el argumento, pasajes soporíferos e inconexos, un autor que se postula como el hijo pródigo del rock americano y el enfant terrible de la industria del videojuego, el azote de la en ocasiones unidireccional perspectiva japonesa, no debería patinar en la columna vertebral de su obra. Porque ha demostrado en múltiples ocasiones, que es capaz de trascender.

Desperate Struggle se rinde a última hora, sabe que ha perdido frescura y huye hacia adelante. Pero esta secuela no es una decepción, de hecho es un ejercicio sobre venganza y redención más maduro y cabal de lo que puede parece con inteligentes puntos de fuga para expandir la franquicia en el futuro, veremos si Grasshopper consigue reflotar con sarcasmo y buen hacer y no hundir esta propuesta tan rabiosa y fascinante. Mientras que el sueño de la razón produce monstruos, la razón en Suda 51 produce indiferencia.

Básico para el fan. Diferente, pese a todo, en un catálogo para Wii cada día más orgulloso y que se permite tener pequeños traspiés inesperados. Abundante y compacto, más disfrutable en lo jugable y menos en lo intrínseco de su narración, pero todo un ejemplo de actitud y puesta en escena. Gracias Nintendo, por ofrecer al fin una edición respetuosa y con un precio condescendiente. Una secuela digna, pero secuela al fin y al cabo.

NOTA FINAL: 8
8

/ 10


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