La llegada de la serie WipEout a PS Vita era de cajón. Por el renombre que tiene, por lo bien que funcionó en su día en PSP y porque es
casi una cita obligada en cada nuevo sistema que Sony estrena desde los tiempos de PSOne. Y resulta lógico, teniendo en cuenta que es una de esas series con bastante poderío audiovisual, que vienen bien a la hora de demostrar el potencial de una máquina nueva y, ya puestos, para complementar su catálogo.
WipEout 2048 es un juego muy fiel a los cimientos de la saga, tan divertido como de costumbre y que
tiene en lo trepidante de sus carreras su mayor atractivo. Un título que sólo queda algo deslucido por el reducido número de circuitos originales que presenta (diez), pero que aún así se convierte en uno de los juegos más atractivos del lanzamiento de Vita. Al menos para nosotros.
Todo lo que uno podría esperar en un WipEout está aquí. Es decir, circuitos futuristas que desafían a la gravedad, potenciadores de velocidad por todas partes, ítems ofensivos y defensivos, una buena colección de naves (veinte) entre las que elegir y bastante variedad de pruebas. De hecho, son los distintos retos que va presentando la campaña individual del juego su principal arma para no caer en la monotonía.
En WipEout 2048 no todo se reduce a ganar carreras sin más, sino que
existen objetivos bastante diferentes: quedar clasificados entre los primeros puestos, superar competiciones contrarreloj, sobrevivir a luchas con armas, etc. Y especialmente destacan los eventos llamados Zona, en los que tenemos que conducir sin preocuparnos ni tan siquiera de frenar; sólo esquivando obstáculos mientras nuestra nave acelera. Es en estos momentos donde WipEout 2048 desata todo su potencial.
A esta cierta variedad también hay que sumarle una Campaña Online de características igualmente progresivas y un buen puñado de extras. De hecho
el juego es bastante más profundo y lleno de posibilidades de lo que puede parecer a primera vista, empezando por su sencillo interfaz. A medida que avanzamos desbloqueamos naves, carreras y alguna que otra sorpresa más.
En cualquier caso, la principal novedad de esta nueva entrega está en su control. Los programadores de Sony Liverpool (los rebautizados e ilustres chicos de Pygnosis, que tan buenos ratos nos hicieran pasar hace quince años),
han decidido incorporar tres tipos de manejo diferentes: WipEout (en clara alusión a los seguidores de la serie), Piloto -o normal-, y Toque e Inclinación. Este último, hace uso de las características de PS Vita.
O lo que es lo mismo, que para acelerar tenemos que tocar el panel trasero, para disparar la pantalla táctil y para girar la nave utilizar el sensor de movimiento de la consola. Todo con un resultado curioso, pero poco intuitivo, que en lugar de facilitar la jugabilidad a los recién llegados a la serie parece complicar bastante más la labor de conducir. Una vez más, como está siendo habitual en estas primeras semanas de lanzamiento de la portátil,
parecen opciones más impuestas por la necesidad de mostrar las posibilidades de la máquina que realmente necesarias. Y cuesta creer que ningún jugador vaya a utilizarlas para algo más que probarlas en un principio.
Donde no se puede poner ningún pero es en el apartado audiovisual.
WipEout siempre ha sido un prodigio gráfico, y en ese sentido se ha mantenido la tradición. Los escenarios tienen unos diseños realmente llamativos e inspirados, con una iluminación asombrosa. Y la sensación de velocidad es la misma de siempre. Es más,
si quisiéramos mostrar a un amigo cómo luce en movimiento la nueva Vita, WipEout sería un serio candidato a dejarle con la boca abierta. Por su parte, la banda sonora ayuda a crear la atmósfera futurista del juego con temas electrónicos de The Chemical Brothers, The Prodity y gente por el estilo.
En resumen, y aunque aspectos como los tediosos tiempos de carga entre carreras o el bajo número de circuitos lo alejan de ser perfecto, WipEout 2048 es un título de velocidad notable.
Adictivo, endiabladamente rápido y con un gran acabado técnico. Otro buen ejemplo más de una serie que nunca decepciona, aunque tampoco suela sorprender.
NOTA FINAL: 7,5
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