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Analisis Twisted Metal PS3

Lunes 26 de Marzo de 2012 por Álvaro Ondina
Hace ya la tira de años que el género de la conducción inventó una variación en la que, añadiendo armas a los vehículos, la misión de terminar la carrera se veía cumplimentada con la opción de destrozar a los contrincantes. Tuvimos títulos como Destruction derby en el que podíamos competir para ganar la carrera o utilizar el modo Bowl para tratar de quedar como supervivientes en un sinfín de encontronazos y choques. Este título de hace quince años resultaba más light, quizá por la falta de armas y su orientación más a lo Burnout.

Cuando comenzó la saga Twisted Metal, de la mano de David Jaffe, se nos presentó un nuevo tipo de combate de vehículos. Un entorno al más puro estilo Tim Burton, con esos colores oscuros y ese ambiente tétrico, todo adornado con un claro humor negro. Siempre se nos presentan los enfrentamientos con un video introductorio que, con un algún que otro sarcasmo, nos pone en situación. Los personajes que se presentan en el juego son los que forman la parte de historia que se nos pretende mostrar. Unas secuencias filmográficas que nos aportan información acerca de estos individuos, maniacos y de el deseo que pedirán a Calipso tras ganar el torneo. El hecho de introducir historia al juego mediante estos videos, resulta innecesaria y carente de interés, ya que, el jugador se centrará en el combate y la destrucción de los contrarios.

El control resulta algo complicado, principalmente por la variedad de vehículos y armas que tenemos a nuestra disposición. Afortunadamente hay un tutorial para hacernos con la forma de jugar y la mejor elección de armamento y estrategias para según qué escenario. Esto es tan destacado en el juego que, durante la elección del vehículo y las armas deberemos elegir entre velocidad, fortaleza y nivel de armamento. De este modo, la motocicleta nos dota de mayor velocidad pero nos hace más vulnerables a los impactos, mientras que el camión de los helados de Sweet Tooth es más robusto (eso sin contar su capacidad de convertirse en robot).

Los escenarios o circuitos dentro de Twisted Metal, que vienen representados como parte de ciudades, se encuentran vivos y muy detallados. Percibimos el movimiento de peatones y otros vehículos que quedan expuestos a nuestra batalla particular, que sufren las consecuencias de nuestros derrapes, choques y explosiones. Podemos interactuar con prácticamente todo el escenario, atravesando una cristalera para introducirnos en un edificio y así evitar los disparos del contrario que nos persigue. Todos los circuitos resultan un tanto surrealistas, unos por su diseño de trampa mortal y otros por sus reglas. Las posibilidades acrobáticas que nos ofrece la conducción, como derrapes, marcha atrás, saltos, le dan un toque de espectacularidad a la partida. Resulta algo complicado dominar el manejo de los vehículos, pero no tenemos más que practicar.

El modo historia plantea un problema y es que no podemos evitar notar que somos el único objetivo para todos los coches. Podemos verlos recorrer las calles sin atacarse unos a otros, eso sí, en cuanto aparezcamos, no dudarán en acudir a nosotros para atacarnos con toda su potencia de fuego. Eso hace que nos sintamos algo engañados ya que deja de ser un ?todos contra todos a un ?todos contra uno.

En el modo online, encontramos un sistema bastante parecido al que estamos acostumbrados en MMO como Call of Duty, con sus modos de juego de muerte por equipos. Enfrentarnos en la red a otros jugadores nos permite darle emoción. Siempre podemos picarnos con alguno de ellos y disfrutar de esas rivalidades. Además nos desharemos de esa sensación de ser el único objetivo en el circuito.

Twited Metal crea un mundo retorcido de depravación y maldad alrededor de una carrera de supervivencia. No olvidemos que la finalidad es otorgar un deseo a los tres psicópatas protagonistas. El punto fuerte de la creación de Jaffe es el juego online, donde la diversión se centra en un enfrentamiento contra otros jugadores y no contra una IA. El modo historia, realmente, carece de sentido. Se centra todo el interés en la acción y queda demostrado que el juego no necesita, en absoluto, un argumento.

NOTA FINAL: 7,5
7

/ 10


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