1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS3

Analisis Ico & Shadow of the Colossus HD PS3

Viernes 30 de Septiembre de 2011 por Jaume Esteve
Ya nos sucedió con el análisis de Resident Evil 4 HD y nos sucede lo mismo con Ico y Shadow of the Colossus (SotC en adelante). ¿Cómo narices se plantea un repaso a dos títulos aparecidos hace escasos años y que ya cataron en su momento una gran mayoría de jugones?

Lo cierto es que no es fácil repasar de nuevo las bondades de los juegos del Team Ico, pero es una enorme certeza que siguen siendo un oasis en el panorama del videojuego actual. Si ya lo fueron en PS2, consola en la que comenzaba a vislumbrarse el potencial de lo que nos esperaba en la actual generación, ahora lo son sin duda alguna. Rodeados de shooters clónicos donde lo único que importa es el número de explosiones (y cuántas más tengamos, mejor), de RPGs interminables a no ser que engroses las filas del paro o renuncies a tu vida social o sandboxes (¿existe la palabra?) donde el último objeto de atención es el protagonista, los dos juegos que nos ocupan pregonan un retorno a las bases: un único escenario, un protagonista, un compañero y una amenaza a la que hacer frente.

Sí, nos vamos a tirar a la piscina sin miedo a comprobar si hay agua para asegurar que Ico y SotC son dos juegos tremendamente minimalistas. Habrá quien diga que este calificativo se pierde en su propia concepción, que dos juegos con semejantes mapeados o con los villanos del segundo se pueden considerar cualquier cosa menos minimalistas. No van por ahí los tiros.

Si algo defiende el Team Ico cuando lanza un producto al mercado es apostar por la simpleza y por la jugabilidad. Y lo hace en términos, en ocasiones, ciertamente ochenteros. Cojamos Ico, un juego que tras una breve introducción nos pone en la piel de un chaval maldito, aislado en un castillo y con una misteriosa compañera de viaje. Todo lo que deberemos hacer durante esta aventura es resolver puzles y, muy de vez en cuando, luchar contra unas oscuras criaturas. Todo ello sin atisbo alguno de música para amenizar el viaje y ni una miserable barra de vida. El resto del tiempo lo podemos emplear en admirar la arquitectura del lugar y en preguntarnos cómo llegar a esa habitación que vemos a lo lejos o como acceder a un recoveco situado en nuestra misma sala pero al que no podemos acceder directamente. Si esto no le recuerda a nadie a La abadía del crimen, mal vamos.

El espacio, en cambio, pierde importancia en SotC, pero cuando tienes enfrente tuyo a bichos que bien podrían pasar por los titanes de la mitología griega, todo importa más bien poco. Vale, cualquier podría decir que el segundo título del Team Ico apuesta claramente por jugar en las ligas mayores, que lo hace tirando de potencia gráfica (en su momento recordemos que fue un impacto considerable ver una máquina como la PS2 moviendo semejantes elementos en pantalla) y de puesta en escena. Pero si reducimos los elementos de SotC volvemos a estar en las mismas: son mínimos. Un protagonista, su caballo, un escenario enorme, esta vez al aire libre, y una némesis en forma de dieciséis colosos que nos va a dejar con la boca abierta otras tantas veces.

No hay mucho más que rascar en Shadow of the Colossus. Pero es uno de esos juegos que marcan a una generación. ¿Es repetitivo? Mucho. ¿Hay otros títulos que han cogido su propuesta y la hayan superado? Seguramente. Pero en este mundillo la gracia no consiste en tener un motor gráfico de ultimísima generación o una historia del copón. A riesgo de acabar contradiciéndome en futuros análisis, la gracia de este SotC radica en su monotonía y su simpleza. La mecánica es sencilla: viaje por la llanura, monstruo; viaje por la llanura, monstruo y así hasta algo más de una quincena de veces. Pero es una mecánica fascinante en cuanto que cada combate con un coloso se convierte en una experiencia única. Ríete de Theoden llamando a la muerte en los campos del Pelennor: clavar tu espada en la cabeza de un armario empotrado de veintitantos metros (por poner una cifra) mientras éste hace lo imposible por proteger su vida y la banda sonora te recuerda que no vas a hacer más épico en lo que queda de día, es una delicia. Ante semejante panorama no debería importarnos tener que repetirlo una, diez o cien veces. Al final, siempre quieres más.

Y a todo esto, ¿qué aporta el HD? Esencialmente tres cosas. Una: el obligado lavado de cara gráfico al sacar un título para consolas de nueva generación. Dos: descubrir una dupla de juegos imprescindible para todo aquel que no los haya jugado y quiera catar una obra básica de aquellos años en los que Japón aún dominaba el mercado del videojuego. Y tres: a los seguidores del Team Ico les ayudará a hacer un poco más corta la espera de The last guardian.

Eso sí, que nadie espere encontrar añadidos y retoques en ambos juegos. Fumito Ueda, líder del Team Ico, no es un George Lucas cualquiera y lo ha dejado más que claro. Podría haber metido mano a la jugabilidad de ambos títulos pero ha preferido dejarlos tal y como los concibió. Hace bien.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


<< Anterior Siguiente >>